9/22/2006

CHARBEL Y EL "SÍNDROME GUASINTÓN"


Lo conocí a través de un anuncio de esos escritos en un folio con tiras en las que figura el teléfono. Charbel daba clases particulares de árabe; yo tenía 18 años, estaba en primero de Periodismo, quería ser como Pérez Reverte y recorrer el Mundo por lugares en conflicto. Mi profesor de Radio nos dijo el primer día de clase que nos habíamos metido a estudiar esta carrera porque padecíamos el "Síndrome Guasintón", que consistía en que todos queriamos ser enviados especiales en Washington o Nueva York, corresposales de guerra o presentadores del telediario porque nuestra abuela nos había dicho que éramos muy monos y daríamos bien en cámara, aunque todos acabaríamos en un periódico local cobrando 80.000 pelas al mes. Seguramente fue el "Síndrome Guasintón" el que me llevó a llamar a la puerta de Charbel y conocer a aquel maronita libanés admirador de Jalín Jibrán y las mujeres españolas. Cinco años de clases de árabe e infinidad de anécdotas sobre aquel Beirut que tuvo que abandonar cuando aún era la Suiza de Oriente Medio. Cuando su país comenzaba a recuperarse, ha sido destruido de nuevo; él siempre iba y venía, pero nunca se quedaba allí. Yo pensaba que mi "Síndrome Guasintón" había muerto entre los guiones rosas, negros y amarillos de una oficina (redacción) de la tele, pero hoy ha vuelto a golpearme la cabeza. Mañana acompaño a Elena a un Israel más conflictivo que nunca, y es como si todos aquellos sentimientos reaparecieran de nuevo: Las clases de árabe, los libros de Jibrán, las canciones egipcias... Me he alegrado, pero también me entristecido porque de repente me he visto perdido en medio de un desierto en el que no hay nadie, tan sólo Charbel diciéndome con su peculiar acento: "Al final no lo hiciste chaval, te quedaste en casa". Yo me excuso y le digo que escribo guiones para la tele. Él me mira con desdén, se pierde en el desierto con aquel gesto de viejo árabe resabiado y me dice desde una lejana duna: "Laa Matktubuka, yaa, Manu". Sukran, Charbel. ¡Maldito síndrome!

3 comentarios:

ecasual dijo...

El síndrome Guasintón tiene muchas ramificaciones. Ahora lo importante es que tengas un buen viaje y que todo transcurra para tu realización.
Saludos

Lunaria dijo...

A lo largo de nuestra vida, vamos acumulando recuerdos y experiencias vividas que nos hace crecer como persona. Esta que has contado,seguro que es una de ellas.
Un abrazo.

Anónimo dijo...

La carrera de Imagen y Sonido tiene su propio síndrome Guasintón. Cuando entré en la facultad de Ciencias de la Información un profesor preguntó en clase:

"¿Quién quiere trabajar en la radio cuando acabe la carrera?"
De 120 alumnos sólo levantaron la mano 4 o 5

"¿Quién quiere trabajar en televisión?"
Sólo levantaron la mano 2

"¿Y quién quiere trabajar en cine?"
El resto de la clase levantó la mano al unísono.

"Pues que sepáis que si conseguís trabajar en algo relacionado con la carrera, el 90% de vosotros acabará el la tele".

Dicho y hecho. El síndrome del cine.