11/20/2006

CUÉNTAME


La verdad es que las Play Station me encantan, pero al dejar de jugar con ellas recuerdo otros juegos de mi infancia, y también me encantaban. Hacíamos un circuito en la arena para hacer carreras de chapas, a las que les dábamos nombres de ciclistas: Perico Delgado, Marino Lejarreta, José Luis Laguía. También jugábamos a clavar un clavo de hierro en la tierra, donde hacíamos unos cuadros que había que ir superando. También fabricábamos ballestas con pinzas de la ropa, gomas y puntas clavadas en tablones. Nos encantaban los petacos, y los hacíamos en maderas clavando chapas que hacían las veces de timbres y pinzas. Patinetes con rodamientos, teléfonos con yogures... Pero también jugábamos a las maquinitas de marcianos, los comecocos, el Spectrum, y aquellos rupestres vídeojuegos de matar naves, como el Chalellenger Stage, al que casi siempre me ganaba mi amigo Juan en ese bar cutre de barrio en el que pasábamos las tardes muertas hablando de las primeras chicas de nuestra vida, aquellas que no nos hacían ni puñetero caso.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Joder, y lo piensas y te das cuenta de que sobrevivimos sin tanta chorrada de seguridad... Me explico: anda que no estarían oxidados ni nada los clavos de las ballestas, anda que no se dieron martillazos en las manos mis hermanos haciéndose los petacos, por no hablar de esas maderas astilladas, o de los "gomazos" que nos dábamos con las gomas de los cartones de huevos que servían divinamente para hacer el flipper...
En el spectrum me he dejado yo mis buenas horas, con los ojos como platos. Recuerdo una tarde con uno de mis primeros novios... Sólo había un joystick para los dos, había que ser muy hábil para pasar las pruebas de los Juegos Olímpicos. Estábamos en una mesa camilla y... ¡Mira, debajo de las faldas de la mesa encontré otro joystick pa mi solita!
Sólo tenía 18 años, pero gané la "bola extra", jajajajja

Anónimo dijo...

Joder, qué recuerdos. Las chapas, los charcos, las canicas (y los bolones), los partidos de basket en el Scio (que ya no existe), las primeras cañas en el Collados (con pincho de bravas), cambiar el mundo, Lanzarote, huevos fritos con chorizo para desayunar, la primera (y única) canción fracasada (Suspiros de mi almohada), las pipas con conversación eterna incluida... Coño, cómo devora el tiempo.
www.blognomelocreo.com

Anónimo dijo...

hijo, pareces un capítulo del cuéntame.

Anónimo dijo...

Es esta nostalgia perra... Es que manuespada y yo somos ya muy mayores, seguro que tú ni habías nacido antes de estas batallitas, chiquitín
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Eulalia dijo...

Parece ser que se demuestra que el otoño es proclive a la nostalgia...
Un beso.

Manu Espada dijo...

Hook, que somos más jóvenes que el Carlitos ése de la serie, no fastidies...

Anónimo dijo...

Suena genial... una pena que yo sea de la época de la play station... como consuelo me queda que de pequeña jugaba con mi madre a "los cromos de la palma". Por otra parte, en mi colegio había un día en lo que se llamaba la "semana cultural" que se hacían juegos tipo las canicas, chapas, comba, tabas otros típicos de donde yo soy... una pena que la play haya sustituido a todo eso... somos la llamada "cultura de la habitación" pero hay una pequeña parte que nos resistimos al movimiento play station.

Dulcinea dijo...

AYsssssssss MArino Lejarreta....vaya tela¡¡, mi hermano y yo jugabamos a ser "ellos" y me entrenaba...impresionante....No teníamos consolas, ni plays ni móviles...pero es que...tampoco lo echábamos de menos...como andábamos entrenando...jeje. ;)

Dulcinea dijo...

ahhhh que sí, que a pesar de todo somos más jóvenes que el Carlitos de la serie...sí...

;?)