10/06/2006

RUBIA


Hoy he soñado que la rubia volvía tras abandonarme aquella nochevieja, y durante un fugaz momento me ha parecido revivir una época de felicidad: Me tomé con ella un café en una terracita del centro: 20 duros. Un helado de Frigo: 25 pesetas. Un cine: una moneda de 500 pelas, y he sacado 1.000 duros del cajero y no 50 euros. Luego he despertado y la rubia me había abandonado presa de un ataque de celos, me vio de la mano con la otra. De repente todo era más caro. He tenido la sensación de que alguien me estaba timando, así que salí a buscar a la vieja rubia, pero al aparcar frente a la casa de la moneda, vi que era zona verde, ¡y no tenía 2 euros con 80! ¡Multazo! Sé que no volverás jamás, por eso, ¡rubia, quiero olvidarte!

2 comentarios:

Lunaria dijo...

No tenemos más remedio que acostumbrarnos a vivir con el euro. La rubia, ya pasó a la historia, pero es cierto que con ella se podían comprar más cosas que ahora.

Jose M. Sánchez "Daze" dijo...

Yo sí la echo de menos en muchas ocasiones. Muchas, muchas. Sobre todo cuando te das cuenta que con cinco euros no vas a ningún lado. Yo, que todavía soy joven, recuerdo aquella dorada y escamoteada chapa de quinietas pesetas. Cuando caía sobre mí me sentía nacer de nuevo. Ir al cine, comer palomitas y pagar el bus. ¿Qué más se puede pedir?