6/23/2006

BAÑO DE FUEGO


La Iglesia Católica, en su empeño de sacralizar todo lo pagano, le tuvo que poner el nombre de un santo a la fiesta del solsticio de verano para quedarse con ella: San Juan. Desde pequeño soy bastante pirómano, así que pocas cosas me atraen tanto como el fuego y aquellas hogueras que construíamos de críos en Rentería. Las alimentábamos con muebles viejos que íbamos pidiendo por las casas, kilos de periódicos almacenados durante todo el año y cajas de melocotones de los ultramarinos. Lo mejor, el muñeco en lo alto de la pira y los manguerazos de agua al saltar las brasas. No suelo tragarme eso de las creencias populares, pero dicen que si madrugas el 24 de junio no volverás a pasar sueño el resto del año, y levantándome todos los días a las 6 quizás haga un esfuerzo, sólo quizás, así que volveré a tener sueño todo el santo año. Es una pena que en Madrid no haya playa, porque dicen que meterse en el mar de espaldas mirando la luna y totalmente desnudo, proporciona a quien lo haga la capacidad de obrar prodigios. Quizá sea la razón por la que Eduardo Mendoza considera a Barcelona "La ciudad de los prodigios". Por la playa, siempre la playa... Mendoza, te deseo buen baño en el paseo marítico para que conserves la chispa de tu prodigiosa escritura.

1 comentario:

Juan Enrique Vicuña dijo...

Qué increíble cómo se "cristianizan" fiestas páganas, lo mismo podría estar pasando hoy en día con el fenómeno de Halloween, una fiesta pagana que se está imponiendo en nuestra cultura. Saludos.