12/17/2009

EL ESPEJO

No reconocí al hombre que tenía frente al espejo. Me quité las vendas cuidadosamente, como un pintor cuando retira la tela que cubre su obra maestra. Me habían operado para eliminar las horribles cicatrices de nacimiento que me produjo aquel parto tan traumático. Estaba guapo. Impresionante. Incluso me habían hecho un hoyito en la barbilla, a lo Kirk Douglas. Mi hija entró en la habitación entusiasmada. “¡Papá!”, gritó. Cuando me giré hacia la niña, se quedó perpleja. “¿Te gusta mi nueva cara?”, pregunté. Reconoció mi voz y rompió a llorar. Quise consolarla, pero salió corriendo. “¿Tú quién eres?”, gimió antes de salir de la habitación. Miré mi nuevo rostro fijamente, rompí el espejo de un puñetazo y cogí el trozo más afilado.

19 comentarios:

humo dijo...

Mi hijo, con cuatro años más o menos, se echó a llorar el día que su padre se afeitó la barba y le fue a buscar al colegio sin avisarle...
Bien traído.
Bien tratado.
Bien acabado.

BB dijo...

Nada como la imagen cotidiana,
segura, confiable...
Me ha encantado, Manu.
Un beso
BB

Celsa Muñiz dijo...

Pobre Andreita, el susto que le habrá pegado la Esteban.
;)
Tremendo. Tu relato, digo.

Belén dijo...

Tendría que haber preguntado antes....

Besicos

Raúl dijo...

Creo que Sinuosa ha acertado en cuanto a la razón que ha motivación el micro. Sonrío.

Margaret dijo...

muy bueno!
Me ha venido en mente una noticia que leí hace años: una inglesa que gastaba toda su dinero para operarse y parecerse a Nefertiti. Llevaba más de 100 operaciones y el resultado era inquietante por llamarlo de alguna manera.

Anónimo dijo...

Algunos de tus micros deberían llevar:
n.a.p.t.p
No apto para todos los públicos, me desconcierto al final y se me pone cara de aluciná.

Anónimo dijo...

Me gusta este micro, de verdad de la buena.
Encima has utilizado la frase con la que diste pie a la edición de este año de Relatos en Cadena y no te has ido por lo obvio o fácil.

Empieza como era de esperar y luego le das un giro pero sin enganñar sin final sorpresa tramposo.
Un saludo.
R.A.

Manu Espada dijo...

Gracias RA, me compré el libro que me dijiste, el de Merino, está muy, muy bien ;)

Manu Espada dijo...

Humo, a mí me hubiera pasado lo mismo si mi padre se hubiera dejado barba.

Querida BB, lo cotidiano a veces es lo más terrorífico, sin duda.

Sinuosa, Raúl, me cuesta un poco reconocerlo porque para muchos el micro puede perder todo el interés, pero habéis dado en el clavo, la inspiración para este relato ha sido... (redoble) ¡Belén Esteban! (Grito de espanto). Y lo digo en serio. Pensé que para su hija tenía que ser horrible que saliera una madre por la mañana y llegara otra diferente por la tarde, con cara de fina y la misma voz de verdulera. Dramático.

Belén, a lo mejor preguntó, quién sabe, quién sabe, pero los resultados no respondieron a las expectativas.

Margaret, me acuerdo de esa noticia, lo que pasa es que ese tipo de operaciones me parecen una caricatura, por eso opté en el relato por una corrección estética por defecto físico. A un compañero que tuve de pequeño le redujeron las orejas por el complejo que tenía.

Mita, a ver si alguien toma nota según están las cosas en Internet y luego voy a tener que poner ese aviso en el blog.

Odiseo de Saturnalia dijo...

¿Y ahora cómo me quito yo la barba?

LA CASA ENCENDIDA dijo...

Precioso este relato. Me encanta y los dos con ese comienzo, hicimos cosas parecidas.
Besicos muchos guapo.

Lola Sanabria dijo...

No acabo de entender por qué a la gente le da por desfigurarse con un bisturí.

Buen micro, Manu.

Un achuchón fuerte que hace un frío que pela.

Elena Casero dijo...

En mi casa sucedió algo parecido ... con la barba de mi marido, no se la ha vuelto a quitar.

El relato muy bueno. Me gustan tanto ....

Un abrazo,Manu

pepa mas gisbert dijo...

Nos podemos acostumbrar facilmente a los cambios físicos nuestros y de los demás precisamente porque lo demás, para bien y para mal, no cambia.

Un abrazo

Sue dijo...

Este post es en honor a cierta ex pareja de torero a la que tratan como a la princesa de Saba?... no recuerdo su nombre... y no será porque no lo repiten. Y da igual que no veas la tele, en el autobús también lo dicen, y tus amigas en las cenas... está en boca de todos esa infeliz.
Algunos la admiran por su "arrojo" (yo lo llamaría mala educación) y otros simplemente porque gana mucha pasta (la simpleza elevada al cubo admirar a alguien por eso), pero todos opinan y hasta creo que se hacen programas enteros hablando de ella.

El mundo, o este país, no tiene arreglo. Somos una raza fallida.

En cualquier caso, tu relato está muy bien. Me ha dado qué pensar fijate... ¿es la cara el espejo del alma o es al revés?

Palabrasalbapor dijo...

A veces nuestras expectativas no son las mismas que las de los demás.

Besos

Manu Espada dijo...

Sue, este post no es en honor de esa señorite del torero,lo que faltaba, simplemente su foto me dio que pensar sobre los cambios físicos, sin más, y salió este micro. Por lo demás, Jao, totalmente de acuerdo. A lo mejor otro día me inspira un asesino, como le pasó a Capote y a todo el mundo le parece bien.

leo dijo...

Me ha gustado mucho el relato. Dicen que es lo que le pasó a Martin Bormann, el nazi, ¿no? se operó para esquivar a la justicia y se volvió loco, cuenta la leyenda, al no reconocer su rostro.
Bravo.