4/21/2008

TÍBET Y EL PODER NEGRO






Recuerdo las olimpíadas de Los Ángeles y de Moscú como de las más aburridas de la Historia por culpa del boicot mutuo que provocó a Guerra Fría. Lo más destacable, la figura de Carl Lewis volando sobre la pista en cuatro especialidades (aparte del hombre volador de la inauguración, aquel que tenía un aparato volador como el de los superhéroes). Por aquella época ya hacía atletismo y el sueño de todos nosotros era ir algún día a las olimpíadas. Años después vino Barcelona 92 con la flecha en llamas, Atlanta y demás, pero nunca lo conseguimos. Tras horas y horas de entrenamiento y miles de kilómetros en sus piernas, nuestro entrenador (el salmantino Honorato Hernández) sí corrió las maratones de los Ángales y Seúl, pero lamentablemente se quedó por el camino. Ahora que la llama olímpica ha puesto tan de moda el tema del Tíbet me pregunto cuánto tardará en olvidarse este asunto. Miles de tibetanos se tuvieron que exiliar al extranjero tras la invasión china. Este verano pude charlar con algunos de ellos en La India, y sobre todo, en Nepal, donde hay una gran comunidad de budistas tibetanos, caracterizados con su túnica roja. El posible boicot a China me ha hecho recordar una imagen: La de las olimpíadas del 68 en México. Estuvieron marcadas por el asesinato de Martin Luther King, que impresionó a los deportistas negros del equipo norteamericano. Cuando subían al podio se negaban a mirar la bandera de su país cada vez que subían a recoger una medalla. La imagen del ‘Poder Negro’, reflejada en los atletas que sobre el podio elevaron su puño cubierto por un guante de color negro, ha pasado a formar parte de la historia olímpica. Los velocistas Tommie Smith y John Carlos fueron los primeros en realizar este gesto, por lo que fueron expulsados del equipo norteamericano. A pesar de ello, el resto de los deportistas negros de EE.UU. no se dejó amedrentar y buena parte de ellos repitieron esta actuación. Este imagen del poder negro hace que me cuestione si el boicot beneficia a los tibetanos en algo, y si perjudica a los cientos de atletas que han estado durante cuatro años dejándose la piel en la carretera, en la piscina o en el tatami. ¿No sería mejor que los atletas cumplieran su sueño, y no sería mucho más efectivo que los ganadores se envolvieran en el podio con la bandera tibetana frente a 5.000 millones de espectadores, mucho mejor que, simplemente, no ir a China? Es más, ¿sirve de algo que los políticos fastidien a los atletas mientras sus países siguen haciendo negocios millonarios con China?

10 comentarios:

Alberto López Cordero dijo...

La leyenda de Carl Lewis sería aún más grande si con 19 añitos hubiese podido participar en las olimpidas de Moscú, pero la guerra fría lo impidió. Es lo de siempre, mucha solidaridad para algunas cosas pero hacemos la vista gorda en temas monetarios. Mierda de sistema.

Susana Peiró dijo...

Muy buen relato Manu!

Ante circunstancias como ésta es difícil olvidar cómo y de qué manera somos subestimados, aquellos que no somos políticos ni participamos de los grandes negocios...nos tratan como a niños de cinco años ó menos.

Y una vez más el sacrificio enorme de los deportistas, cae en el saco sin fondo del mezquino sistema.

Valoro mucho esta publicación tuya, querido amigo!

Belén dijo...

Bueno, yo creo que los juegos ya fueron equivocación desde el principio dárselo a China, porque yo no soy experta en política internacional y si lo sabía así que...

Ojalá vayan los atletas y al menos veamos como se lucha limpiamente (creo...)

Besos

Mamen dijo...

Tu última pregunta es la clave de la historia. Queramos o no China es un gigante económico que ofrece unas posibilidades infinitas con respecto al resto de países donde se puede invertir (sobre todo en producción, por la forma de ser que tienen).

Estoy contigo en que los deportistas deberían acudir y pasear sus banderas. La gran fiesta del deporte debería estar al margen de estos politiqueos de barra de bar donde priman los intereses económicos.
Y vaya por delante mi solidaridad con el pueblo tibetano.

Besos, Manu,
Lula.

DIÓGENES dijo...

Cuando le dieron las olimpiadas a China, ya existía el Tibet y su problema.

¿Dónde estaban los medios cuando se seleccionó este país?

Ahora, ya.. no.

No se puede jugar con el deporte, ni con los deportistas, ni con su sueño, ni les podemos implicar en la política de los que no son capaces de hacerla por si solos e involucran al deporte.

Antes, antes había que haber criticado, prohibido las olimpiadas, obligado a una u otra acción, pero ¿ahora?

¿Qué harán esta panda de políticos hipócritas cuando terminen las olimpiadas? ¿Se acordarán del Tibet o seguirán haciendo negocios con el gigante macroeconómico?

Herodes Antipas dijo...

Como dice una blogera más abajo, yo también parto de la base que no se debían haber otorgado las Olimpiiadas de China. De ahí, a lo que estamos padeciendo, todo es uno, más lo que queda por ver, que seguramente no será agradable.
Enhorabuena por su blog. Es la primera vez que lo visito y le aseguro que no será la última. Le enlazo al mio.
Un saludo.

Tormenta. dijo...

Buena publicación si señor!

Pco que añadir que no se dijera... ayy ese poder..uiui..

Besos!.

Anónimo dijo...

Para mí no hay duda. Creo que no debe mezclarse el deporte con la política.

A pesar de estar en contra de cualquier tipo de dictadura sea del signo que sea, creo que hay otras maneras de protestar contra el régimen chino.

nos vemos

Benjuí dijo...

Yo creo que el deporte de élite está desde siempre mezclado con la política, y que los señores del COI no son inocentes.
Ninguno de nosotros somos inocentes respecto a pueblos y personas oprimidas, para qué engañarnos.

Froiliuba dijo...

Ya sabemos todos que el "aparenteo" la foto y el quejarse cuando queda bien, es cosa de políticos ¿ realmente piensas que a ellos les importa la llama olímpica y los sacrificios de las personas durante cuatro años para conseguir un sueño? para ellos esto de las olimpiadas es un negocio más, un mover ficha en el ajedrez político de cara a la galería.
Por detrás los negocios y las particiones siguen... Si Tibet de repente descubriera una enorrrme bolsa de petroleo en sus tierras... a ver que pasaba entonces.

besos Manu, veremos lo que nos dejen, como siempre.