4/17/2008

EL TÚNEL DEL TIEMPO









Tras diez años después de acabar la carrera y quince después de comenzarla, la sensación de volver a mi universidad fue muy extraña. Han sacado las aulas de la vieja Clerecía (con aquellas pesadas puertas de madera) y han construido un edificio de "oxidación provocada", una especie de Guggemheim de mentira muy marrón, como la hermana de Penélope Cruz (igual de marrón, que dice Alfonso). Tras casi un año sin vernos y después de más de dos horas de viaje, Ella y yo llegábamos a Salamanca y nos sometíamos nerviosos al juicio de los alumnos a las siete de la tarde en el auditorio. Fue una especie de viaje en el tiempo. Hace quince años me sentaba en la butaca a escuchar cómo Arturo Pérez Reverte y Márquez nos contaban sus peripecias bélicas en Bosnia-Herzegovina, cosas de torniquetes, muertos en la cola del pan y tíos duros que no podían llorar por si manchaban el objetivo de la cámara betacam. Teníamos 18 años. Entonces queríamos ser corresponsales de guerra o enviados especiales en Washington. Era lo que un profesor denominaba "El síndrome Guasintón". Ahora ellos escuchaban con atención nuestras palabras. Fue una experiencia adrenalítica al principio, por eso de estar al otro lado. ¿Leemos o hablamos? ¿Comentamos o analizamos? "Pues Espido Freide no leyó ningún folio y se los metió en el bolsillo, acabaron encantados", nos dijo Asun. Y Juan repetía, "como leáis os envío al potro de tortura que tiene Rouco Valera en el sótano (interpretación libre y personal de las amenazas. Ella descubrió que lo de la hoguera era sólo una leyenda urbana, incluso descubrió a una brillante fan de su blog antes de comenzar)". Joder, ¿qué hacemos, Ella? Si les soltamos un rollo académico se van a aburrir. ¡Terror escénico! En seguida nos relajamos, y finalmente no leímos. Charlamos. Lo mejor fue ver las caras de atención que ponían a nuestras historias. En la rueda de preguntas tampoco se ahorraron las preguntas críticas, igual que hacíamos nosotros hace quince años para poner contra las cuerdas a los invitados. Pero todo resultó perfecto gracias a Juan y a Asunción. Como dato curioso y revelador, Ella y su orgía perpetua les intimidó tanto con su libro y su blog orgiástico que tan sólo le hicieron preguntas las chicas. Los chicos no se atrevieron a pronunciar en público la palabra orgía (recordemos el potro de tortura que Rouco tiene en el sótano para los chicos malos). Eso sí, preguntaron por "Muchachada Nui", como diciendo, a ver si este guionista viejuno (para un chaval de 18 uno de 33 es un viejuno) está en el mundo, así que tuve que demostrar que me sabía la canción "con las rodillas in the guanter, my mother", un hit muy celebrado a primera hora de la mañana en la redacción. Al finalizar la charla, los más tímidos se acercaron a preguntarnos algunas dudas técnicas, y ciertos cotilleos irreproducibles. Y tras diez años me reencontré con María y con Loreto, y Tomás dejó por un día sus colaboraciones televisivas con Iker Jiménez y vino a saludarnos. A mis viejos amigos (¿o viejunos?), y a los alumnos, gracias por la acogida. Dentro de quince años serán ellos los que hablen de su experiencia, y nosotros estaremos entre el público tomando soja para evitar la "oxidación provocada".

11 comentarios:

Belén dijo...

Jo, que chulo eso de volver no?

Te los ganaste seguro hombre de dios, no hay mas que leerte ;)

Besicos

Susana Peiró dijo...

Qué linda anécdota Manu!

De verdad no te imagino oxidado en el futuro, y sí con la misma vitalidad, "polenta", gracia e inteligencia...potenciados!

Abrazote Amigo!

Anónimo dijo...

Gracias por el regalo, Manu. Me guardo la crónica en el disco duro del ordenador (con tu permiso) y del corazón (sin permiso alguno). Como el hogar virtual de Ella sigue en su merecido estado de hivernación, te pido, por favor, que me permitas enviar desde tu casa a Juan, Asun, Gloria, María y Clara (la lectora imprevista de un blog bacanalesco)todo el cariño que merecen, que no es otro que el recibido multiplicado por mil.

Un beso fuerte para ti, querido Manu,

Ana

Tormenta. dijo...

Ay que de sensaciones volver a los recuerdos del pasado eh...

Es una sensación tan rara..
Besos guapo!.

Unmasked (sin caretas) dijo...

Bella historia tuya.

Lo mejor de todo, es que queda inmortalizada para siempre aqui.

De oxidados noada!

:)

que lindo es volver aqui

Petra

Manu Espada dijo...

Belén, fue un día muy chulo, la verdad es que si.

Susana, gracias, me compraré unas cremas de esas antioxidantes con baba de caracol para rehacer mi cáscara.

Tormenta, volver a los recuerdos del pasado y ver las caras de antaño fue extraño, pero gratificante.

Petra, esperemos que la oxidaxión llegue muy tarde.

Y querida Ana, qué decirte, esta es tu casa, siempre. Un beso.

DIÓGENES dijo...

Es extraña la sensación de vértigo que tiene el tiempo.

Todos nos hemos imaginado un lugar en un futuro, pero cuando te encuentras en él, el efecto del tiempo es inapelable.

Ana Ortiz dijo...

Este año empecé una experiencia del "otro lado", acá antes de ser profesor podes trabajar con una cátedra como adscripta y es raro tb. Porque soy tambiéne estudiante en la misma facultad.
Qué buen regreso.
¿Sobre qué fue la charla?

Manu Espada dijo...

Diógenes, me gusta la idea esa de encontrarte de repente en el futuro, es lo que pasó, el tiempo es una cosa que siempre me ha obsesionado.

Ana, yo hablé de Literatura y Televisión y Ella de Literatura y Blogs.

María dijo...

Qué experiencia viviste, para volverla a recordar dentro de quince años.

Saludos.

hombredebarro dijo...

Eres un chaval. Yo acabé la carrera hace 20 años, joder. ¿O no la acabé? Supongo que sí.
El tiempo lo que tiene es un embudo, coñ...