Excálibur sigue oxidada en la roca esperando a que alguien se decida a sacarla, pero la gente pasa de largo...
3/15/2007
¡SILENCIO, SILENCIO HE DICHO!
Cuenta Carlos que se tuvo que disfrazar de mujer para interpretar a una de las hijas de Bernarda Alba, igual que el resto de los actores, cuando estudiaba la carrera. Ayer pudo ver a una de sus viejas compañeras de aula sobre el escenario. Cuenta Carlos que Lorca dedicó a su madre la obra entre líneas, porque el orden de aparición de las hijas forma una dedicatoria oculta.
Angustias
Magdalena
Amelia
Martirio
Adela
Decía Carlos que de esta forma sutil había dedicado la obra a su madre, Doña Vicenta, su maestra. Parece increíble que un mago del lenguaje no le expresara en persona lo que le pasaba por dentro. Porque nadie como Lorca creando frases tan sonoras que se pueden mascar, saborear como si fuesen alimento. Así que ayer David nos invitó a Carlos y a mí a pegarnos un festín. Al principio, la gente de las butacas no callaba, y algunos pedían silencio. Cuando Lorca iba a recitar un poema de Neruda, madó callar a sus amigos, y para ello utilizó esta frase que luego incluyó en "La Casa de Bernarda Alba", obra que escribió dos meses antes de ser asesinado en una cuneta. El libretro acaba con las palabras de Bernarda: "Y no quiero llantos. La muerte hay que mirarla cara a cara. ¡Silencio! Nos hundiremos en un mar de luto. ¿Me habéis oído? ¡Silencio, silencio he dicho! ¡Silencio!". Y cuando cayó el telón tapando la impresionante voz de la actriz de pelo blanco, todo quedó en silencio. En dos segundos, el público se abrasó la palma de las manos mientras aplaudían. En silencio.
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7 comentarios:
Qué razón tienes: las frases de Lorca son comestibles, sudables, llorables... Todo tiene que ir acompañado de uno u otro fluido, todo sale de dentro.
Como disfrutaste. Te envidio.
El coro Ad Libitum de Mérida adaptó los nocturnos de Lorca de una manera magistral...en esa ocasión el silencio fué respetado por todos los allí presentes de una manera sobrecogedora.
Impresionante. Muy bella historia. "A la muerte hay que mirarla cara a cara"... la pucha che, que tenía razón...
Es impresionante la manera que tuvo Lorca de hablar de la muerte, de abordarla en sus poemas, en su teatro... Y de como la muy puta le robó a traición los minutos de sueño que aún le quedaban...
Sin duda, silencio para los muertos... Calma
Ain.
Que crees que pensaría Lorca cuando dos meses después de haber puesto punto final a su obra, escuchó de manos de un Gobernador Civil las mismas palabras. Silecio, silencio he dicho! Su Bernarda Alba, su Granada natal y tierra madre, le mando a callar, y para siempre.
Pues sí, David, lo que habría escrito este hombre con unos años más de vida. Qué lástima.
Se me han parado los pelos leyendo esta historia.
Ya me imaginaba las voces, el pùblico, las cortinas.
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