3/22/2007

LA FÓRMULA DE LA FELICIDAD


Decía el americano Benjamín Franklin (inventor del pararrayos, entre otras cosas) que la felicidad humana generalmente no se logra con grandes golpes de suerte, que pueden ocurrir pocas veces, sino con pequeñas cosas que ocurren todos los días. Pero prefiero al filósofo español Aranguren, que más o menos venía a decir lo mismo pero más claro: aseguraba que la felicidad absoluta es la de los gilipollas o los tontos, porque nadie puede ser feliz las 24 horas del día (salvo algunas misses). Así que la Felicidad está compuesta de pequeños momentos bastante efímeros. El resto del día puede ser plano, ni bueno, ni malo. Pues hoy me ha pasado una de esas pequeñas cosas que te dan la felicidad por un instante. He dormido del tirón. Así que hoy cambio la siesta por un festival de cortos en “La casa encendida”. Y a la salida, unas cañas por Lavapiés con gente a la que quiero. ¿Se puede pedir más? Sí, pero no hay que ser tan gilipollas o tonto como para que Aranguren te lo pudiera echar en cara.

PD: Incluso puede que David pille si le sale bien la cita a ciegas con la azafata. ¡Eso sí que le pondría cara de felicidad!

3 comentarios:

Alicia dijo...

Yo creo en una frase muy tonta que oí una vez: "la felicidad no es una estación de llegada sino un modo de viajar"

Se es feliz por momentos, no es un estado que se asienta... así como todo.

Anónimo dijo...

Coño, después de lo que pasa por ahí parece que le da vergüenza a uno eso de ser feliz. ¿Azafata? ¿Zumo de naranja? Eso tendrás que contármelo con detalles

Lunaria dijo...

Con los golpes que da la visa, va uno aprendiendo que la felicidad hay que exprimirma como a una naranja cuando aparece porque cuando menos te lo espera, ya se fue.
Yo tengo la suerte de disfrutar con muchos de esos pequeños detalles que quiza para otros son una tontería, pero que a mí me hacen muy feliz.