3/26/2007

PANTALLA GRANDE


Cuando era un enano (es un decir, claro, siempre he sido un largo) hacía cola para entrar en el cine de Pontika, el barrio de Rentería en el que me crié. Casi todo eran pelis de Bub Spenser y de Clint Easwood, "el bueno, el feo y el malo", tiros, tortas, patadas, espadas y demás. Los niños imitábamos luego todo: Si era una de kárate hacíamos llaves, si era del oeste, pegábamos tiros, y si era de espadachines nos batíamos en duelo a lo Alatriste. Las sillas eran bancos de madera viejos que había donado la iglesia, taburetes roídos por la carcoma y el proyector estaba en medio del local, así que veías al tío que cambiaba los rollos de película entre los abucheos del personal, que le tiraba gusanitos y kikos hasta que la luz volvía a apagarse. De esto hace mucho, pero este domingo he vuelto al cine con aquella misma ilusión, al festival de cortos Móstoles, un cine gigante y lleno hasta la bandera; y en cartel no estaba Bad Spenser, sino unos amigos que interpretaban frases que les había escrito en un guión que surgió de una conversación con unas cañas. 17 minutos de peli, de nervios, de emoción, de ilusión, de esgrima, de trajes del siglo XVII, de mercenarios, de poetas. Y no sé por qué, me acordé de aquel viejo cine de barrio en el que hacía cola con 5 duros en la mano. Y me imaginé a un niño batiéndose en duelo a las puertas del cine tras ver la película. Emocionante. Enhorabuena a todo el equipo de "El Tercer Día". Ha sido maravilloso.

2 comentarios:

Alicia dijo...

Pero estuvieron en tu imaginación, te sentiste un niño, otra vez, y te imaginaste otros disfrutando como vos lo hacías... esas nostalgia son la belleza en sí misma.
Saludos.

Anónimo dijo...

Pero... ¡¡¿cuándo vamos a verla?!! Ya, ya sé que hay que esperar, pero... ¡¡¡¿cuánto?!!