3/21/2016

DE INSULTOS Y REFUGIADOS

Dice mi amigo el poeta Jorge Arbenz que hay dos insultos habituales que, salvando las debidas distancias entre uno y otro, ha desterrado para siempre: El primero es "hija/o de puta", un insulto cargado de prejuicios y violencia verbal machista que usan muchos hombres, y por desgracia, unas cuantas mujeres que hacen un flaco favor a tantos años de lucha que se carga de un plumazo un insulto de este tipo. El segundo insulto que Jorge no usa es "perro", porque cada vez tiene más clara la superioridad moral de los perros respecto a los humanos. "Humano", en cambio, sí le parece un auténtico insulto grave. Quién tenga dudas puede preguntar a los sirios, por ejemplo. Con motivo de la celebración del pasado Día del Padre, quería acordarme de los que no tienen mucho que celebrar, y para muestra, la foto de esta entrada.

3 comentarios:

Lola Sanabria dijo...

Da grima y terror ver a los dirigentes europeos y mundiales en los medios. Cada vez que se juntan perpetran unos cuantos delitos.

Un abrazo solidario, Manu.

Unknown dijo...

Me ha gustado la reflexión, bonita foto. Es triste que se mire hacia otro lado, estoy de acuerdo. He escrito algo también sobre el éxodo que se está llevando a cabo. Si quieres echa un vistazo a lo que he escrito. Un saludo.
http://microrrelatados.blogspot.com.es/2016/03/sin-rumbo-fijo.html

Guillermo Castillo dijo...

Don Manuel, por aquí, un país llamado Colombia es común escuchar entre los jóvenes (no todos, desde luego) califictivos de "Marica"y "Perra". Términos que van en contra de natura, pero que al llamárseles para el correctivo, los maestros quedamos en ridículo porque para ellos y ellas es un asunto normal, de informalidad. Los insultos parecen no hacerles daños y de porque es parte de su forma de ser y de expresarse.

El otro día uno de mis hijos, antes de salir, me pidió permiso como es costumbre en mi casa; en la de su amigo, eso no se hace porque es ridículo.Pero más extrañeza le causó a ese joven que despidiera a mi hijo de 22 años con un beso en la mejilla.

La poesía no existe para ellos, sólo lo aberrante.

Si eso es entre vecinos, ¡cómo serán los términos desobligantes para los millones de refugiados en todo el mundo?

Muchas gracias, por alentar estas reflexiones.