2/03/2012

¡OH, LA BELLEZA, CABRONES!


¿Crónico? Al parecer lo mío era incurable. No había tratamiento posible para el síndrome de Tourette. Los insultos y las palabras malsonantes me acompañarían el resto de mi vida. Salí del puto terapeuta jodido y cabizbajo. Miré hacia arriba y comenzó a llover. Unas gotas finas se posaron sobre mis manos como si fueran colibríes, y en cuestión de segundos, engordaron hasta convertirse en goterones mórbidos, como palomas obesas. Me subí el cuello del abrigo y metí las manos en los bolsillos. El jodido aguacero me caló hasta el tuétano, pero permanecí allí, inmóvil, en mitad de esa mierda de calle, bajo la puta tormenta. La ciudad se llenó de una especie de vapor que formaba un manto pegajoso. El agua de los cojones golpeaba con tanta fuerza el suelo, que las salpicaduras llegaban hasta los techos de los apestosos soportales. Abrí los brazos en cruz y miré hacia arriba. Mis lágrimas se fundieron con el agua que caía del cielo. El pelo, mojado, me cubría el rostro hasta la barbilla, como si fueran hilillos de mierda. ¡Oh, las tormentas, el olor a tierra mojada! Belleza, inmunda y fétida. ¡Belleza! Las tempestades son poesía. Cuando se me llenó la boca de agua cerré los ojos con todas mis fuerzas e intenté insultar a todos los hijos de puta que me miraban desde las ventanas. Y lloré lágrimas finas como trocitos de hilo trasparente. “Tiene usted también el síndrome de Stendhal”, diagnosticó mi terapeuta. Al parecer, la puta belleza es incurable. ¡Crónica! 

21 comentarios:

David Moreno dijo...

He ahí la incongruencia de los síndromes.

Un saludo indio (sin malsonancias)

AGUS dijo...

La imagen del hombre calado hasta los huesos insultando a los voyeurs a diestro y siniestro es brutal. Y la filigrana de comenzar y acabar con la misma palabra, y pasar de la duda a la afirmación categórica también. En medio, la historia de un hombre genuino, auténtico, y su victoria. Buen fin de semana.

Abrazos.

Arte Pun dijo...

Hola Manu.
En el texto, has conseguido una belleza que pasa por encima de todos los insultos sin inmutarse, como la tempestad, desagarradora, haciendo latir fuerte al corazón, como la poesía.
La conjunción de síndromes, perfectamente plasmada en el título. Genial.

Gracias, abrazos.

Anónimo dijo...

Un texto de una belleza cabronamente poética.
:)
Besos

Raúl dijo...

Estás para el arrastre.
Me gustó. Podías haber cometido el exceso de poner en su boca más insultos, pero te contuviste, lo que le da credibilidad a la historia.

manuespada dijo...

Raúl, creo que lo que planteas, la contención, es fundamental en este tipo de textos para que sean verosímiles y sobre todo para que no caigan en el exceso del chiste o el sketch paródico. Gracias a todos por pasaros.

Nicolás Jarque dijo...

Manu, "es un jodido texto que es de puta madre". No conocía este sindrome, aunque si a sospechosos de sufrirlo. Imaginar al tipo bajo la lluvia, regodeándose de la misma e insultando al ser observado, es muy literaria y cinematográfica.

Un abrazo.

Pedro Peinado dijo...

Joder, qué bueno. En el preciso límite. Como la vida misma.

Abrazos!!

manuespada dijo...

Nicolás, se trata de un síndrome real, es muy jodido, ya que se trata del único trastorno obsesivo compulsivo que no tiene cura, y la gente que lo padece no puede tener una vida normal, imagínate insultar al jefe o al vecino. ¿Recuerdas a Jack Nicholson en "Mejor Imposible"? Este personaje tenía varios TOCs, aunque no llegaba al Tourette.

Anita Dinamita dijo...

Tiene que ser difícil vivir en el límite entre la belleza y el insulto, todo el día.
Esta imagen es imborrable, yo también me he quedado calándome bajo un aguacero con los brazos abiertos mirando hacia arriba, pero solo disfutaba de la belleza.
Un abrazo

Xesc dijo...

Gracias por este regalo. Del síndrome de Tourette al síndrome de Stendhal en una tormenta crónica. Buena conjunción para un micro redondo. Difícil convivencia para el protagonista.
Grande.

Saludos

Juan Ojeda dijo...

Una aparente contradicción entre dos síndromes que se miran a los ojos de frente; me encantó el micro, no sólo por su forma de ejecutar (en este punto coincido totalmente con Raúl) sino también por el mensaje detrás (según mi visión, por supuesto),,, que la belleza no deja de ser una construcción abstracta; no depende del tipo de palabras, los colores, los olores... quizás belleza sea esas cosas indefinibles pero cercanas a la conmoción, el equilibrio y lo genuino (por eso, indefinibles),

Muchas gracias, saludos desde Argentina.

Mei Morán dijo...

Manu, me gustó que supiste recoger el paso de una situación de estrés en el que personas con esta afección no pueden frenar tics y expresiones soeces, al de la contemplación de la belleza, y la paz, que les provoca una tregua en esa actitud incontrolada. Me parece muy bien observado.
Un saludo

Lola Sanabria dijo...

Me encantó, Manu. Es una belleza y no te conocía en este registro poético.
En mi centro había un usuario con este síndrome. Era mi ojito derecho. Lo echo de menos.

Par de abrazos.

Mar Horno dijo...

Maravilloso. La comparación de gotas de lluvia con colibríes y luego palomas lo mejor a mi parecer. Y los tacos, también, que yo soy un muy de muchas palabrotas. A veces las digo y otras no, pero siempre pienso en tacos. El micro se redondea con esa pregunta inicial y la exclamación final. La frase "puta belleza" es la esencia del micro. Me ha encantado. Un abrazo.

Elysa dijo...

Es extraño, manu. Tiene algo terrible y bello a la vez, no sé explicarlo, es para sentir.

Besitos

Pedro Sánchez Negreira dijo...

Me gusta la transgresión del fondo a la que llegas en este micro, Don Manu.

Logras la complicidad del lector a través de un esquema de acción absurdo, pero posible.

No es raro que acabe diciéndote esto, creo que es un gran micro.

Rosana dijo...

Lo que más me gusta es, como siempre eme ocurre con tus textos, que tiene varias lecturas. Independientemente del síndrome, los síndromes, la vida nos hace sentir de esa forma que has plasmado con un registro nuevo.

La vida es puta belleza...


Abrazo

Citopensis dijo...

Todos tus lectores con síndrome de Estocolmo.

Un saludo.

Belén dijo...

Que mire los telediarios, que ya verás cómo se cura...

:(

Besicos

Maite dijo...

Joder, Manu, menudo relato, hacía tiempo que no leía un texto de corrido, con tanta sonoridad y tan "calando" dentro. Utilizas un lenguaje malsonante y sin embargo en ningún momento suena mal, creo que eso solo unos pocos lo pueden hacer. Menudo dominio. Bravo