12/14/2011

ODONGO

Hoy os dejo un relato "largo" sin estructura de relato que en su día escribí para el programa de Radio 3 "El Ojo de Yahvé". Lo pasamos muy bien interpretando este "extraño" diálogo" a dos voces. Espero que os guste, aunque sé que es un poco largo para el formato blog.

Odongo
-         Odongo es un niño gordo.
-         ¿Por qué Odongo?
-         Odongo es el nombre que le pusieron sus padres.
-         ¿Es africano?
-         No, de Cuenca.
-         ¿Entonces?
-         Era el único nombre que encontraron en el que todas las vocales son oes.
-         No entiendo.
-         Odonlo Molongo nació con una sola cuerda vocal.
-         La de la “O”, supungo.
-         Exacto. Le hicieron una ecografía y ya entonces se dieron cuenta. En lugar de eco sólo se oía “ooooo...” en la barriga de su madre.
-         Increíble.
-         Odongo puede hablar, pero dice todas las palabras con “O”.
-         ¡Coño, cómo!
-         Sí, por ejemplo. En el colegio lo pasó muy mal. En la tabla de multiplicar sólo decía bien el dos y el ocho, y a la hora de recitar poesías...
-         “Tongo, tongo, tongo, to no toonos nodo, tongo tros ovojos o ono coboño. Ono mo do locho, otro mo do lono, u otro mo montoono poro todo lo somono”.
-         Sí que lo pasaría mal, pobre chico.
-         Sólo hasta los ocho años.
-         ¿Por qué?
-         Los padres de Odongo se dieron cuenta d que aquello no podía seguir así.
-         ¿Y qué hicieron?
-         Hartos de que los niños se riesen de Odongo y de que los profesores les dijeran que su hijo no era capaz de hacer la “O” ni con un canuto, cuando era la única que hacía bien, decidieron emigrar a otro país.
-         Pero allí se encontrarían con los mismos problemas, ¿no?
-         ¡No! Porque decidieron ir a algún país en el que sólo se hablase con la “O”.
-         ¿Y dónde fueron?
-         Al Congo. Al principio Odongo era reacio al cambio, no estaba d acuerdo.
-         ¿Pero se fueron?
-         En efecto. Y allí encontró la felicidad. Aprendió el lenguaje del Congo e incluso estudió una carrera. Luego se hizo poeta. – Potro loco, oso con mocos, mono con cocos, gordo poltrón, otro como yo no.- Recitaba Odongo.
-         ¿Y siempre fue feliz?
-         Nunca dejó de ser diferente. Tan gordo y tan blanco en el Congo. Pero se entendía muy bien con la gente. Todo le iba muy bien, pero entonces ocurrió algo imprevisto.
-         ¿Qué fue?
-         Cambiaron el nombre del Congo por el de República del Zaire. Cambió el idioma y tuvo que volver a emigrar. Dejó atrás todo lo que amaba. – Porros, bongos, coños-. Odongo estuvo una temporada en Oslo, pero el frío le hizo regresar a España, y se fue a Logroño.
-         ¿Y qué tal se adaptó ya de nuevo en su país natal?
-         Imagínate. Si pedía un café en un bar únicamente podía pedírselo solo, por poner un ejemplo de su vida cotidiana.
-         ¿Y no mejoró la situación?
-         En ocasiones utilizaba el lenguaje del Congo y lo entendían. Si le ponían café solo decía en su idioma que no estaba de acuerdo. – Mopongo-. Pero volvieron las burlas, y a Odongo sólo le quedaba el consuelo del dinero que le daba su profesión.
-         ¿Qué era Odongo?
-         Odontólogo.
-         Claro.
-         Odongo comenzó a ver oes por todos los sitios. En sus sueños, en las boinas, en los rabos de los cerdos, en las monedas, en las pompas de jabón, en los gestos de sorpresa, en los ombligos de las barrigas, en la forma de los ojos, en los concursos...
-         ¿En los concursos? No entiendo.
-         ¿No sería el un, dos, tres?
-         ¡Claro! Era el ser más feliz del mundo cada vez que los concursantes perdían un coche. La presentadora siempre reclamaba un “O” enorme del público. Era la única ocasión en la que se sentía en sintonía con sus paisanos.
-         ¿Y qué fue de Odongo Molongo?
-         Se convirtió en el extra más famoso del concurso y lo hicieron regidor. Nadie como él, con su única cuerda vocal, reclamaba mejor las oes para todo el país. Se convirtió en una estrella. Lo llamaron el mago de O. Después se casó.
-         ¿Con quién?
-         Con María de la O. Aunque él sólo llegó a pronunciar la última parte del nombre, algo que acabó crispando a su mujer.
-         ¿Viven en España Odongo y su mujer?
-         Es una triste historia. Odongo murió en un bingo.
-         ¿Cómo fue?
-         Jugaba unos cartones con su mujer. La azafata preguntó que quién tenía el número ocho. Un hombre cantó bingo, pero Odongo también tenía el ocho, y lo dijo. – Ocho, tongo ocho, lo tongo! ¡Tongooo!
-         Pobre Odondo. Le darían una paliza terrible en el bingo por acusarles de tongo.
-         No. Realmente se lo cargó su mujer. Le revisó el cartón y sólo había cantado el dos y el ocho, y tenían los demás números hacía tiempo. El bote era muy jugoso, treinta millones. Y claro, con la rabieta... Y ésta es la historia del Gordo Odongo Molongo.

21 comentarios:

AGUS dijo...

Qué bueno!. Hilarante o, mejor dicho, holoronto. Estaría bien poder escucharlo en vivo. Supongo que fue Odongo el muso - o moso - que te inspiró "Otro otoño no coño". Genial. Gracias por el buen rato.

Abrazos.

Rosa dijo...

Jajajaja, gracias por las risas Manuespada. Tuvo que ser genial narrarlo por la radio y no confondorso con tonto O...

Besos desde el aire

Arte Pun dijo...

Nunca me ha gustado reirme de los defectos de los demás, porque siempre me parecieron más graciosos los míos. Puro egoísmo.
En cambio, me reí con Odongo, y con la desgraciada de María de la O (según reza la canción).

Gracias por el relato. Abrazos.

Araceli Esteves dijo...

También, como Agus y Rosa, me encantaría poder escucharlo. Me he divertido mocho.

Nicolás Jarque dijo...

Manu, delirante historia del pobre Odongo, y eso que la biografía es triste a más no poder, pero consigues que me la crea y que no sufra por él. Me he reído mucho. Seguramente tuvo que ser una gran sesión de radio.
¿Lo enterrarían en Octubre?

Me gustó, un abrazo.

Susana Camps dijo...

Divertidísimo, tienes una imaginación desbordante. Me lo he pasado genial con este diálogo, imposible imaginar más vueltas de tuerca al pobre Odongo.
Abrazos sonrientes.

Maite dijo...

Bueno, bueno, bueno, me he partido de la risa, ahora a ver quién es el bonito que recoge mis trozos, claro que...sin son trozos, lo mismo me ayuda Odongo ¿no?
Genial, Manu, desternillante.

Víctor dijo...

Si me he reído leyéndolo solo, a dos voces ni te cuento. Me hizo mucha gracia el nombre del protagonista, sobre todo porque el único pub que valía la pena de mi pueblo (y digo valía porque ya lo cerraron) se llamaba Hongo Molongo.

LA CASA ENCENDIDA dijo...

Me encanta este relato. Creo que ya lo había leído, posiblemente en alguno de tus libros? No sé, ahora mismo no lo podría precisar pero me suena mucho y me gusta más.
Besicos muchos.

XAVIER BLANCO dijo...

Manu, largo es, pero divertido también, me pongo en su lugar, y no me mondo. Yo tengo una prima igual, pero solo dice la i, ella se puede reír, y vive en Ibi, me hubiera gustado que hubiera conocido a Obongo.

No te cortes y cuela la voz....

un abrazo

Pedro Sánchez Negreira dijo...

¡Que bueno! Desternillante.

Estos ejercicios de ingenio me parecen admirables. Condicionar la historia en función de una vocal única y conseguir este resultado es para aplaudir, Manu.

Así que, aquí va mi aplauso: clap, clap,clap.

Un saludo.

Freia dijo...

¡¡¡¡JAJAJAJAJAJAJA!!!!

Tiene Vd. la virtud de alegrarme el final de los días más duros.

Belén dijo...

Ohhh

Mo gostó mocho ol roloto...

Bosocos

R.A. dijo...

Tiene un toque a Les Luthiers, esto hay que escucharlo Manu.
Ingenio y humor, una buena manera de acabar el día de hoy, gracias


Abrazo

Elysa dijo...

Divertido es decir poco, me encantaría escucharlo a dos voces.

Gracias por subirlo y para nada es largo. Dialogos así no se hacen nada largos.

Besitos

Elena Casero dijo...

Pobre Odongo. Tú y tu imaginación. aunque me ha dado lástima, el pobre.

Y no ha resultado largo, en absoluto.

Un beso

Jesus Esnaola dijo...

Jeje, sí, yo también me acordé de Oblongo Ngué, de Les Luthiers. Gracias, Manu, por hacerme reír mientras lucho contra el sueño en el curro.

ernesto ortega dijo...

Muy chulo, Manu, en la radio tenía que sonar fenomenal (aunque a mí lo del bingo no me acaba de convencer).

David Moreno dijo...

Qué bueno, qué risas, oírlo no tendría precio. Me troncho con Odongo.

Un saludo indio

Javier Ximens dijo...

Surrealismo en clave humor. Muy divertido. Supongo que por eso es lo de Manu, por no querer ser Manolo (jeje). Gracias por hacernos reír, una moneda de oro para ti.

Anita Dinamita dijo...

Buenísimo!!! Es más, se me ha hecho corto corto corto (y no longo)
Abrazos