11/08/2011

EL GRITO DE TARZÁN


—¡Ankawa! —grita Jonny Weissmüller para que se aparte la mujer que tapa la televisión del psiquiátrico.
—No eres Tarzán, debes asumirlo o jamás saldrás de aquí. Y esto no es un vídeo doméstico. No tienes ninguna mujer que se llame Jane, y Boy y Chita tampoco existen. Ponte la camiseta, por favor.
Jonny estira el cuello, coloca ambas manos alrededor de la boca a modo de altavoz, y coge aire. Cuando deja escapar el contenido de sus pulmones, tan solo sale de su garganta un quejido herrumbroso, como el aire que escapa de un desagüe oxidado.
—Jonny, ni siquiera el grito de Tarzán es tuyo. Lo tiene registrado la Metro. Sin su permiso no puedes usarlo. ¿Y sabes por qué lo tienen registrado ellos? Porque el grito de Tarzán es una gran mentira. Lo crearon ellos mezclando con tu voz los sonidos un violín, de una hiena, de un camello y de una soprano. Y ahora, de todo eso, solo te quedan tus propios alaridos. Ya sabes que mi marido es actor. Jonny, por eso conozco vuestro mundo de ilusiones y de mentiras.
—Tu esposo no venir —responde Weissmüller.
—Es un hombre muy ocupado, un actor famoso —replica ella con los ojos vidriosos.
Jonny y la mujer contemplan la televisión en silencio. Al acabar la película de Tarzán, comienza “Colombo”. Jonny coge a la mujer de la mano. Sabe que el marido de su compañera de manicomio no es actor, sino ese policía andrajoso de la gabardina raída.
—Él siempre se acuerda de mí en su serie —suspira la mujer dejando escapar un hilillo de aire, como si su garganta fuera un desagüe oxidado.

17 comentarios:

Rosa dijo...

Por fin sabemos algo de la mujer de Colombo...
Una escena un pelín triste, pero genial.

Besos desde el aire

AGUS dijo...

Una pieza que retrata el vaivén de la locura a través del olvido. Fantástica la imagen de "desagüe oxidado". Y la manera de delimitar la cordura en esa protagonista que durante toda la narración ejerce de contrapeso hasta que deja de serlo. El título, espléndido.

Abrazos.

R.A. dijo...

Me ha gustado mucho Manu, es tierno, triste pero no cae en lo desolador. Buena pareja, qué sabe nadie...

A mí también me ha gustado la frase final,


Un abrazo

Nicolás Jarque dijo...

Manu, yo creo que el mundo está repleto de Tarzanes en lo suyo, y eso lejos de ser un problema, es un hecho a envidiar. Los soñadores son los que mueven el mundo, eso sí, estar siempre en la nube tiene sus consecuencias, quizás con razón te internen.
Me gustó como retratas esos últimos días de Tarzan, esa locura y la ternura de su compañera.
Muy bueno, un abrazo.

Maite dijo...

Bravo, Manu, bravo. Nos "engañas" haciendo parecer a la protagonista como parte del mundo cuerdo, cuando realmente pertenece -al otro lado- Es un buen ejemplo de como muchas veces somos capaces de ver el mal ajeno, pero no el propio.
Grande eres, killo.

ernesto ortega dijo...

Qué bueno, Manu. Es triste, pero rebosa ternura. Espero que algún domingo por la tarde Boy vaya a visitarlo y Tarzan pueda conocer por fin a sus nietos.

Abrazos

Odys 2.0 dijo...

Nunca supe si era un mito urbano o si, por el contrario, era verdad.

Ahora lo sé. La mujer de Colombo le engañaba con Tarzán. Terrible...

Arte Pun dijo...

Un relato muy bueno.
La mujer de Colombo aparece bastante cuerda, queda en suspense imaginar por qué está encerrada allí, tal vez no fuese su mujer, y se trate de uno de tantos amores solitarios y extraviados. Sobre Tarzán, alguna vez he reflexionado sobre meterse en el papel de otro e interpretarlo de forma bastante continuada, creo que es un terreno muy peligroso, con arenas movedizas, del cual sólo salen airosos los actores vulgares.
Gracias por el relato. Abrazos.

Elysa dijo...

Qué triste estos dos, esperando que alguien venga a verlos.
Buena imagen ese "desagúe oxidado" y un micro muy creativo, Manu.

Besitos

Gemma dijo...

Que el grito de Tarzán, me encantaban -fíjate- sus películas, sea una gran mentira explica muchas cosas. Esta desilusión de nuestro tiempo, por ejemplo.

Por entonces todos los niños y no tan niños creíamos a pies juntillas en la honradez de este héroe agreste y selvático. No me extraña que se resistiera a defraudarnos. Abrazos

Lola Sanabria dijo...

Sacado de la realidad y dándole un par de vueltas de tuerca, te has reiventado la vida de éste y otros de la farándula que se quedan atrapados en el celuloide. ¡Y con lo que aprieta!

Tierno, divertido y con su chispazo crítico.

Abrazos sin gritos que ya no hay edad.

Susana Camps dijo...

Es difícil lograr tanta profundidad en unos personajes tan breves, por mucho que ayude la referencia. Y en perfecto equilibrio entre ilusión y desilusión. Una historia de relieves.
Abrazos.

Javier Ximens dijo...

Herrumbroso, oxidado (espada incluida). ¿Tienes querencia con el hierro corrupto? Ahora en serio, la repetición de desagüe oxidado para dos gargantas diferentes o tiene un significado que no veo (¿ambos ancianos?) o es un "herror" en un relato corto. Aparte de esto tu relato es divertido y triste, es decir, antónimo. Me alegro mucho de leerte.

XAVIER BLANCO dijo...

Manu, la locura es así, intermitente, caprichosa, y se mueve siempre en la cuerda floja, jugando entre la realidad y el delirio.
Pero al final todos estamos locos, incluso el no estarlo es un síntoma de locura.
Me gusta leer lo que escribes...
Un abrazo

LA CASA ENCENDIDA dijo...

Una vez más, nos dejas ese buen sabor de boca con tu relatos.
Buena manera de ver la vida esa parejita.
Besicos muchos.

Belén dijo...

Tiene un aire triste, pero me gusta, como siempre

Besicos

Anita Dinamita dijo...

Qué bueno, Manu! Ya no digo nada porque lo han dicho todo, pero consigues dos planos en el relato muy buenos, miramos todo el rato a Tarzán y al final la vemos a ella, que antes solo se oía.
Abrazo