10/25/2011

NOSOTROS MATAMOS A DAVID FOSTER WALLACE

Nos convertimos en unos auténticos desalmados hijos de perra. Nosotros solos acabamos con la vida de, al menos, una veintena de escritores. Esas muertes siempre se relacionaron con el suicidio. Escritor atormentado y suicidio eran un silogismo atractivo para la prensa y obvio para los forenses. Al primero lo matamos sin querer. Al segundo lo quitamos de en medio con el fin de demostrar que nuestra teoría tenía sentido. Al resto los asesinamos sin piedad. Nos convertimos en asesinos en serie. Todo comenzó cuando acabamos el taller de escritura. Decidimos hacer una tertulia literaria todos los viernes por la tarde. Leíamos nuestros textos en voz alta para que el resto los desollara sin complejos y, de esta forma, acabar el año con un proyecto literario bien armado. También comentábamos el libro de un escritor conocido una vez al mes. David Foster Wallace se suicidó justo al día siguiente de que analizásemos “La niña del pelo raro”. Nos quedamos sorprendidos. Inquietos. Excitados. Podía tratarse de una casualidad, pero decidimos corroborar nuestra descabellada hipótesis. Elegimos a otro autor cuyo nombre obviaré en esta confesión. Horas después de nuestra tertulia, se tiró por el balcón, estallando en mil pedazos. La hipótesis se convertía en fórmula. Podíamos haber elegido escritores muertos, pero nos divertía la idea de jugar con la vida de aquellas personas omnipotentes y convertirlos en frágiles personajes. Primero escogimos a escritores que nos caían mal. Luego decidimos hacer una limpia y seleccionamos a unos cuantos escritores malos, sobre todo de best-sellers. Más tarde decidimos convertir en autores malditos a gente realmente buena. También subimos a los altares del martirio a un par de jóvenes promesas y a poetas de una sola obra. A partir de ese momento no nos regíamos por ningún criterio. Solo disponíamos de sus vidas, de la misma manera que ellos manejaban el destino de los personajes a su antojo y conveniencia. Comentábamos sus obras en la tertulia, y esa misma semana abrían la espita del gas o se cortaban las venas en la bañera. Mientras, continuábamos escribiendo nuestros propios textos. “Ella” fue la primera en acabar su proyecto, una aborrecible novela corta sobre la culpa. Aún recuerdo su sonrisa cuando acabó de leernos el último capítulo y cómo comenzó a revolverse en la silla con mis crueles comentarios. Se levantó entre terribles convulsiones, pero ninguno llegó a tiempo de cerrar la ventana. Yo permanecí sentado con los papeles en la mano. Aquella fue la última vez que nos reunimos. Hasta esta tarde. Sé que se han visto. Sé que han hablado de mi último libro.

18 comentarios:

Anónimo dijo...

Es una idea muy bonita y bien contada, Manu.
Besos, buenos días!

Susana Camps dijo...

Retrata muy bien la voracidad de los talleres y el supuesto poder de decisión del lector. Una ironía muy elocuente.
Abrazos.

Belén dijo...

Ya sabía yo que eso de los talleres literarios no es nada bueno...;)

Besicos

Arte Pun dijo...

Muy bueno Manu. No está mal la limpieza. Un abrazo.

AGUS dijo...

El título es genial, y la presunta expiación de la culpa mediante el proceso de confesión está escrita sin apenas concesiones, ni siquiera un ápice de arrepentimiento, pero "lleno de ruido y furia". Es una pieza con múltiples lecturas, y aplicable a muchos escenarios distintos. Redondo.

Abrazos.

XAVIER BLANCO dijo...

Manu, dejé de ir a estas tertulias al ver los ojos de odio de algunos de mis compañeros, el sudor que les caía por la frente, y el movimiento rítmico de sus extremidades.
Como siempre una idea extraordinaria y un desarrollo del texto perfecto.
un abarzo

Luisa Hurtado González dijo...

Lo cierto es que me ha encantado cómo se retrata la vida de unas personas normales, que quizás quieran ser algo más con la escritura, cuando descubren su poder, quizás más poderoso que escribir: matar a base de críticas. Me parece una descripción muy buena de la "calidad" humana y una explicación de por qué no nos gustan, para nada, los críticos hasta que... quizás...critiquemos nosotros.
Muy bueno. Lo has bordado.

ernesto ortega dijo...

Ja, ja, ja... ¡Cómo te pasas!

Raúl dijo...

Hace poco (claro, estabas de vacaciones e igual no te has enterado) se ha abierto una polémica a colación de una antología, cuyo desenlace bien podría resumirse con tu buen relato. Allí tampoco ha quedado títere con cabeza.
Sonrío.

Javier Ximens dijo...

Mira que hay que ser imprudente, Manuel, e insensato. Como autor del relato de ficción que nos deleitas en tu regreso y sabiendo el final que le espera al protagonista, vas y lo cuelgas en el blog, donde tus seguidores ya hemos empezado a comentar. Si sientes una fuerza que te atrae al cable del ADSL, desconecta o muere. Y ahora, hablando en broma: me ha encantado este repaso que haces de los x (X= escritores, artistas, cantantes, políticos, etc.)

R.A. dijo...

Me ha gustado mucho, y ya está.
y el final a la altura.



Baci

Olga Bernad dijo...

Nunca he ido a una tertulia literaria. Pensaba que era timidez, pero ahora veo que mi instinto había intuido este relato o algo así;-)
Muy bueno, al aire de "Queremos tanto a Glenda" pero con final de terror y sin motivos. O sin motivos aparentes. No sé qué diría un psiquiatra de todo esto...
En cualquier caso, enhorabuena.

montse dijo...

¿Cuántos buenos y malos escritores, no escritores, fontaneros y druidas aparecen en esta historia? Inquietante.

Elysa dijo...

Manu, como dice mi amigo Ximens, te la estás jugando, que estamos comentando...
Me ha gustado mucho, esto es una vuelta del descanso en toda regla.

Besitos

Rosa dijo...

Jajaja, pero que remalo eres.... Me ha gustado mucho Manuespada.

Besos desde el aire

Araceli Esteves dijo...

El título me encanta. Hay tertulias literarios que producen inesperados efectos secundarios.

Pedro Sánchez Negreira dijo...

Ácido como el zumo de pomelo, Manu.

Me gusta ese paseo por el poder de la envidia, esa toma de conciencia del narrador de que su suerte está echada.

Estupendo, para variar.

Maite dijo...

Jejeje, mira que te gusta sacarle punta a todo, o sacarle la lengua a ciertos temas, según se mire :p
Abrazos!