5/17/2010

DESDE EL DOLOR


Piedad es un nombre propio de los de antes. Como Dolores. O Angustias. Ya nadie pone a sus hijas esos nombres tan católicos y dolientes. Piedad también es una virtud. María Moliner la define como la inclinación afectiva, con pena o sentimiento, hacia una persona desgraciada o que padece. “Piedad” también es un libro de Miguel Mena. Pequeñas historias, microhistorias contadas desde el dolor. No es un libro de microrrelatos, sino de microrrealidades. Historias de reflexión y sufrimiento. Su hijo Daniel es el hilo conductor. Aunque en la portada aparezca un corazón, son textos escritos desde el estómago. Su hijo no puede hablar. Padece un extraño síndrome con un nombre raro. El niño es mudo por un problema en el cerebro. Nunca ha respondido a los cinco lobitos, como los otros niños. No puede hablar. Pero él habla por su hijo, él sufre por el niño, que se comunica con una sola vocal. Habla de historias dolorosas. Rentería. Años ochenta. Un niño le pega una patada a una mochila. La mochila explota y el niño, que tiene diez años, sale disparado y queda amputado de por vida. Yo vivía allí entonces. El niño se llamaba Alberto Muñagorri. Desde que estalló la mochila no tocábamos nada en la calle. Por si acaso. Los niños íbamos con pies de plomo al principio. Luego nos olvidamos de Alberto y dábamos patadas a todo. Éramos niños, y los niños dan patadas incluso a las bombas. Miguel Mena se pregunta qué será de Alberto. No me había vuelto a acordar de él. Pongo su nombre el Google y aparece una entrevista que le hicieron en el hospital a los pocos días de estallar la bomba. Arconada le regaló sus guantes. Arconada era nuestro ídolo. En la entrevista dicen que el niño quería vivir; a veces, cuando se derrumbaba ante el dolor, pedía los guantes de Arconada y se los colocaba sobre el pecho. Eso parecía calmarle. El portero de la Real no había sospechado hasta entonces que sus guantes tuvieran el efecto de un talismán. Pero Miguel Mena también se pregunta qué será de los que pusieron la bomba y le quitaron un pie y un ojo a un crío de diez años. Piedad es un libro que te hace sufrir por el que sufre, que te hace sentir Piedad desde el sentido más laico del término. Te revuelve por dentro. Te provoca una maraña de sentimientos. Es bello. Es doloroso. Pero merece la pena.

12 comentarios:

Víctor dijo...

Un título a tener en cuenta, Manu. Gracias por tus recomendaciones.

Un saludo.

Anónimo dijo...

Cómo me alegra que te haya gustado el libro Manu. No ha tenido mucha repercusión pero a mí me parece un libro estupendo. Hay muchas maneras de escribir micros y Miguel Mena lo demuestra.

Me gusta mucho el micro que se titula De raíz.

Un saludo
R.A.

Manu Espada dijo...

Te gustará Víctor, son micros "diferentes".

Rosana, gracias a ti por recomendármelo, me lo leí de un tirón.

josef dijo...

sin duda debe de ser un gran libro, un libro desgarrador y precioso.
Saludos!

LA CASA ENCENDIDA dijo...

No se Manu si tendría valor de leerlo entero.Debe ser interesante pero creo que bastante duro, no?

besicos muchos

Isabel Mª dijo...

Tomo nota de la recomendación

awacat.es dijo...

No pienso perderme algo tan valioso como lo que has comentado.

Gracias.

Jesus Esnaola dijo...

Qué conocido se me hace todo lo que cuentas Manu, qué conocido, incomprensible, duro y familiar. Esa es la fase más terrible; en la que das patadas a todo porque, total, qué más da.

Un abrazo

Susana Peiró dijo...

Valoro y agradezco la recomendación Manu...que también fue escrita desde el dolor.

Un fuerte Abrazo Amigo!

Recomenzar dijo...

Original diferente tu texto. te dejo besos y siempre te espero

Margaret dijo...

hermosa y dura entrada. También tendré en cuenta la recomendación, pero para otro momento.

pepa mas gisbert dijo...

Si ese libro provoca todo lo que dices, merece la pena, sin duda.

Un abrazo