1/29/2007

CORRER


Uno de los días que más me he emocionado ante el televisor no ha sido viendo el desmayo de Consuelo Alcalá en Dolce Vita, sino en el 92 cuando ganó Fermín Cacho el 1.500. Por aquella época pensaba que algún día podría ir a las Olimpíadas (inocente), y entrenaba con Honorato Hernández, un atleta salmantino feo como un testículo y flaco como una raspa. Era del pueblo de mi madre, y cuando de niño corría por los eriales, los enjutos lugareños pensaban que estaba loco: "Dónde vas corriendo? ¿Es que tienes prisa?". Por entonces no sobraban las calorías en la dieta, pero él respondía que corría sólo por correr, y pensaban que le había dado una insolación. Ese chaval un día se fue a la ciudad y se convirtió "Recordman" de España de maratón durante años, además de participar en varios Juegos Olímpicos. Se convirtió en el héroe de ese castigado pueblo de 300 habitantes, aunque lo criticaron duramente cuando se retiró en plena carrera. Esta semana he visto mis viejas zapatillas de clavos en el fondo de un cajón (donde llevan 10 años) y me dio por ir a ponerme a prueba a una pista de atletismo en pleno dentro de Madrid. Decidí echar un pulso a mi vieja especialidad de los 1.000 metros y el tiempo fue bastante penoso. Fue como un resultado que me decía: "A ver si te pones en forma, chaval. ¿Qué pensabas, que ibas a correr como hacer 10 años sin mover un dedo, pardillo?". Pues eso, que aparte de ir a jugar al pádel con Carlitos Terroba tendré que volver a costumbres menos burguesas, como correr, el deporte menos burgués del mundo. Todo el mundo puede correr. En 1960, el etípope Abebe Bikila ganó la maratón sin zapatillas, no tenía dinero para comprárselas. Pero ganó. Y de qué manera. Emocionando. Cuando corro me vienen a la cabeza cientos de imágenes que me ayudan a borrar la monotonía de la pista o la carretera. Me pregunto qué pensaría el bueno de Abebe, rodeado de todos esos blancos con zapatillas de marca pero con un corazón que bombeaba menos sangre que el suyo. Deberían correr todos en pelotas, como los viejos griegos, sin ventajas. Correr no es tan sencillo.

4 comentarios:

Alicia dijo...

Muy linda toda esta historia, Manu. Yo adoro correr, juego al voley desde siempre, pero desde siempre también salgo a correr, por simple placer. Y después sigue el placer de quedarme una hora estirando, sintiendo el cuerpo cansado y trabajado, en paz al borde del río... a veces esa es la parte más linda.

Anónimo dijo...

Bueno, eso de que todo el mundo puede correr... Servidora lo tiene jodido. Qué ratito más divertido habríamos pasado viéndote en la pista de atletismo.

Alberto López Cordero dijo...

Aunque mi deporte favorito siempre fué el ciclismo, siempre quise como ser Carl Lewis, pero mi mejor marca fue de un 11'65 en los 100m...muy lejos.Gran historia la de Bikila y como la de muchos otros héroes con un final trágico.Un saludo.

Anónimo dijo...

Dicen que correr es de cobardes. En este caso el hecho de correr se convierte en toda una proeza.Todavia recuerdo, con nostalgia, como cada día para ir al colegio salía corriendo cuesta abajo a todo lo que podía por la cuesta del calvario, donde me crié. Ahora mismo estoy como tú, no soy capaz ni de salir corriendo si me persiguen. No sé si algún día me dará por emular a Forrest Gump, pero ahora mismo me pesa demasiado el culo. un saludo.