3/08/2006

LA RECONQUISTA

Foto Manu: Leonardo tuvo un sueño (Sierra Nevada, Campeonato del Mundo de Parapente)














Los moros la llamaban “Al Ahmara”, “La Roja”. Dicen que el amanecer y la puesta de sol más bellos del Planeta tallan sus paredes a fuego. Lo dijo Clinton y Carmelo Gómez en “Días Contados”, pero mucho antes Boabdil lloró por ella porque se la quitaron los Reyes Católicos. Aún recuerdo el olor a flores de aquellas noches paseando por el Albaicín junto a Musa, un palestino exiliado en la sección de árabe de la agencia EFE. Un lugar en el que perdía su condición de periodista para convertirse en un mero traductor para aquellos periódicos de Oriente Medio: “Al Quds”, “Al Hayat”… Durante los largos paseos subimos cuestas perfumadas de azahar mientras la Alambra iluminada nos guiñaba un ojo de sus arcos mozárabes. Esas calles le recordaban a Gaza. Musa hablaba de su tierra con nostalgia y rabia a un joven periodista cuyo deseo era ser corresponsal en la tierra de la que él tuvo que salir huyendo de la miseria. Gesticulaba mucho, hablaba de su hija, de sus sueños incumplidos, de sus ilusiones renovadas. Diez años después vuelvo allí rodeado de amigos. Hay que celebrarlo. Popi (Pocas Pilas) va a ser padre sin avisarse ni siquiera sí mismo. Así, de sopetón. Hoy me he acordado de Charbel, mi maestro (como le gustaba que lo llamaran) de árabe. Un maronita libanés que siempre soñaba con regresar al Beirut suizo de los buenos tiempos para leer pasajes de “El Loco” de Jalil Gibrán. Trabajar para ella no está mal, te respeta, auque me llame Roberto. Ayer nos invitó a un piscolabis para celebrar el TP a la mejor presentadora, y dijo con sorna: “Gracias a todo el equipo por trabajar para hacer que yo triunfe”. Tuvo su gracia. Recordé a Musa (Moisés) haciendo aquellas tediosas traducciones, que precisamente no eran las tablas de la Ley, y me pregunté cómo se escribiría en árabe un rótulo en el que pusiera “Raquel Mosquera se va a la peluquería a dar unas mechas” en Arial 16. Carmen sigue luchando por la independencia de la mujer en sus discursos. Raúl reflejará en sus cortos una vida intensa. Gracia dirá lo que piensa sin coacciones chungas. David será un reputado comecocos de empresa, rojo siempre, eso sí, y seguirá soñando con que la gente se haga utópica para dejar de serlo. Iñigo ya es marinero, por algo nació en Donosti; su madre, ahora llorará con el anuncio del Almendro sin poner la tele. Lo mismo que Elena, que siempre está en las nubes, soñando con la vuelta. Rubén se construirá su casa en el campo extremeño con una barra con tirador, donde hablaremos sentados en el suelo de la era de la cantidad de tías buenas con las que no nos hemos acostado por no haberlo intentado. Blanca defenderá con su toga a los malos y brindaremos por unas cañas cuando salgan libres. Estefan volverá a España y dejará plantados a los Belgas con su meón. Ainara cree que el Periodismo algún día resucitará, (¿existe el Periodismo?) pero antes se irá a Australia, y espero que me lleve al menos de canguro. Antón se vendría de fin de semana. Popi se pondrá las pilas. Me pregunto qué pensará Musa de las caricaturas de Mahoma, de la victoria de Hamas, y sobre todo, si continúa haciendo tediosas traducciones en Granada. De momento, Alambra, tiembla, vamos a la reconquista. Ila li ka, wa sukran, Al Ahmara.

2 comentarios:

Pedro Daví dijo...

¡¡Granada!!.
Cuando paseo por sus calles me doy cuenta que la gran mayoria de lo que soy ahora se lo debo a ella.

Cuando yo llegué a esa ciudad era un muchacho de pueblo, muy cerrado en pensamiento, con alguna inquietud politica, eso sí; recien participado en las elecciones, adoctrinado en el lenguaje único de la ciencia y con escaso o nulo interés por las humanidades; aunque sí un gran lector.

Como ella misma indica, ¿como no se puede uno convertir en comunista en la tierra de "La Roja"?

¿Como no te va a interesar leer poesía en la tierra de Lorca donde hasta los olores riman?

¿Como no escribirla si las calles te susurran cantares al oido?

¿Como se puede pasar por delante de tanta historia sin querer saber?

¿Cómo no enamorarse en el mirador de San Nicolás? Donde doy fé, porque yo estaba allí el señor Clintón, echó por un día a la gitana de las castañuelas.

Granada me hizo un comecocos utópico, y desde entonces no paro de caminar.

Anónimo dijo...

Sería bonito y hasta poético que las amistades de verdad no se perdieran después de la muerte y que nos encontremos una y otra vez vida tras vida. Sería bonito, pero por desgracia, al igual que dios y los extraterrestres, hasta que no lo vea no me lo creo.
Pero sería bonito.