Foto Manu: Una calle de París (Siempre llueve)
Hoy he leído en el periódico la historia de Luis XVII de Francia, hijo de los guillotinados Luis XVI y María Antonieta. El príncipe murió a los 10 años de tuberculosis. Tan sólo se conserva de él un trozo tan pequeño de corazón que sus sístoles y sus diástoles no se escucharían ni con fonendoscopio. Al instante, he sentido un extraño dolor en el pecho, y no he podido evitar acordarme de la persona con el corazón más grande de Francia: “E”. “E” nos cobijó en su casa de París. Ella y Marián nos abrieron a bocajarro las puertas de aquella ciudad tan fría. Dice Elena que el secreto mejor guardado de París es que siempre está lloviendo, qué gran verdad. “E” parecía frágil, tan blanca y tan flaca, pero tan sólo le aguanté un asalto recorriendo los tugurios parisinos. David, Jesús y Marián le duraron alguna noche más, pero al final cayeron rendidos a sus pies. Los médicos, que en ocasiones parecen telepredicadores, le habían prohibido beber, fumar y cometer actos impuros para no forzar la máquina. Ni caso. ¿Cómo podía vivir a ese ritmo una persona con tan sólo medio corazón? Increíble. Imposible. Y los profetas, bajo las aguas del Mar Rojo, mucho casís, y dos botellas de JB bien, pero bien caros. ¡Qué cabrones! Tras un intento de timo de un portero y un taxista, se unió a la fiesta aquel gendarme que acabó haciendo surf en la escalera mecánica del metro. Pensamos que lo detendría una patrulla, pero sus compañeros, que allí van de tres en tres - tienen más pasta - le hacían soplar a otros incautos que se molestaban en disimular el ciego. En España no te detienen por ir dando tumbos. Un camero nos preguntó si éramos españoles:
- ¿Por qué lo dices? ¿Nos has escuchado hablar en español?
- No, es que siempre habláis a voces.
Así que, para no defraudarlo, voceamos aquella tópica canción francesa (La vie rose) que “E” nos había trascrito fonéticamente en una servilleta: “Eeeeg laaaaa víaaaa ggggoooosaaaaa”. ¡Qué acento más infame! Marian y “E” se reían de nosotros. Tumbado en una silla me froto los ojos al ver cómo David y “E” se suben al caballo de un tiovivo. Siempre nos quedará París. Aquella noche “E” fue la reina de Francia. Nunca le dolió el pecho. Increíble. Imposible.
7 comentarios:
tio te ha quedado muy bien y eso que no llegue a conocer a "E" cuando la vea david se nos pone a llorar
Blanche, David ha abierto otro blog, si vas al final de esta página en, vínculos, pincha en david y lo ves.
joooo como os gusta complicarme la vida tal mal os parece lo del movil ? joo que aunque parezca mentira he tardado un buen rato en averiguar como coño se escribia aqui
Jajaja, me lo creo, me lo creo, a mí me pasó lo mismo...
Manu, esto no se hace, por dios, que uno, aunque más chico que la grandiosa E, tiene un corazoncito y estas cosas te hacen soltar una lagrimilla.
Menos mal que los recuerdos de ese viaje alucinante, no te dejan margen para la tristeza porque la vida ha merecido la pena si la has vivido con la intensidad con la que vivía E.
Espero algún día poder ir por las calles de París, con lagrimas en los ojos pero muy feliz porque tuve la gran suerte de conocer a la que fue y será la princesa de corazones de París.
El usuario anonimo soy yo, que no se porqué no me deja entrar con mi nombre de usuario.
david eso te lo mereces que no veas la que tuve que liar yo para entrar en tu blog creo que me cree tres cuentas o algo asi
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