9/17/2008

DE CRÍTICOS


En cierta ocasión asistí en Salamanca a una conferencia de fotografía de Joan Fontcuberta, quizá uno de los autores más vanguardistas e innovadores de la fotografía española contemporánea. Junto a él había un crítico de arte. La charla de Fontcuberta resultó un tanto sosa y autocomplaciente. Explicaba su proceso creador y la técnica utilizada en sus fotos, pero la charla del crítico resultó ser de lo más interesante que he escuchado en años. Nos puso unas fotos increíbles, muy extrañas e inquietantes. Dijo que se trataba de un autor rompedor, que iba a llegar a lo más alto. Durante la rueda de preguntas, los asistentes a la charla (bastante pretenciosos en el terreno intelectual y verborreico) piropearon sin pudor las fotos del artista novel, pero cuando acabó la conferencia el crítico confesó que las fotos las había hecho su hija de cuatro años con una cámara desechable. Eran unas fotos a contraluz y movidas de una persona en una cocina o algo por el estilo. La gente se le echó encima mientras me retorcía de risa en el asiento al ver humillados a todos aquellos gafapasta presuntuosos. Se sintieron engañados, timados, igual que cuando dos desconocidos colocaron un cuadro en una pared del Guggengeim. El mensaje estaba bien claro: ¿Hasta qué punto nos dicen lo que nos tiene que gustar, lo que es bueno y lo que es malo? ¿Incluso a los más culturetas del lugar? Creo que esto no sólo ocurre con el Arte Moderno, sino también con la Literatura. Este verano he leído algunos libros aburridísimos que la crítica pone por las nubes, esos libros que si reconoces que no te han gustado proceden a quemarte en público. Entonces, ¿por qué me aburría tanto con ellos?

PD: El crítico incluso se inventó una biografía "maldita" del autor para dar más verosimilituid a sus apuntes técnicos y al significado subjetivo de las fotos, un significado ligado a las adicciones lisérgicas y la vida atormentada del personaje, porque según el crítico, una biografía tranquila no está asociada a la genialidad.

21 comentarios:

Anónimo dijo...

Ja, ja, ja, la anécdota es muy buena.
A mí me pasa una cosa con las películas que en el metrópolis le ponen cinco estrellas. Siempre voy a verlas y nunca me gustan. Es matemático. Sin embargo, vuelvo a picar cada vez, porque pienso que habrá un día en que logre ver lo que otros, que se supone que saben de esto más que yo, han visto.

Creo que lo mismo es aplicable a la literatura. Pero al final todo es cuestión de gustos. Lo que pasa es que algunas obras la crítica las infla, se produce un efecto bola y las pone tan bien que si no te gustan pareces que eres tonto.

MBI dijo...

Me he reído mucho con tu blog, Tarzán,la conferencia, los premios de los blog... tanta razón bien llevada. No es fácil encontrar algo tan fresco, sin pretensiones trascendentes... tanto es así, que ahora me da miedo comentar con mi blog... tal vez lo haga anonymous...
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XD... me enfrentaré con mi realidad aún a riesgo de perderteeeeeeeeeee

Manu Espada dijo...

Ahí está veraneante, si no te gustan determinadas obras pareces tonto.

MBI, gracias por el comentario, ahora mismo me paso por tu blog.

hombredebarro dijo...

Hay muy poca naturalidad en el mundo de la cultura. Unos vicios que se transmiten como los virus. A qué libros te refieres.
Un saludo.

Carlos Frontera dijo...

Se lo tienen merecido, bien por el crítico tan crítico.
El problema está en quien se deja manipular, no veo tan raro que algunos libros o películas sean ensalzados por ciertos críticos y luego nos resulten un tostón. Al fin y al cabo, nadie tiene la verdad absoluta.
También me ha picado la curiosidad: ¿qué libros eran esos?

Anónimo dijo...

Pues què sarao màs divertido!
besos

Anónimo dijo...

Eso, eso...a què libros te refieres

Manu Espada dijo...

Ya iré diciendo qué libros son, hay que cultivar el suspense, esa técnica tan denostada por algunos puristas que creen que siempre hay que enseñar todas las cartas.

Anónimo dijo...

Un lienzo blanco con un punto azul en un rincón, una habitación vacía con cuatro lámparas dispuestas en ellas... son arte moderno, pero yo no siento nada con ellas. Y el arte debe provocar sensaciones, ¿no? Pero, cuidado, no digas que no te gusta que te tachan de retro o inculto. Igual que con algunos libros, como tú dices, y con algunas películas sesudas que te hacen dormirte.
Los que no se hacen entender, sea en cuadros, películas o libros, quizás es que no tengan nada que contar y lo oculten con palabrería y pintura al azar.

Álvaro Dorian Gray dijo...

Yo que de arte, justito, me maravilla la gente que se tira media hora viendo una silla de color rojo, o un cuadro blanco con dos rayas azules, se dan vueltas, giran la cabeza y se colocan las manos en la espalda. Y yo no lo entiendo. Pero es que encima ¡¡¡lo venden!!!
Saludos y salud

LA CASA ENCENDIDA dijo...

¡Anda que no tienes razón! Ya he escarmentado y no suelo comprar ni un libro de esos. Me fio más del boca a boca, de las reseñas que leo y de mi intuición, pero de los críticos y de las editoriales, ni mijita. Hay libros que me aburren y se me caen de las manos, ¡vamos que me duermo directamente!
Besicos Manu

Paula dijo...

La anécdota me recuerda a eso que hicieron los de Madrid Directo hace un par de años en Arco: colgar un cuadro que había sido pintado por un montón de manos de niños de guardería.
Lo mejor fue cuando un tipo (gafapasta, como tú les llamas, Manu) se llevó la mano a la barbilla y dijo, con gran seriedad y hasta algún carraspeo, algo así como: "la combinación de los colores y las formas denotan una gran tensión sexual". En la TV salía una imagen del tipo y otra pequeña de los niños con las manos manchadas de pintura, dando palmetazos en el lienzo. Yo creí que me caía de la butaca de la risa.

Cinéfilo dijo...

Y todos seguimos soñando con escribir una de esas "mierdas", o pinturas de niños o fotos de hijas de cuatro años, o lo que sea y que la gente se encandile con el bulo y nos den el Pulitzer. ¿Por qué no aceptar que somos uno más y divertirnos siéndolo?

Tormenta. dijo...

Niño cuando lo cuantas tú que ameno se hace! un besazo!.

Odiseo de Saturnalia dijo...

Manu, ya sabemos de las corrientes... y de no pertenecer a ellas.

Pero a pesar de todo la definición de arte es tan abstracta como única, al igual que los gustos.

Lo malo de los críticos no es que critiquen, es que les creamos y nos lleven por la corriente que ellos o el mercado, quieran.

Raúl dijo...

Fascinante.
Me recuerda una anécdota vivida en el bachillerato, en clase de literatura. Mi profesor leyó un poema y nos pidió después que lo comentaramos in voce. El texto, de lo más lírico, tenía versos del tipo: "la lluvia sobre sus cabellos", etc, etc. Todo a puntaba a un texto amoroso; el enamorado que alaba la extrema belleza de su amada.
Pero para relativizar y sacarnos los colores, el profesor nos confesó al terminar la clase, que el poema lo había escrito él mismo, y que al hacerlo, pensaba únicamente en una vaca meando; de ahí las metáforas de la "lluvia", los "cabellos" y otras zarandajas. Pues eso; que ejercimos de críticos y salimos esquilados.

anTón dijo...

Un biografía tranquila no es incompatible con la genialidad, pero casi. Y si no léase Álvaro Pombo. Habría pasado a la historia de la literatura si se hubiese rebozado en tugurios de Chueca y San Francisco en lugar de terrazas de Recoletos. Creo.

anTón dijo...

¿algún ejemplo de biografía tranquila y genialidad?

Manu Espada dijo...

¿Un ejemplo? Emmanuelle Kant, por poner uno. No salió prácticamente de su casa ni de su pueblo en toda su vida y es uno de los mayores genios de la historia, sabía de la vida sin haberla vivido. Entre otros, como Velázquez, que vivió bastante bien. No creo que haya que haber muerto de sobredosis con una aguja en un brazo para ser un genio. Cuando lei la biografía de Einstein me aburrí un huevo. Es una falacia pensar que sólo pueden llegar a escribir de Nueva York los que han estado en Nueva York, igual que un hombre se puede poner en la piel de una mujer o de un astronauta. ¿Pisó Marte Ray Bradbury? Es lo bueno de los escritores, que pueden salir de su vida cotidiana imaginando otras 8que no tienen por qué haber vivido).

Anónimo dijo...

Ya, ya, Manu, te piensas que a todo el mundo le resulta tan fácil como a ti meterse en un agujero negro sobre el papel y salir mucho más que airoso del intento.

Besos orgiásticos

Javier dijo...

Tan real como la vida misma..... Muy acertado tu post.

"Nada hay en el mundo tan común como la ignorancia y los charlatanes".