5/01/2008

DE LA SUMISIÓN

La Revolución Industrial creó un nuevo método de esclavitud: La explotación obrera. A finales del siglo XIX los obreros estaban sometidos a una jornada de hasta 18 horas diarias, niños incluidos (Esto sigue ocurriendo en países como La India, que se lo digan a Nike). En este contexto de penuria, los obreros comienzan a tomar conciencia de sí mismos, de su fuerza, y comienzan a creer que las cosas deben cambiar, pero saben que este cambio sólo puede venir desde su propia acción, desde sus propias organizaciones, y comienzan a crear sindicatos. Empiezan a hacer huelgas y movilizaciones, a las que se responde con persecuciones, represión policial, detenciones injustas y asesinatos. En 1864, en Londres, se aprueba la creación de la Asociación Internacional de Trabajadores. En su primer congreso se aprueba una declaración a favor de la jornada laboral de 8 horas. En 1884 se acuerda que hay que luchar para conseguir en Estados Unidos esa jornada de 8 horas. El primero de Mayo de 1886, en Chicago, tras una revuelta masiva, la policía detiene a seis obreros. Tras un injusto juicio, el 20 de agosto ahorcan a los obreros en público a modo de advertencia. En 1890 revisan el caso y declaran absueltos a los seis obreros. En 1889, en París, se acuerda que el 1º de Mayo sea una jornada de reivindicación obrera por los acontecimientos de Chicago. Desde 1890, el 1 de Mayo es el día simbólico de lucha obrera. Lo malo es que 150 años después pocos se consideran obreros, y realmente, todos los asalariados somos obreros. Recuerdo el 1 de mayo desde niño, de la mano de mi padre, entre banderines, eslóganes y consignas. Y eso que ellos tenían trabajo fijo, todos los de su generación tenían trabajo fijo, pero no se conformaban, eran rebeldes. Ahora las cosas han cambiado: volvemos a tener jornadas interminables, sueldos mileuristas, despidos baratos o trabajo temporal. Cualquier atisbo de rebeldía se castiga con el despido. Pero lo peor de todo es la sumisión. Nadie se queja, no nos movilizamos, no hacemos nada, aceptamos la situación. En algunos oficios y empresas ni siquiera existen los sindicatos, y si alguien hace una mínima reivindicación laboral es expulsado o marginado en la empresa. Con este panorama de sumisión corremos el riesgo de regresar 150 años en el tiempo, a aquellas jornadas de 18 horas al día. Los sindicatos ya avisaban durante aquella huelga de 1988 en la que ocho millones de personas se echaba a la calle contra la política laboral de González. Ahí comenzó la caída del castillo de naipes, la temporalidad y la precariedad. Y se cumplieron los peores pronósticos de Nicolás Redondo y Marcelino Camacho. Estamos desacelerándonos en derechos laborales, regresando a 1890, cuando el trabajo en cadena de Ford maravillaba a los empresarios de todo el mundo. El Ford T llegaba a todos los rincones del país a base de explotar a la gente. Me da la impresión de que volvemos a ser partes de una cadena de montaje. Recuerdo hace unos años una reunión en la que planteé que se nos pagaran las horas extras de alguna manera. La persona mamporrera de la empresa, o sea, el jefe, equivalente al antiguo capataz, respondió: "¿Quién eres tú para decirle a la empresa lo que tiene que hacer? Un empleado no es nadie para decirnos cómo hacer las cosas". Pero sí somos alguien, lo malo es que ya se nos ha olvidado.

13 comentarios:

Mamen dijo...

Muy bueno el post, Manu, te felicito. Y también te agradezco toda la información, a veces se me olvidan ciertos detalles.

Yo trabajo en una compañía muy grande, donde siempre agradecí el anonimato del número tras el que me escondo, cumpliendo, eso sí, muy profesionalmente con mi deber. Pero últimamente se nos ha instalado la política del miedo por obra y gracia, sobre todo, de despidos inesperados e injustos sin preguntar siquiera, enviando directamente la carta de despido por correo urgente a tu casa. A día de hoy me siento más eventual que cuando empecé en esta empresa, hace ya diecisiete años.

Besos.

Belén dijo...

Gran post Manu, se te ha visto la pasión por las venas! si señor...

Y aunque esté apunto de acabarse el dia, feliz dia del trabajo :)

Besicos

Tormenta. dijo...

llego tarde, pero aparte,de que todo cuanto dices cae dentro del saco de la cultura, decirte(por eso llego tarde) feliz día, te lo mereces!
Bess.!

amina dijo...

Ese es el problema, casi agradecemos al empresario tener un puesto de trabajo. Y la precariedad se expande como una mancha de aceite. Incluso trabajando para "la pública" tendemos a callarnos, a conformarnos, pensando que demasiada suerte tenemos porque no nos despedirán, y las administraciones se han acostumbrado a tener a mucha gente pendiente del hilo de las interinidades como medio de presión para tenernos contentos y aborregaditos.

Han luchado mucho por nosotros, pero ahora con llegar a pagar la hipotéca, las letras de los coches y las vacaciones ya somos felices, olvidando que a veces en el trabajo se pasan nuestra dignidad a beneficio de inventario, porque seguimos aguantando, seguimos sometidos.

Besos, Manu, gracias por recordarnos estas cosas.

Recomenzar dijo...

Me gusta leerte, aprendo.Y mientras tomo mi té en la mañana a solas conmigo misma te leo

LA CASA ENCENDIDA dijo...

... y así nos va. Chic@s emplead@s en comercios, en oficinas o fábricas en donde cobran una miseria y están todas las horas que a ese jefe o como se llame le da la gana.
Me da pena, mucha pena que vayamos para atrás y todo lo que hicimos o hicieron, no haya servido de nada... y me duele por mis hijos, los hijos de mis amigosy todos los que ahora empiezan a trabajar.
(Ah, ya acabé con los virus, jajajajaja)
Besos Manu.

Alberto López Cordero dijo...

Pues ni te cuento como está Correos en estos momentos. Ahí si que hay mamporreros lameculillos que por tener mucho que agradecer a los que manejan el cotarro se creen amos y señores del cortijo. Una pena porque se estám cargando el sector público postal a base de apretarle las clavijas a los trbajadores, que hoy en día, en su condición de laborales fijos tienen metido el acojone en el cuerpo por culpa de estos individuos, sedientos de dinero y productividades a costa del deslome de los demás....me tiraría así horas.

María dijo...

Aysss no me hables del trabajo que me rozas el corazón con ello, llevaba muchos años trabajando con contrato indefinido, pero ahora son tiempos de crisis, y desde hace pocos meses ya no lo tengo.

Un beso.

Rui Caetano dijo...

Feliz día.Muy bueno el post...

Anónimo dijo...

La sumisión ante el empleador, ha conseguido que todos aquellos logros, pagados con la vida de tantos, hoy ya no sean ni la sombra de la reivindicación conseguida...

Que todos podamos ser conscientes, para impedir este nuevo estilo de "esclavitud" al que hoy muchos llaman: "trabajo digno".

Saludos.

Carlos Frontera dijo...

Y lo malo es la "naturalidad" con que aceptamos esta situación. Es curioso, todos somos conscientes de la injusticia que supone, del retroceso, pero nos limitamos a hacer crítica en la hora del café.
¿Será cierto eso de que ya no quedan ideales?
Sin duda has puesto el dedo en la llaga, aunque me temo que nuestra rebeldía se verá reducido a responder este post, a la crítica y el lamento en la hora del café.
Yo el primero.

Froiliuba dijo...

Da gusto leer a gente que aún se cabrea con este sistema que tenemos, yo hace tiempo que decidí no cabrearme ya.
Pero me sirvió para recordar aquellos tiempos en los que pensábamos que algo se podía cambiar y luchábamos por ello, en grupo. Ahora la gente mantiene luchas personales por la supervivencia y eso es lo que hace que "ellos" ganen la partida.

buen post , un beso

Herodes Antipas dijo...

Ciertamente, la cosa no va muy boyante, pero mientras hayas muchachos de 16 años trabajando y echándolos como a perros a los 18, contratos basuras, pelotilleros y demás, nos seguirá yendo como hasta ahora.
Un saludo