11/03/2011

UNA DE ESAS HISTORIAS EXTRAORDINARIAS SOBRE HÉRORES ANÓNIMOS DE LAS QUE NADIE LLEGA A ENTERARSE NUNCA


Los baños de la Tasca Catedral están cubiertos por una película grasienta de color amarillo fosforito. Las cucarachas del local han sufrido una extraña mutación genética: dientecillos como alfileres y un llamativo color verde radioactivo. Muerden. Gonzalo, borracho habitual de la Tasca Catedral, notó un pinchazo en las nalgas hace cinco meses, mientras leía el Interviú sentado en la taza del wáter. Desde entonces, Gonzalo ha sufrido una metamorfosis. Su cuerpo se ha cubierto con un caparazón duro y le han brotado antenas en la cabeza, por lo que se ha cubierto el cuerpo con mallas rojas, un abrigo largo y un gorro de lana. La parte amable de la transformación es que desarrollado increíbles superpoderes. Cada vez que entra en un tugurio es capaz de leer la mente de los jugadores de tute rubios de menos de metro ochenta, adivina el final de las películas del oeste protagonizadas por Kirk Douglas y dirigidas por King Vidor que ponen en la tele a la hora de la partida, sobrevuela poblaciones con más de cinco tascas y menos de nueve siempre y cuando estén patrocinadas por la cerveza Mahou, levanta camiones de Larios con una sola mano, es capaz de correr a la velocidad del sonido sobre las barras de zinc que tienen en la vitrina tapas de morro frito, y puede ver a través de las paredes con gotelé en bares construidos en los años setenta. Su punto débil es el mármol. Su contacto con este noble mineral le convierte en un simple mortal. Pero Gonzalo no conoce el miedo. Si un hombre ebrio yace sobre el suelo de mármol de un bar, él entra, lo saca a rastras, y una vez fuera, lo coge a hombros, lo lleva a casa y lo mete en cama, cumpliendo así la misión que (él cree) le ha sido encomendada. Pero como en toda historia de superhéroes que se precie, en este cuento también hay un antagonista, un supervillano. Se llama Pepe y le mordió una mosca del vinagre en el bar García. Cubre sus alas con un guardapolvos beige y escupe palillos como si fueran flechas, revienta vasos de tubo con el pene, nunca pierde al mus en locales con gresite y maneja el cuchillo jamonero como si formara parte de su cuerpo, lo que le convierte en un supervillano muy peligroso. Gonzalo y Pepe coinciden en una taberna nueva situada en la periferia de la ciudad. Se reconocen al instante, con ese sexto sentido que solo tienen los superhéroes, las criaturas provistas de un don sobrenatural. Se miran de arriba abajo. Cuando Pepe le lanza el palillo a su contrincante, Gonzalo sale volando y se posa sobre la barra. No es de zinc, sino de mármol, por lo que no puede correr a la velocidad del sonido. Pepe saca el cuchillo jamonero y perpetra el crimen, pero se moja con la sangre ajena, fluido mortal para el supervillano. Los periódicos, ignorantes de la extraordinaria naturaleza de estos dos seres, calificaron el duelo como pelea de borrachos y tan solo le dedicaron un breve de cuatro líneas en la última página de sucesos.

20 comentarios:

ernesto ortega dijo...

¡Qué bueno! Una pena que te los hayas cargado. Creo que esto da para mucho más.

Maite dijo...

Desde luego se trata de una historia extraordinaria, Manu. Tu imaginación portentosa nos acerca a esos héroes anónimos, en los que ni siquiera reparamos, y eso desmotiva a cualquiera. Buen texto, como ya nos tienes acostumbrados.

Víctor dijo...

Ya se sabe cómo son los periódicos... Bien, Manu, una historia de superhéroes sacada de la nada. Un abrazo.

Nicolás Jarque dijo...

Manu, destornillante relato-comic ibérico que deja un buen sabor a comedia y esperpento. Me han gustado estos superheroes nada convencionales. Yo creo que es una buena idea para un guión de película.
Un abrazo.

David Moreno dijo...

jajjajaja este es un nuevo género, el micro-cómic hilarante tipical spanish. Ahí queda.

Será que no nos enteramos ni de la mitad... seguro que hay muchos héroes anónimos por ahí sueltos.

Un saludo indio

AGUS dijo...

Tiene cierto sabor a serie B, muy cinematográfico como ya han dicho, y me parece que el escenario elegido es el ideal. Me creo más la realidad que tú me cuentas que la que muestran los periódicos. Y me haces pensar en el sentido de las cosas, en su verdadera realidad. Muy bueno.

Abrazos.

Rosa dijo...

Jajaja que buena historia!!! La pena es que han muerto en el primer encuentro...

Besos desde el aire

Arte Pun dijo...

Uno levantando camiones de Larios, y otro reventando vasos de tubo, podrían haberse forrado saliendo en Tele5, pero no, han salido en los periódicos, tal vez porque no tenían la misma habilidad con los caminoes de Mare y las copas balón.
Muy divertido relato. Gracias. Abrazos.

Raúl dijo...

El periodismo de investigación ya no es lo que era. Es un hecho.
En cuanto a uno de los superpoderes de Pepe, decirte, que tampoco hay tantas pelis del oeste protagonizadas por Douglas y dirgidas por Vidor.
Sonrío.
Buen relato, MC.

Jesus Esnaola dijo...

Si es que no saben mirar, no saben ver. Y aunque lo hubieran hecho, en el mejor de los casos habría hablado de supuestos superhéroes con supuestos superpoderes.
Menos mal que aún tenemos "La espada oxidada" para obtener información de la buena.

Muy bueno.

Lola Sanabria dijo...

Para poder ver a héroes y villanos cruzándose la cara a golpes o con cuchillos jamoneros, hay que tener la mirada limpia de realismo sucio. ¿O no?

Me partí el culo de risa.

Abrazos reptantes.

Araceli Esteves dijo...

Pues a un superhéroe que lleva a los borrachos que no se sostienen a sus casas hay que aplaudirle, claro que sí.

Elysa dijo...

Para que quiero leer el peridodico, me va a mentir, seguro. Me vengo para La espada oxidada y me cuenta la verdadera historia de los suspuestos borrachos y encima me lo paso mucho mejor...

Besitos

Susana Camps dijo...

Me fascina tu capacidad para los detalles estrambóticos. Desde la tercera línea me han atrapado con la curiosidad del "a ver qué más se le ocurre ahora". Esos superpoderes condicionados son de antología. Lo de leer la mente a jugadores de menos de 1,80, la supervisión a través de gotelé o el lanzador de palillos me han cautivado. Pero sobre todo la ironía final. Confirma que es en tu peculiar mirada donde está la literatura.
Abrazos.

Javier Ximens dijo...

Por dios, Manuel, cómo no estás ya en todas las listas de los más leídos. Que hermosa historia con tintes surrealista y final con moraleja. El título lo dice todo, y eso que dicen que todo está dicho.

Miguel Baquero dijo...

La verdad es que vaya birria de superpoderes más restringidos. Para tener un don así, casi mejor que me quedo como estoy (me descojono, por cierto, con lo de José Mota, que de vez en cuando tiene sus puntos, con ese remedo de La Masa que tiene minivelocidad y minifuerza)

Pedro Sánchez Negreira dijo...

Tal como han dicho, digno de dar nacimiento al subgénero del micro-comic-cañí.

Un par de personajes fantásticos -en todo el sentido- que podrían habernos dado mucho más de no haber muerto.

Excelente, Manu. Lo bordas.

Citopensis dijo...

Me imagino al periodista escribiendo la noticia a ocho manos. Llenando la página de tinta calamárcica para regresar después fumándose un camarón a su húmeda cavidad, una pequeña mesa que hace esquina y frente con el baño de la redacción...

Eres grande Manuel.

R.A. dijo...

Para mí este micro demuestra tu capacidad observadora y como reelaboras la realidad, solo tú puedes transformar una vulgar e incluso trsite riña de borrachos en una lucha de superhéroes...


Un abrazo

Anónimo dijo...

Si es verdad que hay cosas de la realidad que estando sobrios se nos escapan. Besos.