9/07/2011

VOLUTAS


Al alba, el sargento saca al poeta de su celda, lo conduce al patio y lo ata al poste, frente al pelotón de fusilamiento.
—¿Una última voluntad? —pregunta el militar con voz altanera.
—Un cigarrillo —suplica el escritor.
El sargento se saca del abrigo un libro de poemas. Lo abre por una página cualquiera y arranca una hoja al azar. La enrolla con violencia, se la mete en la boca al preso y le da fuego.
—¡Fúmatelo, perro! —le ordena con un grito marcial.
El poeta cierra los ojos, aspira una larga calada al folio y espira lentamente. El sargento da la voz de “carguen” mientras el poeta exhala el humo de la hoja. Lo que en un principio parece una voluta circular se acaba transformando en una letra “c”. El militar ordena al pelotón que “apunten”, y el poeta sopla una “o”, y luego una “g”, hasta hilar varias palabras. Versos. Una estrofa.

Cogedme, cogedme.
Dejadme, dejadme,
fieras, hombres, sombras, soles, flores, mares.

Una leve brisa empuja la poesía lentamente, agolpando los versos frente al pelotón, hasta que un golpe de aire apaga el cigarrillo del poeta.
—¡Fuego! —vocifera el sargento.
El humo entra en los ojos húmedos de los soldados, que leen la última estrofa, inmóviles, en silencio, antes de que el viento se lleve las palabras del último verso…

Cogedme. Dejadme. *

* El poema es de Miguel Hernández, el poeta del micro, uno de tantos, quizá inédito, nunca se supo.

MICRORRELATO DE "ZOOM. CIENTO Y PICO NOVELAS A ESCALA" (Editorial Paréntesis).

17 comentarios:

montse dijo...

Un verdadero poeta. Hasta el último momento. Me gusta como lo has contado.

Jesus Esnaola dijo...

Lo recordaba bien, en mi caso es un halago grande porque tengo una memoria de pez muy injusta con muchos microrrelatos.
Me gusta mucho.

Abrazos

AGUS dijo...

Esta pieza es muy cinematográfica. Tiene el encanto de incidir desde lo fantástico en lo real, pero al final uno se deja llevar y piensa que la historia pudo ser así, que debió ser así, que fue así, tal y como nos la cuentas. Es decir, uno piensa en los últimos instantes del poeta y se queda con los tuyos, sin duda. Y para hacer una cosa así se requiere maestría.

Abrazos.

Susana Camps dijo...

Un micro muy interesante, visual, con fuerza poética y, como dices al pie, casi germen de una novela. Con un protagonista poeta-microrrelatista... curioso intercambio de géneros y transformaciones. El titulo es perfecto.
Abrazos.

Luisa Hurtado González dijo...

La culpa es del sargento, para mí esta claro. Le está bien empleado por darle a fumar unos versos.
Será un sargento como hubo, hay y habrá muchos, me temo.

Anita Dinamita dijo...

Precioso, un último momento digno para el poeta. Un momento indigno más para el sargento.
Un abrazo

Maite dijo...

A mí me pasa como a Jesus, tengo memoria de pez para todo en general, así que cuando un relato se me ha quedado grabado, no tengo duda alguna de que es muy bueno y de que además, me ha impactado. Ahora sigue haciéndolo, otro signo inequívoco de su calidad. Abrazos, Manu.

Kum* dijo...

Siempre lo he dicho. Los ejércitos son el peor invento del ser humano. Ellos mismos se dan asco, por las noches, en soledad. Es por eso que siempre gritan tanto.

Uno encuentra maravillas al pasar por aquí.

Besos payasos.

Unknown dijo...

Nos regalas un bello final para el querido poeta.
Gracias

Un beso

Rosa dijo...

Me encanta su relectura,,,Genial micro Manuespada.

Besos desde el aire

Anónimo dijo...

Maravilloso.

Pedro Sánchez Negreira dijo...

Volutas de poesía...

Sublime.

Ya me emocionó la primera vez que lo leí.

Un abrazo.

Fernando Sánchez Ortiz. dijo...

Emocionante y sentido, un bello bisturí que avanza a través de las imágenes. Me lo apunto.

Elysa dijo...

Este micro es pura poesía, y muy, muy emotivo. Casi me hace llorar...


Besitos

Torcuato dijo...

Vuelvo veraneado perdido y me encuentro un precioso micro.
Un abrazo, Manu.

Nicolás Jarque dijo...

Excelente poema de un protagonista, contra su voluntad, de una guerra. Bien podía haber sido Miguel Hérnandez el protagonista del mismo.
Gracias por publicarlo.

Un saludo.

Javier Ximens dijo...

Tengo tanto pendiente de leer. Gracias por traer este fusilamiento a la intolerancia, es como si las balas se hubieran vuelto hacia los militares y sus beneficiarios. En verdad que los versos hacen más daño que las balas, por eso les fusilan, cabrones.