8/10/2011

AGENCIA DE VIAJES


El comercial me ofreció un tour por el País de Nunca Jamás. Mi vecino me había enviado desde allí una postal el verano pasado y me pareció lo más parecido a un parque temático, por lo que deseché la opción. Las fotos que aparecían en los folletos de Mordor mostraban unas tierras oscuras y volcánicas, salpicadas por llanuras de ceniza. También lo descarté. Buscaba algo más luminoso, y apenas tenía nociones de élfico, más allá de un año en la escuela oficial de idiomas. Me propuso una ruta por Macondo. Ya conocía la ciudad por motivos de trabajo. Aunque me gustaban sus casas de paredes de espejo era demasiado ruidosa. Luego me enseñó un catálogo de Comala como alternativa. Tampoco. Un secarral sin ambiente. Excesivamente tranquila. Me interesé por el póster de Gotham que había en la pared, aunque me quitó la idea de la cabeza. Al parecer vivía revueltas sociales. Sobre la mesa del comercial había un libro en cuya portada lucía una ciudad preciosa. En primer plano se veía un puente de piedra que cruzaba un río, con una orilla ribeteada de juncos. Al fondo, dos catedrales doradas remataban la imagen. Le pedí que me mostrara esa guía. Quería ir a ese lugar. Me respondió que no era una guía, sino un libro de ficción. Ese sitio tan bello era pura fantasía. ¿Por qué los parajes más bonitos del mundo no existen? Le pedí el libro y me lo regaló. Ese año me quedé en Lilliput viajando a través de la lectura, soñando que esa ciudad era real. Aún hoy, imagino que algún día podré viajar hasta allí, cruzar el Tormes caminando por el puente romano y perderme entre las calles de Salamanca.

17 comentarios:

Lola Sanabria dijo...

¡Qué bien le das la vuelta a la ficción para convertirla en realidad y viceversa! A mí también me gusta Salamanca, algún día pasearé por sus calles.

Abrazos flojitos por la calor.

Luisa Hurtado González dijo...

Me han dicho que hay (incluso) más de una guía de Salamanca. Es genial porque, aunque sea todo pura imaginación, los detalles incluidos en esos libros de ficción ayudan a llenar los sueños de detalles y así todo parece (aunque lamentablemente no lo sea) mucho más real.

Víctor dijo...

Versiones, inversiones, perversiones... Me gusta esa vuelta a la realidad.

Manu: te sales (y lo digo con cierta rabia contenida).

montse dijo...

La línea entre lo real y lo irreal acaba de adelgazar un par de metros con esto.

LA CASA ENCENDIDA dijo...

Ya sabes todo es posible si no loproponemos y tú sabes mucho de eso, así que ánimo y a las gachas!
¡Eres la monda para la ficción!!
Besicos muchos.

Rosa dijo...

Este año mis vacaciones son imaginarias, pero algún fin de semana nos escapamos por los alrededores y Salamanca está cerquita...

Me ha encantado la vuelta que le das al relato, pasando de la ficción a la realidad más cercana.

Besos desde el aire Manuespada

Esteban Dublín dijo...

Este micro se me debió haber ocurrido a mí. No te extrañe si lo encuentras en mi blog un día de estos.

Abrazos. ;)

Puck dijo...

jajaja relato muy viajero. Tras leerte, y a falta de vacaciones, he pensado darme una vuelta por Macondo que hace mucho que no voy. Saludillos

Elysa dijo...

La ficción pasa a ser realidad y esta a ser ficción y objeto de los sueños. Admirable, Manu.

Besitos

R.A. dijo...

Buena elección Lilliput ;)
Aunque donde este esa ciudad del puente, los juncos en la ribera del río Tornes...me gusta que se diluyan los contornos. Que lo real sea pura ficciòn y lo ficticio real...

Abrazo

César Socorro dijo...

Manu, ¿puedes decirme dónde está esa agencia? Saludos.

Rocío Romero dijo...

Jope Manu, qué lástima de ciudad maravillosa e imaginaria... Como sigas así -baños en aguas fluorescentes, ciudades junto al mítico Tormes- vas a perder toda credibilidad ;-)
Es usté un crack, genial el micro y genial la elección de destino ficticio.
Muchos besos

Juanjo dijo...

tanto tiempo

Anónimo dijo...

Sin agencia, llegué al País de las Maravillas y después de patearlo entero, no me gustó.

Un beso, Manu.

Arancha

Susana Camps dijo...

Me ha parecido muy divertida la recopilación de lugares y motivos para visitarlos o no. Pero sobre todo, que al final gane la realidad del Tormes, donde yo sólo puedo ver al Lazarillo, tan real.
Abrazos.

Elena Casero dijo...

Me ha gustado mucho cómo enlazas los lugares de nuestras lecturas comunes para llegar (creo yo) a la infancia.

Un abrazo grande

Belén dijo...

Pues son unas vacaciones muy chulas, ¿eh?

Besicos