3/16/2010

EL CASTIGO DEL SILENCIO


Eran dos presos de diferente ideología condenados a cadena perpetua, encerrados en la misma celda. Nunca se llegaron a agredir, ni siquiera se llevaban mal. Pero la comunicación entre ellos era totalmente nula. Las únicas ocasiones en las que emitían sonidos era cuando hablaban solos. Pensaban en alto, vociferaban contra sus propios males, pero el otro jamás prestaba atención a las palabras que sólo escuchaba la gruesa pared. Resultaba más violento que una encarnizada pelea de gallos: dos seres humanos que no se hablaban, mudos a perpetuidad por el orgullo. Ni siquiera se molestaban el uno al otro desde hacía treinta años. Sólo se ignoraban.
En cierta ocasión un guardia le regaló una radio a uno de los presos. El recluso siempre escuchaba el aparato en un rincón de la estrecha habitación, y acabó tragándose la música que rebotaba en el eco de la pared. Las baterías del transistor se agotaron, pero las canciones subsistían en el interior del condenado. La noche en que murió expulsó del pecho todas las notas. El otro preso cantó con él los versos de su última canción.


Relato incluído en "El desguace".

11 comentarios:

LA CASA ENCENDIDA dijo...

Me encantan tus relatos. Eres un maquina.

Besicos muchos.

LA ZARZAMORA dijo...

Este micro me recuerda al de los dos viejos mexicanos del estado de Tabasco que eran los únicos en hablar la lengua zoque, la cual se perdió porque los muy majaderos no se hablaban entre sí porque estaban enfadados desde hacía años.

Besos, Manu.

Buen micro.

Isabel Mª dijo...

Me gustó mucho la idea de la incomunicación que es una soledad doble ...treinta años ...y por una cuestión política, qué tarde descubrieron que no merecía la pena.
un abrazo, manu

Esteban Dublín dijo...

Qué maravilla de cuento, Manu. Felicitaciones.

BB dijo...

Ya lo había leído en tu Desguace y no por ello, deja de conmoverme, una vez más.
Un beso
BB

Sinuosa dijo...

Ya te digo, una máquina de ingenio que no descansa nunca.
Da gusto pasar por aquí.
Y envidia, ¡jo!

Belén dijo...

Al final la música unió lo que no se puede :)

Me gusta

Besicos

Anónimo dijo...

El título me encanta.
Besillos

Vergónides de Coock dijo...

Ta bien , veo buen nivel en tu prosa. Suerte.

Raúl dijo...

Tremenda metáfora de la incomunicaicón.

Pablo de la Rúa dijo...

Me ha gustado Manu, muy bueno. Un abrazo.