Mi sombra es la de Stanley Kubrick. Me di cuenta hace unos
meses, mientras desayunaba en una terraza del Retiro. Sus movimientos seguían
los de mi cuerpo de manera sincronizada, como de costumbre. Si levantaba mi
brazo con la taza de café, la sombra hacía lo propio, si pasaba las hojas del
periódico, sus movimientos copiaban los míos, como si fuera un calco negro. Por
los altavoces del bar salía una música pop que no fui capaz de reconocer. Hasta
que se produjo una extraña pausa. Un breve e inquietante silencio. Entonces
sonaron los primeros compases de “Amanecer”, la fanfarria inicial de “Así habló
Zarathustra”. Cuando las notas largas de trompeta se alternaron con los golpes
secos de los timbales, adoptó una forma curvada, como se simio. Cuando el poema
sinfónico alcanzó su cénit, comprobé atónico cómo mi sombra (pese a ser un ente
de naturaleza etérea e incorpórea) cogía un hueso de pollo que había junto a mi
pie derecho y lo destrozaba contra el suelo. Desde entonces solo estoy
tranquilo por las noches, con las luces apagadas. No salgo a la calle los días
de sol ni camino bajo las farolas. Mi mujer me ve tan mal que me ha propuesto
ir con ella y el niño a un hotel en las montañas, pero me he negado. No me fío
de mi sombra.
18 comentarios:
Haces bien en no fiarte ni de tu sombra, jaja menudo eres...
Un saludo indio
Mitakuye oyasin
No hay que fiarse no de la propia sombra. Que bueno. Te sigo leyendo aunque no te deje nada por aquí.
Álvaro
Saludos y salud
Me encanta la normalidad con la que integras el elemento fantástico en la narración, tras la primera frase, con esa referencia al desayuno en el Retiro. Y sin embargo, al final,de manera muy acertada, vuelves a resaltar el hecho en sí, lo que produce inquietud y desasosiego, tras una narración hipnótica.
Abrazos.
Consigues que oigamos las notas que acompañan al simio... Un relato muy vívido, Manu, como siempre. Un placer leerte.
Abrazos
Genial la introducción y ese desenlace a golpe de hueso de pollo. El giro de turca y la frase final lo hacen inolvidable. Un placer leerte
Jo, qué miedo... por si acaso permaneceré a la sombra, no vaya a ser que me pase algo así.
Muy bueno, Manu
Abrazos
Haces bien, las sombras se han vuelto unas insolentes oportunistas.
Muy a lo Vila-Matas con Hemingway o Tabucchi.
Saludos.
Muy mala sombra es esa que no sabe comportarse, o se la educa o se le pierde el miedo. Pero así vamos mal.
Me gustó.
Un abrazo.
Muy divertidas las referencias a la obra de Kubrick y una buena historia. El final en especial fue mi parte favorita porque me encanta El Resplandor. Estoy que seguro que al maestro le gustaría.
Abrazos.
Qué terrible estar a la sombra de tu propia sombra... Un texto muy visual y cinematográfico.
Un abrazo.
Debes entenderlo, Manu, las sombras en invierno se aburren mucho y cuando uno se aburre es capaz de cualquier cosa (la sombra de un amigo, por ejemplo, todos los diciembres escribe libros ya escritos sin parar). Ahora que llega el verano no tendrán tiempo más que de cumplir su horario. Todo volverá a la normalidad (o no).
Abrazotes asombrados
Todos los elementos de la historia son cotidianos y sin embargo, al estar integrados en el imaginario fantástico de las películas de K. resaltan inquietantemente. Evidentemente no es normal. Nada normal. ¿Qué puñetas hace un hueso de pollo en el Retiro?
Yo de ti me iría al hotelito ese de montaña. Eso sí que es el "retiro".
Abrazos
No te puedes fíar ni de tu sombra. Y lo del hotelito me suena a "El resplandor". En fin, que lo tienes crudo. Y todo por meterte a guionista.
Abrazos variados.
Jo... quisiera que la mía fuera la de Tarantino!!!
Besicos
Eso no es tener la sombra de K. si no tener una mala sombra. No me fiaría yo mucho de ir a ese hotelito, no sé, la cosa puede terminar muy mal...
Besitos
Estos son los que yo llamo Manumicros, de rupturas de la realidad, inquietantes donde irrumpe lo fantástico pero que tienen también una lectura real porque a veces somos un extraño hasta para nosotros. Me ha dejado preocupada, ¿qué será capaz de hacer esa sombra? Dejarlo ahí con la referencia al resplandor es acohonante y acongojante.
Abrazo
Para mi, la genialidad del micro es el final(aunque hay que conocerse un poco la filmografía de Stanley).
Cuidadín Manu, que tú también eres escritor. No te vayas a un hotel de montaña.
Un abrazo.
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