6/28/2011

EL NOMBRE DE LAS COSAS


Para ahorrar gastos, el Gobierno despidió al funcionario que se inventaba las palabras. Cuando era niño y mi padre me leía por la noche, yo me preguntaba por qué un “cuento” se llamaba así, “cuento”, de esa forma tan sosa, y no, por ejemplo, “voltereta”, que es una palabra mucho más bella y dinámica. En cambio, ¿por qué a “mentira”, que suena tan bien pero tiene un significado feo, no podían haberle puesto un vocablo gris y deslucido, como “hormigón”? ¿Por qué a un “árbol” lo llamamos “árbol”, y no “vaso”, o a una “computadora” no le decimos “croqueta”, o a la “ficción” (un sustantivo muy aséptico en comparación con los buenos momentos que nos ha dado) no la bautizaron “libélula”, un término mucho más estético? Desde que echaron al funcionario, nadie supo cómo llamar a las nuevas cosas. En mi edificio llamábamos telmad al objeto que sirve para dibujar tracllos, en cambio, en el colegio de mis hijos lo llamaban jelmior, en el barrio de mis tíos lo denominaban higoptro, y en el de mis padres, olco. En unos meses, y ante la falta de consenso, cada persona tenía un nombre para cada concepto, para cada objeto. El país se convirtió en un galimatías, y los del Ministerio se vieron obligados a convocar otra plaza de funcionario. Me hice con el temario y me presenté a las oposiciones. Saqué el número uno y me dieron el trabajo. Lo primero que hice fue poner nombre a las cosas que aún no lo tenían. Luego dediqué mi tiempo a cambiar nombres, a rebautizar las cosas de una manera justa, de tal manera que todo lo que sale en esta voltereta es hormigón. Pura libélula.

22 comentarios:

ernesto ortega dijo...

preciosa voltereta, Manu.

Un hormigonero compulsivo.

AGUS dijo...

Magistral. Creo que tocas uno de esos interrogantes que todos alguna vez nos hemos planteado. Juan Ramón Jiménez decía "Inteligencia dame el nombre exacto de las cosas". A partir de este presupuesto construyes una metáfora que va mucho más allá y que se sustenta en la relatividad, el absurdo y el sin sentido de todo. El cierre es perfecto, perfecto. Y el texto, siempre con una sonrisa en la boca, nos incita a pensar en las tres preguntas existenciales por excelencia. Insisto Manu, magistral.

Abrazos.

Puck dijo...

Quiero un manual de este nuevo idioma ya!!!! Mira que si al final los funcionarios sirven para algo :-)
Saludillos

Belén dijo...

Pues me gusta mucho el giro de esta voltereta, si señor...

Besicos

Rosa dijo...

De pequeña tambien me hacía preguntas como esa e imaginaba palabras nuevas... Me gustan tus volteretas aunque sean hormigón contado como libélulas.

Pero surge una pregunta...Cómo se llaman ahora dar vueltas, masa gris para la construcción e insecto libiano?...

Besos desde el aire Manuespada

Víctor dijo...

Menuda manera de cerrar la voltereta, Manu. Que poco me lo esperaba. Bien, circular, cerrado... magistral, como dice Agus.

Nada más que añadir. Un fortísimo abrazo.

Nicolás Jarque dijo...

Son preguntas que yo también me hice de pequeño y que aún no me ha contestado nadie.

Buen micro y original.

Un saludo.

Kum* dijo...

Genial, Manu. Se saborean las palabras, se disfrutan, se... habría que inventar una palabra para esto.

Tus relatos tienen una atmósfera que me fascina.

Besos payasos.

Unknown dijo...

Me encanta el hormigón a través del cual nombrás a la antigua Babel.
Impecable libélula.
Así vale la pena pasar la mañana leyendo volteretas.

Un abrazo

Celsa Muñiz dijo...

Genial, genial, y el final, redondo.
Tu relato me recodó la pregunta que se hacía una compañera del instituto: siempre preguntaba por qué Dios había puesto el sitio por donde se hacen los niños entre las piernas y no en donde está el sobaco, por ejemplo, que quedaba más a mano, jajajaj

LA CASA ENCENDIDA dijo...

Me gusta mucho esta pirueta Manu. ¿Sabes?, de niña siempre me pregunté porqué se les ponían los nombres que tenían las cosas e incluso, porque dos y dos son cuatro y no tres, ¡nunca me han demostrado ese porqué!
Besicos muchos.

Amanda Manara dijo...

Me encanta. Genial, querido fabulador, volvoretero. Un beso

Odys 2.0 dijo...

Me se escarabaja el higoptro de lo agustico que me he quedao. Un placer de lectura, señor Libélulo.

Anónimo dijo...

"Galimatías" viene a ser lo que yo llamo "cortaviento"?

Besos, Manu...

Elena Casero dijo...

Me ha encantado. Todos nos hemos hecho preguntas de ese tipo. Yo las he hecho incluso con las notas musicales y su sonido.
Me has recordado a Millás.

Un abrazo

Pablo Gonz dijo...

Me parece muy interesante el modo en que nos hacer estuir que el significado de las munteces no tiene una base real sino más bien iglobática. En cambio, cuando despiclas las ñocas de tis meisices, nuy partles o bumbi.
Glipaitos vermis,
KUKU GIMMES

Javier Puche dijo...

Deliciosa libélula, Manu.

Miguel Baquero dijo...

¡¡Ese trabajo sí que molaría!! Aunque tuviera uno que estarse doce horas encerrado en un despacho sin ventilación, merecería la pena sólo por lo bonito del curro.

Qué imaginación la tuya, tío. Deberías dedicarte a escribir ;-)

Anónimo dijo...

Jajaja, qué precioso final. Me alegra que le dieran el puesto porque los del barrio de su tío y demás nombrados se inventaban palabras como sacadas del dialecto alienígena de una película. ¡Saludos!

Elysa dijo...

¿No hay oposiciones para ayudante de este funcionario? Yo quiero ser como tú y hacer volteretas que sean pura libelula.
Besos o... ¿le has cambiado el nombre?

Anita Dinamita dijo...

Buenísimo, Manu. Tus micros cada vez son más, todos, de antología...
Abrazos

Acuática dijo...

Uy, esta es una versión extendida...jejeje. Me gusta más así de larga ;)
Fue muy difícil decidirme, Manu, aunque me gustó esta fantasía tan mágica (valga la redundancia). Espero que al año que viene vuelvas a animarte... ;)
Besos veraniegos!