1/05/2011

POST MORTEM


Querida Clara:

Hace unos días me llegó una postal como esta desde un lugar que no existe. La tarjeta (con precisas instrucciones para llegar hasta aquí) la firmaba yo mismo en el 8 de enero de 1986. Como ves, tiene una foto en la que se aprecia un páramo semidesértico. En la reverberación del sol, la llanura parece una laguna transparente, deshecha en vapores por donde se trasluce un horizonte gris. Y más allá, una línea de montañas. Y todavía más adelante, la más remota lejanía. Estos días he podido conocer, de manos del señor Preciado, a todos los habitantes de este pueblo imaginario. Te ruego que no pierdas tus fuerzas buscándome. Este lugar es pura ficción, no más que un sitio de fantasmas. Volveré en cuanto acabe mi novela. Lo prometo. Te quiere, Juan.

Comala, 1955

18 comentarios:

AGUS dijo...

Genial, Manu.

Este micro me ha llegado mucho porque "Pedro Páramo" es mi novela de mesilla. Vuelvo a ella siempre que puedo y siempre me fascina. Pero más allá de esta anécdota personal, me encanta la idea que deslizas. Como el propio escritor es o se convierte en un ser de ficción cuando se encuentra inmerso en el procreso de creación. Más aún que los propios personajes que él mismo está creando. En ese momento de soledad y recogimiento que tú tan bien conoces, si estos desaparecieran y se esfumaran creo que también lo haría el propio escritor, seguro. Por tanto, la sensación de vértigo es enorme, infinita, inasible. Lo dicho: GENIAL.

Abrazos.

Anónimo dijo...

A lo mejor es que escribiendo es cuando uno realmente "es" y la ficción es el resto.
¿Me firmaste Fuera de temario?
Besos

Manu Espada dijo...

Cierto Agus, cuando uno está inmerso en el proceso de creación, los personajes cobran vida a tu alrededor y la misma realidad se desdibuja, llegando incluso a veces a la obsesión por una idea, trama o personaje, hasta el punto de quedarte vacío.

Mita, por supuesto, ¿aún no te ha llegado? Pues sí que está mal correos.

Un abrazo.

Belén dijo...

Por dios, Manu... yo recibo esta postal y me vuelvo loca buscando a la Anne Germanin :P

Besicos

Elena dijo...

¿pero el personaje es él?
¿es ella?
¿el que escribe?
¿el que lee?

ay Dios, qué día de reyes me queda...

LA CASA ENCENDIDA dijo...

Vaya Manu, que carta más fantástica, ¡chiquillo que cabeza la tuya!!

Besicos muchos.

Miguel Baquero dijo...

Si el libro ya de por sí es estremecedor, la foto ni te cuento

Maite dijo...

Cuando un escritor está sumergido en la realización de su obra, sólo hay una manera de que ésta adquiera tintes de realidad, bien puede ser porque los personajes se tornan tridimensionales y entonces te acompañan durante el camino, o que tú desaparezcas dentro de su mundo de ficción. Me ha encantado esta visión tuya, Manu.
Feliz escritura ;)

BB dijo...

Una forma de desaparecer dentro de si mismos a esa otra realidad, que es la única en ese momento.
Un beso, Manu
BB

Manu Espada dijo...

Esa otra realidad, es la realidad de los muertos, porque en Comala, ya se sabe, no hay vivos..., pero en esta historia Rulfo vuelve de entre los muertos para escribir Pedro Paramo. A veces escribir es morir un poco para dar vida a otros que no existen. Gracias por los comentarios.

Javier Puche dijo...

Hermoso homenaje a una novela inmortal. Feliz 2011, Manu.

Pablo Gonz dijo...

Micro tipo laberinto. Entré y me perdí. ¿Cómo se sale?
Abrazos angustiados,
PABLO GONZ

virgi dijo...

Uno de los lugares donde si entras, ya no sales.
Bueno, tal ve si te va a buscar M. Lowry.

Besos

Josito dijo...

Un resumen podría ser: la Vida es sueño y sólo cuando escribes es realidad.
Saludos.

Claudia Sánchez dijo...

Excelente Manu! los desplazamientos temporales me encantan.
Saludos!

Puck dijo...

Es genial, lo he leído varias veces como imagino que haría la destinataria buscando claves en cada palabra para encontrar un sitio que sabes que no existe.
Saludillos

Juan Vásquez dijo...

Está buenísimo, buenísimo. EL proceso de creación es una cosa loca, fascinante, espero ir pronto a esas tierras nuevamente o no he salido?.

Saludos Manu.

pepa mas gisbert dijo...

A veces escribir una novela consiste en vivirla.