12/29/2008

REALIDAD Y FICCIÓN

Han cancelado la publicación de un libro de memorias sobre el Holocausto judío que contenía una sorprendente historia de amor después de que el escritor (superviviente del Holocausto) haya reconocido que inventó algunas partes. Por lo visto la historia ha tenido un éxito sorprendente en los medios norteamericanos incluso antes de publicarse el libro. El autor cuenta que conoció a su mujer en un campo de concentración cuando ésta le tiraba manzanas por encima de la valla, y años después volvió a encontrarse por casualidad con aquella niña en Nueva York. Después del reencuentro, se casaron. El caso es que van a retirar el libro, pero no es la primera vez que algo así ocurre.

EL PAÍS publica hoy que en 2006, James Fey admitió que había inventado parte de sus memorias sobre drogas y alcohol en "A million little pieces", el libro de no ficción más vendido en EEUU en 2005. En febrero, Misha Defonseca admitió haberse inventado la mayor parte de su autobiografía, un éxito de ventas sobre una chica judía salvada por lobos mientras se escondía de los nazis. Este año también se supo que "Love and consequences", las memorias de Margaret B. Jones sobre una niña mestiza que crece en un barrio pandillero de los Ángeles, también eran una invención y el libro fue retirado.

Hay una cosa muy clara. Casi todas las biografías o autobiografías tienen un componente de idealización, cuando no de invención, con tal de adornar la historia. No creo que el verdadero Óskar Schindler fuese igual que el Óskar Schindler de Steven Spilberg con el que obtuvo el Óscar de Hollywood, ni creo que Lawrence de Arabia fuese igual que Peter O,Toole en la película. Lo malo es hacer pasar por reales cosas que no lo son, porque si la historia es buena, sería tan fácil como decir que se trata de ficción, o que se trata de una ficción basada en hechos reales. No creo que ninguna novela autobiográfica o ninguna película basada en una biografía aguantase ni dos minutos si no le añadimos elementos de ficción o si no utilizamos los elementos que nos proporciona la narrativa, por muy interesante que sea la vida de alguien. En la vida real no hay bandas sonoras en directo (esto me recuerda a un sketch en el que salía un tipo tocando el piano en las escenas de amor). Lo que hay son días eternos en los que no pasa nada, silencios, aburrimientos y rutinas, y eso nunca sale en un libro, porque si no sería lo más aburrido del mundo. ¿Alguien cree que a la mujer en la que se basa "Memorias de África" le pasaron todas esas cosas tal cuál? En cualquier caso, no creo que deban retirar estos libros, simplemente deben contar la verdad y ser honestos: que se trata de historias reales ficcionadas. Cuando se publicó "Los puentes de Madison" muchas personas llamaron a National Geografic preguntando por el fotógrafo protagnista, aunque era ficticio. Está claro que la gente necesita creer en algo, aunque sea en la ficción.

10 comentarios:

Belén dijo...

Bueno, incluso cuando contamos anécdotas siempre somos un poco mas...imaginativos de lo normal, como para no serlo los escritores...

Besicos

Anónimo dijo...

Supongo que depende del tema que se toque, y fantasear con el holocausto y su entorno, es peligrosillo.
Feliz Año, Manu!
Besos

Tormenta. dijo...

Hola Manu, pues estoy con Belén, es que..además, eso no se puede evitar, digo yo...

Un besazo enorme mi niño.. Feliz año nuevo!!!!! aissss que rápido pasa el tiempo!.

Besos!.

Alberto López Cordero dijo...

Estáclaro que todo lo que está "basado" en hechos reales tiene más adornos que un arbol de Navidad, pero si no distorsiona lo que es la esencia de la historia, pues a mí personalmente me da igual siempre que sea una buena lectura o una aceptable película. Aprovecho ya que estoy aquí para desearte lo mejor para el próximo año y a ver si publicas algo más, ya que "El desguace" fué todo un caramelo que nos pusiste en la boca, pero ¡¡queremos más¡¡ Un fuerte abrazo.

Manu Espada dijo...

Belén, siempre que se digan las cosas, perfecto...

Mita, yo creo que se puede escribir ficción acerca de cualquier tema, incluso el Holocausto (siempre que no sean negacionistas o se ponga de buenos a los nazis, por supuesto), de hecho hay infinidad de películas que tratan el tema: la decisión de Sophie, El niño del pijama de rayas y muchas más.

Tormenta, Feliz año, la rapidez del paso del tiempo sí que no es ficción.

Alberto, Feliz año también para ti, también te deseo lo mejor. Lo de publicar otro libro, en eso estamos, pero aún en la fase de escritura, con nuevos relatos, que se las trae, hay que sacar tiempo de debajo de las piedras. Un abrazo.

LA CASA ENCENDIDA dijo...

¿Tan dificil es ser autenticos? ¿Tanto cuesta decir la verdad? ¿Que sería de nuestros zapatos si no le sacamos brillo o de una tarta sin adornar?
Me encanta las reflexiones quenos traes, espero que el Año Nuevo te llene de informaciones, buenas ideas y muchos relatos. Que tengas una feliz Nochevieja.
Besicos muchos.

Raúl dijo...

¿Hemos leído las obras? Quizá son fantásticas.
Yo no me escandalizaría demasiado. Escribir, es mentir con elegancia, que diría el poeta.
Abrazos, Manu.

Anónimo dijo...

ya, pero lo suyo es que se sepa desde el principio que el libro es medio novelado

aun así, no me parece bien que retiren un libro solo por eso, eso es totalitarismo y represión, sea en nombre de los valores que sea

mi saludo

s

Rara Avis dijo...

Lo que no entiendo es que se retire un libro ya a la venta, o que simplemente no llegue a publicarse por un motivo como el que cuentas.

Toda vida tiene retazos de imaginación, de sueños y de deseos... una lástima que algo que pudiera ser bueno no le dejen ver la luz...

besitos grandotes...

Paula dijo...

Yo creo que a la gente le gusta pensar que lo que lee (o lo que ve en la tele) sucedió de verdad. No sé si será el morbo o qué, pero pensad solamente en todos esos telefilmes que ponen en Antena 3 y otros después de comer y cuya primera línea, antes casi del título, es ese "basado en hechos reales". Lo mismo que algunas películas, es una estrategia para vender, luego funciona.
Como si la historia de las manzanas lanzadas por encima de la verja fuera más importante porque hubiera sucedido de verdad y eso convirtiera a su protagonista en una especie de héroe con el que identificarse más y mejor que si fuera una ficción.