1/17/2008

CORAZONES SOLITARIOS


Cuando el bueno de Paulino Cubero escribió eso de "Cantemos todos juntos con distinta voz y un solo corazón" recordé la víscera en sí, esa que late con sístoles y diástoles, más allá de la manida metáfora. En nuestros días de objeción en la Cruz Roja vimos de todo, desde cuerpos reventados en accidentes de tráfico, yonquis con sobredosis o viejos muertos en plena calle. Pero nada nos impactó tanto como un hombre de unos cicuenta años que vino a la base de socorro a las 5.30 la madrugada de un domingo. Lo habían llamado de Madrid para un trasplante de corazón. Estaba en la lista y era su turno. Tenía que estar en el hospital en dos horas, y no tenía coche. Tampoco tenía padres, ni mujer, ni novia, ni novio, ni hijos, ni tíos, ni tan siquiera primos segundos. Tan sólo estaba él, con su corazón deshecho, esperando uno nuevo en Madrid. No podíamos salir de la provincia de Salamanca con la ambulancia ni había ningún conductor disponible, así que le pagamos un taxi directo a su nuevo corazón. Jamás había visto a nadie tan solo. Aquella noche tuvo que festejar la noticia con unos extraños, dedicándonos una sonrisa agradecida. Cuando montó en el coche miró hacia atrás para decirnos adiós y se volvió a incorporar, más serio. Siempre me he preguntado qué fue de aquel hombre.
Quizá Paulino Cubero, ese parado de 52 años que ha puesto letra a la Marcha Real se haya sentido un poco solo cuando el COE ha retirado su propuesta. Hablar de "un solo corazón", o de "verdes valles" (en España no quedan muchos) y el "cielo azul" o el "inmenso mar", sonaba a redacción de colegio, pero no dejaba de tener el hombre su punto de ingenuidad.
La parte en la que dice "ama la Patria pues sabe abrazar" es lo que no debió pensar Esperanza Aguirre cuando dijo que dimitiría a tan sólo ocho meses de haber sido elegida por esa Patria que son los ciudadanos, sólo con tal de joder a Gallardón, otro hombre solo, más sólo que nunca en su partido. A ese cincuentón con cara de empollón le debió dar un vuelco precisamente el corazón cuando Rajoy lo humilló delante de Aguirre. Cuando dicen que quieren ir en las listas para ayudar a Rajoy, quizá deberían decir que quieren ir para ayudarse a sí mismos, porque así serán presidentes algún día. Mientras tanto, Zaplana se viene a Madrid, Acebes se queda, y la derecha, más a la derecha que el mismo Fraga, que fue el único que ha llorado por el corazoncito de Gallardón. ¿Qué pensará Monserrat Corulla de todo esto, aquella mujer que lo hizo saltar a las páginas de la prensa del corazón? Este chico va necesitando un trasplante o lo van a acabar matando de las emociones. Eso sí, él tiene chófer.

7 comentarios:

Carlos Frontera dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Carlos Frontera dijo...

Te agradezco la visita y la devuelvo. Me quedaré por aquí un rato, con permiso.

humo dijo...

El dinero es lo que ha mandado en el PP, porque no podemos olvidar que la Espe, según dicen, inyecta al partido cantidad de pela...

Belén dijo...

Jo, que historia no?

La madre del cordero, me has dejado helada...

besos

Anónimo dijo...

Me estaba conmoviendo tanto la historia del pobre hombre del trasplante que, de verdad, lo último que me esperaba era encontrarme a todo el aquelarre unas líneas después.
¡Uf!, me marcho, que se me ha cortado el zumito de naranja.

Besos orgiásticos.

Anónimo dijo...

De lo que viene siendo el corazón partío, tú y yo sabemos un poco... aunque siempre tuvimos la suerte de tener amigos-chóferes, ¿no?

Paula dijo...

Me ha encantado la historia del transplante, qué bonita.

Lo demás (lo de los alegres amiguitos), eso sí que es un cuento. Pero de terror.