El domingo fui al
rastro a comprarme un nuevo mote. No estaba satisfecho con el último: “El rubio”.
Era, aparte de poco original, meramente descriptivo. Como el de “El Gordo”, “El Largo”, “El Gafas” o “El Calvo”. Por dos
euros no se podía pedir algo más creativo o rompedor. Encontré al tipo que me
lo vendió junto a un puesto que mostraba espíritus enjaulados de filósofos
presocráticos (¡me los quitan de las manos!) y otro de reinas decapitadas
(¡baratas, estoy que lo tiro!). Miré de soslayo la cabeza de Ana Bolena y me
dirigí al vendedor de motes de segunda mano para intentar devolverle el apodo. “No
admitimos devoluciones”, replicó el muy rata. “¡Pero si está sin estrenar!”, le grité. “Lea
el cartel”, dijo señalando un papel según el cuál no admitía devoluciones. “Está bien, deme uno nuevo”, dije resignado. “Los
tiene de cinco, diez, quince o veinte euros, dependiendo de si lo quiere
descriptivo, perspicaz, irónico o laudatorio. ¿Y bien?”, me dijo. Póngame uno
de veinte, ya que estamos. “Ajá. ¿De corte físico, intelectual o de habilidad?”,
señaló. “De habilidad, señor”, respondí. “Para eso necesito algunos datos. ¿Qué
sabe hacer usted, caballero?”, insistió. “Juego muy bien al mus, hago rima
asonante casi sin esfuerzo alguno y soy capaz de morderme el codo”, dije sin
titubear, consciente de mis pericias. Tras pensárselo un rato, escribió algo en
un papel, lo dobló y me lo entregó. “Aquí tiene, veinte euros”, añadió. Tras
regatear un poco me lo dejó en quince. Por la tarde llamé a todos mis amigos
para comunicarles mi nuevo sobrenombre, y por la tarde, la policía se presentó
en casa. El muy cabrón me había vendido mercancía robada.
29 comentarios:
Buenísimo, original, ágil, devertido, con desenlace impecable. Me ha encantado y me ha recordado mi mote de adolescencia, también me llamaban "Rubia", luego pasé a ser María del Mal. Je, je, con lo buena que soy. Un abrazo.
Manu, ¡Qué cabrón! con perdón. Mira que vender motes robados. Me he reído mucho con el final de este micro tan original. Es sin duda un micro surrealista que deja un buen sabor de boca.
Un abrazo.
PD: ¿Qué mote era?
¿Por qué no te buscas tres o cuatro personajes y algunos escenasrios y encadenas con ello este torrente de micros? En Fuera de temario microrelataste temas similares; ahora podrías microrelatar personajes. Creo que sería rentable.
Antón, la diferencia es que "Fuera de temario" es un libro de relatos, no de microrrelatos, con lo que la estructura es muy diferente. En cualquier caso, lo que me propones, lo de los personajes y los escenarios, estoy en ello, pero eso irá en papel, no me apetece hacerlo en el blog, ya que considero que los lectores del blog no tienen por qué seguir un hilazón que en cambio no tienen más remedio que sí seguir en un libro. Considero el blog como piezas cortas porque es muy difícil leer cosas largas en la pantalla del ordenador, y el tema de seguir hilos o tramas, como te digo, requiere un seguimiento, un esfuerzo por parte del lector, y el blog lo uso más como banco de pruebas para luego dar forma a un todo con cierta unidad. Últimamente pienso mucho sobre lo que planteas, Antón. Me parece una buena reflexión a la que llevo tiempo dando vueltas.
Nicolás, no puedo reproducir material robado, lo siento.
Mar, vaya coincidencia, "Rubia", me ha encantado lo de María del Mal. ¿Eras buena? No sé yo.
El vendedor de motes es un personaje bestial. Y el quiebro final es un regate sin apenas espacio.
Me has hecho pensar en la situación de crisis que nos azota. Nosotros seríamos ese hombre o número que acude al mercado acuciado y allí nos venden el mote - la moto - y ni siquiera es algo genuino, auténtico. Ese vendedor de humo podría englobar a cualquiera de los agentes financieros o grupos inversores que habitan en ese mercado. Y en el fondo, la falta de imaginación de unos y otros para salir de todo este embrollo.
Abrazos.
No te creerás si te digo... bueno, no te lo digo y así no me crees.
Me encanta este micro, te he imaginado en el rastro, el ambientillo y todo, regateando mote.
Además parece un micro fácil, se lee tan bien, y sin embargo tiene tanta miga... yo de mayor voy a comprar tu mote, robado o no.
Por cierto, yo fui Anita diminuta hasta que me re-motaron ;)
Abrazos
Vaya! Me dejaste con las ganas de saber cuál era el nuevo mote, jeje.
Ingenioso, divertido micro.
Saludos!
El delito se llama "receptación". Sonrío.
Y tu relato, ocurrente y excelente.
Hola, según me ha indicado la policía tiene usted mi mote. De veras que no me importaría retirar la denuncia, pero imagínese el dineral que he gastado en tarjetas y postales de Navidad para ahora tener que cambiarlas. Espero que no lo haya desgastado mucho y siga tan altisonante como siempre, póngase en contacto conmigo en el número...
Creo que lo que más me gusta es el test del comprador. Siempre me dejas boquiabierta con esas ristras de originalidad. Y por supuesto, el final: menudo plantón, no decirnos cuál era el mote...
Muy divertido. Abrazos
Tiene razón Susana, lo mejor/peor es que nos quedamos con las ganas de saber el mote. :-)
Te metes en camisas de once varas, querido, mejor no tocar los motes, además, el rubio te queda muy bien ;)
Besicos, moreno
¡Qué bueno! Todo se puede vender, solo hace falta alguien dispuesto a comprarlo. Me gusta ese diálogo entrecomillado que le da tanta agilidad al texto. Muy divertido.
Un saludo.
Fantástico este microrrelato de ambiente con solera y desarrollo futurista.
De motes heredados están las familias llenas.
Abrazos moteros.
Jajajaja, que bueno, motes robados.Tendré que tener cuidao por si el mío me lo quitan que ya lleva muchas generaciones, jajaja.
Me ha gustado mucho y me he divertido.
Besicos muchos.
¡Magnífico, Manu! ¡Que vueno!
Un relato ágil, con gran ritmo, y un final perfecto, redondo.
La idea de fondo me parece admirable.
Vamos, un micro que es toda una joya.
Un abrazo lleno de admiración,
Hola Manu, me gustó la recreación que haces del mercado. El vendedor de motes es el que parece más interesante, podría decirse que es un escritor de nanorelatos, o al menos de títulos. No creo que vendiese la mercancía sabiendo que era robada, más me inclino por pensar que fue una coincidencia.
Gracias por el relato. Un abrazo
jajaja me sumo a todos los que reclaman el mote robado jajaja. Mira que dejarnos con la intriga... mala persona!!!! jajaja
saludillos
Pisha, el flaco me ha comentao que vio al pelucas pasarse por tu blog porque el tuerto te tiene agregao en su feisbuk. Total, que se lo he disho al manco, al sócrates, al tarao, al loro y al puta y hemos decidio ir a revender a peso en ese mercao nuestros motes. Dime ande está, que como pille al tipo ese con un mote de nuestra peña lo crucifico.
Me ha gustado mucho y coincido con Agus en esa visión o lectura muy actual.
Saludos
Manu, como ya habrás podido aprender en tu periplo por el rastro, los verdaderos motes no se pueden comprar, son ellos los que se apropian de uno y nunca al revés. Me gusta que no lo digas, así otros incautos lo comprarán como mercancia de primera mano. Sobre el ocultar un texto, dejo un enlace a un cuento de Isabel Allende llamado "Dos palabras" que también usa esa técnica de maravilla.
Saludotote (más que un saludo y mucho más que un saludote)
http://www.foro3k.com/literatura-3k/152929-dos-palabras-cuento-isabel-allende.html
Veo que has tenido otro brote de originalidad :) Fantástico, me ha encantado el bullicio que se extrae de tu narración y el posterior regateo y el final, magistralmente escondido ese nuevo mote, que deja la curiosidad en la mente del lector y la sonrisa en la boca con el detalle de los motes robados.
¿Se oyen los aplausos? :)
No deja de sorprenderme, cada vez que leo algunos de tus relatos, el derroche de imaginación y originalidad que despliegas.
Chapeau. Saludos cordiales.
Jajajaja...Buenísimo, me encanta.
No puedo decir más...
Besos desde el aire
Qué bueno, estuve todo el rato pensando... a ver con qué mote acaba.
Estupendo.
Abrazos
El Messi de los micros eres.
Pequeño, rápido y al pie.
Un saludo.
Manu, que no hay forma, que cuando empiezo a coger confianza, zas, me rematas. Entré sigiloso, y pensando -como antaño. veamos si yo sería capaz de pensar esta historia de Manu...pues no, así es la vida.
Las pocas veces que he ido a Madrid, no me pierdo el rastro, y ese vendedor de motes, supongo que debe ser por invitación. Claro, era robado, como casi todo lo que nos venden hoy, los sueños, las ilusiones, las quimeras, o robado, o cartón piedra.
Un abrazo.
También me he quedado con las ganas de saber cuál era ese mote y por qué se lo robarían. ¿Qué tenía de especial? Pero te gustó tanto a ti, como a quien lo hurtó.
Nos haces travesuras, Manu.
Besos
BB
Me has divertido la tarde. Creativo, simpático. Da gusto pasear por el filo de esta espada.
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