La lechera tiró el cántaro y su contenido se
derramó sobre el suelo. Sonrió y caminó a su casa risueña, soñando despierta.
Cuando el hijo del molinero le pidiera bailar en las fiestas mayores del
pueblo, le diría de primeras que sí y luego le daría calabazas y las chicas del
pueblo fliparían y la llamarían “calientapollas”. A continuación se rasgaría el
vestido nuevo color verde con tiras bordadas y un gran lazo en la cintura hasta
convertirlo en jirones propios de una buscona. Se dirigiría a casa caminando
con aires de zorra y asfixiaría a los pollitos que vendió al vecino para
comprarse el vestido verde. Luego aplastaría los huevos de las gallinas,
quemaría su granja, destruiría la
mantequilla que fabricó con una nata hecha a base de leche caducada y se iría a
dormir hasta que se presentara en casa otro cliente.
25 comentarios:
Excelente. Lo que provoca que se rompa un cántaro. Los caminos del azar, los caprichos del destino y las putadas de la mala estrella son enescrutables. Sencillamente perfecto. Un saludo.
¿desmontando mitos?
muy bueno, por cierto!
el cantaró ¿se le cayó o lo tiró?
Buena observación, Luisa. Lo tiró, sin duda alguna.
O sea, que el cuento de la lechera acaba bien. Siempre lo sospeché. Es una buena deconstrucción del mítico cuento.
Sí, es genial el arranque, el detalle de decir "lo tiró". Desde ahí abres una incógnita que luego pasa inadvertida en toda la fabulación - genial por cierto - hasta resolverse al final, en el cierre. El acto de arrojar el cántaro para soñar un sueño delirante se convierte así en un gesto de impotencia y denodada tristeza cuando nos desvelas el final del cuento. Espléndido, Manu.
Abrazos.
Joder, con la lechera. Mejor no encontrarse con ella. Muy bueno, Manu.
Muy bueno. El próximo el ratoncito Pérez.
Hasta el infinito y más allá
Manu, lo que me gusta de este anti-cuento es la mezcla de lo clásico con el lenguaje actual, y el trastoque de sentido de uno a otro. También recoge su moraleja, sin duda.
Me gustó mucho.
Un abrazo.
Manu, tú y tus ideas que siempre la sacan y nos descolocan. Va mi abrazo.
Pero luego, como en el cuento pero al revés, seguro que pasa algo que lo trastoca todo y el cuento acaba con con un final feliz que la protagonista no quiere ni falta que le hace
Y encima de todo se quedó tan pancha.
Muy buena versión, retorcidilla...pero actual.
Saludos
O sea que ahora te has lanzado a escribir micros de autoayuda... ¡pues vaya!
No deja de sorprenderme tu creatividad, Manu.
Y mira, casi que me quedo con esta versión del (des)cuento de la lechera.
Besitos
Me gusta y me jode.
Me gusta porque sí y me jode porque hace unos días escribí algo parecido que se llama "Un cuento de la leche". Te lo mando por privado.
Abrazos enormes,
P
No sé si habrá sido la mejor opción, pero desde luego, este putón verbenero me cae mejor que la tontorrona del principio.
Abrazos sin derramamiento de sangre.
Las chicas buenas ven sus sueños vertirse con la leche del cántaro, la malas se divierten.
A mí, que nunca me gustó la leche, me gusta tu lechera, Don Manu.
Un abrazo,
Muy bueno el descuento. Se trata del cuento de la lechera tirado para atrás, como cuando le das para atrás a una película. Este cuento siempre había arrancado con la buena moza y su cántaro de leche, y tú has sabido indagar en su archivo. Podía haber imaginado lo de calientapollas, pero no lo de zorra. Muy divertido el relato, gracias.
También me ha gustado mucho la ilustración que has hecho para el descuento.
Abrazos
jeje, si es que siempre pensé que la lechera era un poco rarita...
besicos
Me gusta esta lechera con mala leche. A ésta no se le desbaratan los sueños, sino que los desbarata ella de un zarpazo. Supongo que el eje que vertebra ambas historias es que los sueños, sueños son... qué le vamos a hacer.
Besos
Si es que ya sabemos que las chicas buenas van al cielo, pero las buenas...se divierten.
Siempre me han parecido muy perjudiciales psicológicamente lis cuentos, por eso, me encanta este (des)cuento. Abrazos
Me ha encantado ese relato desmontado.
Muchos besos
A mí también me ha gustado mucho, por romper con el cuento y por romperle esquemas al lector, lo de autoayuda es un guiño muy bueno con su miajilla de mala leche que para eso era lechera...
Abrazos
¡Con dos cojones!
Manu, antes había un programa en La 2, ZZZ de El Terrat que contaba los cuentos después del final feliz... el tuyo podría contarse ahí, lástima que se terminó el programa!
Me ha encantado esta lechera de rompe y rasga, pero con la vida que tenía, como para no!
Abrazos
Siempre sospeché que había tirado el cántaro. Esa mujer no me había transmitido buenas vibraciones. Esa cara... Era un secreto a voces. ¿Quién iba a creer a un niño de seis años? ¡Nunca me atreví a decírselo a mi madre!
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