Excálibur sigue oxidada en la roca esperando a que alguien se decida a sacarla, pero la gente pasa de largo...
3/10/2009
EL OJO DE LA CERRADURA
En la puerta de la habitación 304 había un camisón de encaje. Lo había dejado allí al entrar. Una provocación. Marisa llegó a la pensión, tocó el timbre y lo miró a través del rimel. “Quiero una habitación, niño”, dijo con voz potente. Juanillo estudió sus piernas rotundas, su trasero estrecho y sus pechos generosos. Le dio un cuarto con cerradura antigua, de esas que permiten mirar a través de ellas. El recepcionista no había cumplido los quince años, pero tenía las hormonas como una montaña rusa. Marisa lo sabía. En cuanto posó el ojo en el hueco de cerradudura, ella se quitó el sostén con un movimiento suave. Abrió la puerta, hizo una seña y Juanillo se tumbó sobre la colcha de flores. Cuando Marisa acabó, el joven gritó su nombre. Ella le susurró al oído: “Tú me puedes llamar Luis, cariño, hay confianza”.
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12 comentarios:
La vida te da sorpresas,
sorpresas te da la vida,
ay, ay...
Joder, que flash...jeje.
Besos
Ay... que final sorprendente!
Un beso Manu!
Y a Raúl no se le ocurre otra cosa que cantar...desde luego...
Bss
Nadie es perfecto.
Rayos y centellas ¿Aprendería de anatomía el pequeño?
Jajajajajá! Muy bueno, Manu! Besos amigo!
Y, yo canto igual: La vida te
da sorpresas, sorpresas te da la
vida,ay Dios! al mismísimo
estilo de Rubén Blades...
Realmente, un final inesperado!
BB
Mmm, la confianza no da asco, eh?
Besicos
Como la vida misma...jejejeje
saludos y salud
jajaja , pero como dice raúl que me hizo gracia, es verdad eh, la vida te da sorpresas! estuvo genial Manu, besos!.
Qué bueno!!!
Besos
Lo del trasero estrecho me llamó la atención, quizá porque siempre se cae en la descripción de un "buen culo". Y claro, cuando llegué al final me salió el "ah, claro".
Me encantó.
Saludos.
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