8/05/2008

CAMPOS DE CASTILLA



El pueblo de mi familia materna es uno de esos lugares de la llamada Castilla profunda, un lugar del campo charoo hasta el que hace tan sólo unos años no llegaba la luz, ni el agua, ni la higiene asfáltica a sus calles embarradas y llenas de boñigas de vaca y mierda de oveja, un lugar golpeado por la miseria de la posguerra y la dejadez de posteriores épocas, y sin embargo, figura en uno de los monumentos más famosos del Planeta. Ahora lo explicaré. Pese a la incomodidad de las velas por la noche, de ir a buscar agua a la fuente con cántaros para llenar las tinajas (la fuente tenía un candado en verano por la sequía), los orinales, las caminatas al campo con el papel hiénico en la mano, la humedad del invierno entre colchones de lana y sábanas húmedas gracias a las paredes de adobe de aquella casa centenaria, la infancia en el pueblo (tirando a aldea dada la poca población del mismo) fue feliz, sobre todo en verano, cuando la demografía se multiplicaba por diez debido a los "forasteros" que llegábamos de la ciudad, del País Vasco, de Cataluña, de Madrid y demás lugares a los que tradicionalmente emigraron muchos castellanos, extremeños y andaluces para buscarse la vida. Ahora, en esta época de insultos entre comunidades autónomas por culpa de la financiación, recuerdo algunas luchas dialécticas, muchas veces rayando el nacionalismo más patético y el localismo más absurdo, entre algunos hijos de emigrantes y las gentes que se quedaron padeciendo los terribles inviernos del pueblo. Ya no queda nada de aquella casa de adobe que compraron mis padres por una cantidad ahora irrisoria, el pueblo ya tiene luz, agua, teléfono, internet televisión digital, incluso muchas de las calles están asfaltadas. Muchos pueblos de Castilla se han convertido en meras urbanizaciones de verano, lugares en los que los inviernos dan poco menos que miedo con sus cuatro bombillas, con carreteras comarcales que parecen caminos de cabras (o de hecho lo son). Ya nadie vive en los pueblos. Castilla tiene un índice de población parecido al de Australia. ¿Cuál es el problema? Paro, falta de buenas comunicaciones, políticos autonómicos incompetentes, alcaldes puestos a la fuerza sin motivación ninguna y con sueldos de risa, dejadez y apatía. Y de fondo, en las capitales se pegan por esa financiación autonómica que nunca llega a estos pueblos de Iglesias centenarias, sin escuelas y de juventud ajada por el frío y las partidas de tute y carajillo. Hace unos años, durante uno de los viajes más intensos que recuerdo, mi amigo David, su hermano Jesús y yo, leíamos con interés bajo el famoso Arco del Triunfo de París el nombre de los pueblos conquistados por Napoleón. Para mi sospresa, el pueblo de mi familia materna, ese pequeño pueblo de Salamanca que apenas tendrá un puñado de habitantes, figuraba en la lista. Me imagino a los franceses sufriendo las penurias a las que les sometieron sus aguerridos habitantes y las ballonetas con las que los galos ajusticiaron a mis antepasados. Para acabar de cerrar el círculo, hace relativamente poco, una familia descubría unas pinturas que hicieron los franceses en su cuadra del pueblo hace 200 años. Hace un año las pinturas tenían vivos colores (rojos y azules). Se apreciaba a los soldados franceses en una corrida de toros, con sus armas, sus gorros, sus vistosos uniformes. Y me imaginé al soldado que pintó aquello en el pueblo hace 200 años, un pueblo sin luz, sin agua, y TDT, sin apenas nada, como hasta hace unos 15 años. En 200 años las cosas apenas han cambiado en esta zona del país. Hace una semana volví a ver la cuadra. Los dueños habían retirado la paja, que hasta hace poco llegaba hasta el techo. Las pinturas estaban apagadas, sin apenas color por el roce de las alpacas. Y me imagino que en apenas unos años, las pinturas de aquel francés desaparecerán sin que ningún organismo oficial haya hecho nada por conservarlas. Al menos, quería dejarlas fosilizadas aquí, en el blog, a modo de homenaje de esas gentes que siguen viviendo en la Castilla profunda, aquella gente que nos montaba a todos los primos en burro en la era quemada por el sol y nos daba vueltas en el trillo. Ya no tienen trillo, pero siguen con las mismas carreteras y las canastas de baloncesto parecen sacadas de un naufragio (al menos hay frontón), pero eso sí, tienen TDT y apagón analógico. ¡Que se lo digan a los sorianos!

14 comentarios:

Benjuí dijo...

Es un texto cruel, por lo real.

Aceptamos como verdadera la historia que nos quieren contar y obviamos la que los nuestros podrían explicar a unos oídos más atentos.

Al menos, a catalanes, vascos y navarros el franquismo les dejó la memoria de quienes eran.

P.D. Pregunta que no exige respuesta: ¿eres guionista de "Buenafuente ha salido un momento"? :DD

Manu Espada dijo...

Benjuí, lo que queda de aquella Castilla de transhumanecia ovevejera son unos meros restos, unos retazos históricos y muchos escudos de piedra en América, me imagino, que esculpidos a base de espada y cruz. Y no, no soy guionista de Buenafuente, aunque estuve a punto de trabajar para el Terrat, es lo que tiene esta profesión, hoy estás aquí y mañana acullá. Estamos un poco "taraos".

Belén dijo...

Me ha gustado mucho Manu, por lo que dices y como lo dices...

Primero, lo de los nacionalismos... qué razón tienes, en nuestra generación ha sido mera casualidad nacer donde hemos nacido, por la movilidad geográfica que tenían nuestros padres...

Y lo del pueblo soriano... pa ué hablar...

Besicos

Odiseo de Saturnalia dijo...

Lo peor de la historia no es lo que nos quieren contar sino lo que nosotros no queremos ver cegados muchas veces por terruños mal fundados, dichos y diretes diversamente pronunciados e historias dadas la vuelta como la tortilla que no quiere enseñar la parte quemada.

He vivivo los días de Soria con su TDT, de hecho el mojón con la provincia me queda a 150 metros... pero yo estoy en tierra "cristianamente televisiva", Burgos. Ay, si escucháramos lo mucho que les importa a los sorianos las ondas digitales y lo mucho que reclaman y a otros les sobra... pobres, son muy pocos... según las leyes electorales un lugar en la Castilla perdida, como muchos, y de los que se acuerdan sólo, para hacer la foto del TDT, celebrar centenarios de caciques, y en época de elecciones...

Eso si es cruel.

Carlos Frontera dijo...

Conozco algún pueblo de Castilla como el que describes. Pueblos sin apenas habitantes que en verano multiplican su población. Me imagino el estupor de los ancianos del lugar (ya no quedan jóvenes) cuando comenzaron a ver llegar a los primeros veraneantes, muchos hijos o familiares de antiguos habitantes.

Resulta inevitable la despoblación de las zonas rurales. Esas cosas tiene el progreso (me abstengo de hacer cualquier valoración, sé que el punto del que partimos no es el más idóneo, pero tampoco el sitio al que vamos –uno tiene la impresión de que el camino se equivocó hace demasiado, y a ver quién lo endereza).

Eso sí, televisión digital, que no falte (bibliotecas, ni mencionar), así se les puede seguir amaestrando.

Anónimo dijo...

Manu, El desguace es un libro con humor? De qué trata?
Pasé un verano en un pueblito de Soria, y paseando por el río Lobos, la verdad es que me encantó, había parajes donde parecía que nunca había estado nadie. Maravilloso, la verdad.

Manu Espada dijo...

Mita, "El desguace" no es un libro de humor, aunque tiene algunos toques de humor. Se trata de un libro de relatos y microrrelatos, y hay de todo, desde relatos realistas, relatos fantásticos o cuentos con ese toque de humor del que te hablo. Gracias por el interés.

Anónimo dijo...

Mu gonito, Manuespada.

Susana Peiró dijo...

Me estás ilustrando!

De veras, Manu, mis amigos españoles me enseñan de España en sus blogs, lo que jamás hubiera aprendido de otro modo!

Adoro la blogósfera! Y tus relatos!

Besitossssssssssssss!!!!!

Juani dijo...

Nunca te acostaras sin saber algo nuevo, hoy el proverbio se cumplio, interesante lo de tu pueblo, y la historia encantadora
saluditos

LA CASA ENCENDIDA dijo...

Manu, un bonito homenaje a esas gentes, a esos pueblos olvidados y de paso, un refrescón a las memorias dormidas. ¡Muy bien hecho chico!
Besicos y veo que las vacaciones están dando su fruto.

Álvaro Dorian Gray dijo...

Los castellanos, los sufridos catellanos, ya sean de León o de La MAncha. ¿Cuantos madrileños reales hay en MAdrid?o ¿cuánto catalanes reales hay en Barcelona?
Que poca memoria.
Saludos y salud

CarmenS dijo...

Quizás esos señores que aún viven en esos pueblos que han asfaltado sus calles y llevado el hilo del teléfono hasta sus casas no compartan esa añoranza que tú transmites. Ellos te dirán que también tienen derecho a hablar por teléfono y circular por las calles como quienes habitan en la ciudad. No se van a negar a esas "comodidades" en virtud de un pasado idílico que los veraneantes querrían conservar porque luego, cuando el frío apretara, se marcharían a sus casas calientes de la ciudad, con su tele, su nevera y su autobús en la puerta.
Otra cosa es que me parezca aberrante la cantidad de urbanizaciónes que han plantado en todo el medio rural. Eso sí que es un atentado contra la naturaleza porque se cortan árboles, se cercenan campos de cultivo, se espanta a la fauna.
Un saludo

Manu Espada dijo...

Cecilia, si lo que transmito es añoranza es que me he explicado muy mal. Quería transmitir precisamente lo dura que fue y es la vida en esas condiciones, sin luz, sin agua y sin nada, tan sólo con tele digital y punto, sin carreteras decentes, sin escuelas, sin infraestructuras, vamos, una aténtica odisea vivir allí, y sí, sobre todo en invierno. Lo que me gustaría es que tooodos esos pueblos estuvieran asfaltados y contaran con todas las comodidades de la ciudad.