6/12/2012

DÍA DE DIFUNTOS


Cuando llegué al tanatorio, encontré a mi madre enlutada en las escaleras.

–Pero mamá, tú estás muerta.

–Tú también, mi niño.

Y nos abrazamos desconsolados. 

15 comentarios:

Paloma Hidalgo dijo...

Hay madres capaces de hacer cualquier cosa con tal de no dejar que sus hijos se independicen...
Me gusta el micro.

Un abrazo.

Arte Pun dijo...

Andamos tan liados con todo que llegamos tarde a nuestro velatorio. No me parece mala despedida.

Gracias por el relato y el libro.
Un abrazo

Anita Dinamita dijo...

Qué bueno!!! Me encanta eso de que se echen los dos a llorar.
Una vez más gracias!
Abrazos

David Moreno dijo...

Impresionante este micro de Fernando, buenísimo.

Está muy bien toda esta recopilación, pero echo de menos alguno tuyo Manuel...

Un saludo indio
Mitakuye oyasin

Rosa dijo...

No se alegraron del reencuentro... Buen micro Manuespada.

Besos desde el aire

AGUS dijo...

Siempre que lo leo, pienso que es una final feliz terrible.

Gracias, Manu.

Abrazos.

Araceli Esteves dijo...

Lo había leído, es estremecedor. Y, sin duda, toca la fibra.Me pondría a llorar con ellos.

Unknown dijo...

He leído el micro de Iwasaki, recuerdo que este sobresalió entre los que estaba leyendo. estupenda elección Manu.
Un abrazo.

Mar Horno dijo...

Lo que me gusta ese libro. Lo encontré casi por casualidad en una librería de Sevilla. Me lo comencé a ojear por la calle y ya no pude parar. Me impresionó tanto, que le escribí a Iwasaki, agradeciendole su escritura y él me contestó desde París. Gran tipo. Un abrazo.

Pedro Sánchez Negreira dijo...

¡Genial el señor Iwasaki!

Creo que todos estaremos de acuerdo en que todo el libro es fantástico.

Un abrazo.

Nicolás Jarque dijo...

Manu, no hay nada como que te descubra tu madre algo de este tamaño, lo que no nos enseñen ellas...

Tiene buena pinta este libro.

Abrazos.

Narrativa Cuántica dijo...

A mí, personalmente, es el "mi niño" el que hace que me enternezca y llegue rendido, desarmado, al final.
¡Enhorabuena!

Maite dijo...

Jejejejeje, genial, Manu. Y es que es verdad que a veces las cosas que nos parecen más inverosímiles, se dan la vuelta y se vuelven realidad, como le pasó al pobre difunto. El título, como anillo al dedo al texto. Abrazos.

Miguelángel Flores dijo...

Tremendo. Qué hermoso y triste. Saberte muerto en brazos de tu madre muerta, y sin consuelo. Jo.
Me lo apunto.
Abrazos.

Elysa dijo...

Muy bueno, dan ganas de ponerse a llorar con ellos.

Besitos