La duquesa observa el pene erecto de su
amante, coloca las manos detrás de la nuca y deja que pinte su cuerpo desnudo.
Piensa que es el hombre más atractivo de la corte. Cuando acaba el boceto,
aparta el caballete con los ojos febriles de un animal y se extienden los óleos
por las piernas, el estómago, el pecho, las caderas. Gemidos, gritos, risas.
La familia real observa con gesto
bobalicón la penumbra en la que se parapeta su pintor de cámara. Carlos IV
piensa que su artista está demasiado serio, con gesto preocupado, como si
tuviera un mal presagio. Desde el patio, llega el sonido de los sables.
Uno de los condenados a muerte estira los
brazos, encajando el blanco de su camisa en el negro de la noche. Detrás de los
soldados franceses del pelotón descubre a un hombre triste, muy triste, tomando
apuntes con un carboncillo. Retumba el eco de siete tiros.
Los heridos en el campo de batalla le
suplican. Él no puede hacer nada. Tan solo dibuja los horrores de la guerra, esboza los gritos más negros.
El espejo estudia la cara del anciano. Una levita marrón rojizo destaca sobre la camisa blanca. El rostro sonrosado
resalta la luz natural del autorretrato. Habla solo, mueve la boca, pero esta
vez no oye nada. Nada.
17 comentarios:
Micro muy colorido.
Lo de "El puede hacer nada" me suena un poco mal... Igual soy yo, no sé.
Un saludo indio
Manu, yo también he tenido curiosidad sobre que ocurría detrás de las historias de los lienzos. Como aquí, estoy seguro que no todo era lo que mostraban. Habría que preguntar de qué se reía la Gioconda.
Me gustó este making off.
Un abrazo.
Original recorrido vital del pintor a través de sus obras más emblemáticas. Ese "nada" final resulta inquietante y aterrador, y desdibuja cualquier frontera entre vida y obra.
Abrazos.
Gracias indio, era una errata, Cambiado.
Nicolás, siempre me he preguntado qué pasaría justo antes y después de los posados de las grandes obras.
Abrazos.
Me has recordado a Goya. Precioso relato.
Besicos muchos.
Creo que Goya, los fusilamientos del 3 de mayo los pintó de oídas, paradójicamente, porque no estuvo allí. Lo que no quita mérito ni a la pintura, una de mis preferidas, ni al relato, que me ha gustado mucho, Manu.
Por cierto, el pensamiento que dices de carlosIV debió ser único a lo largo de su vida, una alineación de las tres neuronas o algo... ¡qué cruz de familia real con la que carga este país!
Saludos admirados,
Hugo.
Los making off son siempre muy interesantes, entre bastidores discurre realmente la vida. Me ha gustado mucho. Un saludo.
El uso de idiomas extranjeros debe ser muy cuidadoso: Making off debe ser Making of, con UNA sola F.
Magistral superposición de imágenes, Manu. Lo he leído como un documental veloz, un recorrido visual que englobara la vida entera del escritor en esos instantes en que la muerte, dicen, lo revisa todo.
Y con un gran poder de evocación.
Abrazos.
Si es que si los cuadros hablaran...
Besicos
¡Vaya recorrido vital por las obras quizás más emblemáticas de Goya!
Para alguien tan visceral como él esa sordera sería algo monstruoso.
Me gusta mucho esta pintura tuya sobre la obra de este sordo genial.
Besitos
Siempre me pregunté hasta qué punto los pintores clásicos distorsionaban la realidad reescribiendo la historia.
Formidable relato, Manu.
Un abrazo.
Pedro Sánchez Negreira.
Tienes razón anónimo, gracias, pero hombre, podías haber firmado con tu nombre. Gracias a todos por pasaros.
Un aire distinto a otros relatos tuyos. Y además me ha encantado.
Seré un tanto bestia.
Este relato es la Goya.
Feliz Navidad.
Ya iba siendo hora de que alguien le hiciera un making of a Goya, no?
Y qué bien que hayas sido tu... me ha gustado mucho, la verdad es que Goya es de esos pintores que dejan huella.
Abrazo
Manu, me ha gustado como haces el repaso al trabajo del pintor. Por cierto, acabo de terminar tu relato de Ana, la butaca 17: me ha gustado la historia fantástica que cuentas, la evolución del narrador. Una vez asumida el hecho fantástico, todo evoluciona (jeje) con suavidad. El narrador que usas es apacible, te convence. Felicidades.
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