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Aquella bruja agarró a Albert del brazo y le leyó la palma de la mano. Tras augurarle un futuro muy negro, aseguró que se volverían a ver las caras en septiembre.
Excálibur sigue oxidada en la roca esperando a que alguien se decida a sacarla, pero la gente pasa de largo...
El cuatro de abril, a Pedro se le
hincharon los cojones. El hecho
fue repentino. La bolsa escrotal
le aumentó cuatro kilos con dos
gramos. Ni más, ni menos. Pedro
pensó que el extraordinario suceso
marcaría su vida cotidiana. No en
vano acostumbraba a montar en ciclomotor para desplazarse al trabajo. Preguntó a su vecino, médico de profesión, pero el galeno no apreció tumor alguno, simplemente le crecieron los testículos de manera inexplicable, seguramente fruto de una discusión que mantuvo con su ex esposa. Esa fue la conclusión a la que llegó Pedro cuando descubrió que el cuatro de abril el mundo había cambiado porque las metáforas dejaron de tener su sentido. Todas ellas se convirtieron en literales. En esa siniestra fecha, y ante la visión
de las gónadas gigantes, su mujer
se partió el pecho y murió de risa.
Pedro encargó a su suegra que se
lo dijera al niño, pero la mujer iba
con pies de plomo y no llegó hasta
la nube en la que vivía el pequeño.
Desde el cuatro de abril, la insólita
vida de Pedro es una auténtica cruz.