Excálibur sigue oxidada en la roca esperando a que alguien se decida a sacarla, pero la gente pasa de largo...
9/05/2009
ENCUENTROS
Me encontré con aquel hombre por primera vez en la cola del súper que hay al lado de mi casa, pero nada en él llamó mi atención. Era un hombre más haciendo la compra de la semana. Por otra parte parecía un hombre gris, su físico era anodino, nada reseñable, por lo que apenas reparé en él hasta la segunda vez. El segundo encuentro lo achaqué a la casualidad y tuve que hacer memoria para recordar dónde lo había visto antes. Yo salía de una tienda de electrodomésticos baratos que había en un pueblo de la periferia de la provincia y él entraba con un carrito vacío. El tercer encontronazo con el tipo me puso muy nervioso y comencé a sospechar que me seguía por algún motivo. En aquella ocasión me encontraba en una agencia de viajes contratando un paquete a Laos con todo incluido y él estaba dos sillas más allá charlando con una comercial. Después me lo encontré en el cine tres butacas por delante de la mía, lo vi en Granada durante una visita a la Alambra, en un autobús que iba a Ronda, en una exposición de Sorolla y en una playa nudista de Formentera, por citar tan sólo algunos de los muchos momentos en los que me encontré cara a cara con ese individuo. Las primeras veces que nos encontramos no me miraba, pero después comencé a pillarlo observándome de soslayo con un gesto incómodo. Primero pensé en denunciarlo por si se trataba de un loco, pero finalmente he decidido comprar un arma para defenderme. Se trata de una navaja automática que llevo siempre en el bolsillo.. Hoy me lo he encontrado en el metro. Me miraba fijamente a lo más profundo de los ojos, como nunca me había mirado nadie antes. Yo también lo he mirado a él como nunca lo había hecho jamás con otra persona. Nos hemos levantado a la vez y hemos caminado el uno hacia el otro. Cuando nuestras caras se encontraban a diez centímetros la una de la otra hemos metido la mano en el bolsillo y nos hemos dicho. “Hoy vas a dejar de seguirme”.
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8 comentarios:
No creemos en las casualidades y a veces son la única explicación posible.
Pienso que no era otra cosa, que
el temido encuentro con la muerte.
BB
Seguro que a aquel hombre le ocurrió lo mismo contigo..
Besos, Manu.
muy bueno... a veces vemos reflejado en los demás nuestros propios miedos...a veces la visión que tenemos de algo no es lo que es...sino más complicado...
Besos.
Ay que susto, pensé que ibas a matarlo...
Yo tenía un chico que nos seguíamos también, pero al final nos saludábamos...
Besicos
Felicidades Manu, me parece un relato estupendo con un buen final, sin trucos ni trampas,pues vas filtrando información y el lector se hace una idea(eso sí, cada uno la suya). Tiene varias lecturas con fondo. Me gusta de verdad.
Un saludo
R.A.
curioso relato.
yo tengo una anécdota del mismo estilo. Un tiempo viví en una ciudad nórdica cerca de la embajada de Israel. Fue una época de muchos conflictos entre los palestinos y los judíos en Israel y respectivas manifestaciones delante de embajadas israelíes en diferentes países, y como no, la de cerca de casa. Un día pasé cerca de la embajada y vi un tipo con pinta de oriente medio que me miraba fijamente, yo también lo miré, porque saltaba a la vista que no era local y había habido atentados contra embajadas, así que estaba alerta. unos días más tarde, también me lo volví a encontrar en el mismo sitio y nos volvimos a mirar fijamente. A la tercera vez ya me puse nerviosa y debí de poner incluso cara de loca, incluso pensé llamar a la policía por si fuera un potencial terrorista islámico. Más tarde caí que quizás fuera del servicio de seguridad de la embajada, y yo, morenaza, y por lo tanto no nativa del país en cuestión, pues quizás era sospechosa de ser una potencial terrorista islámica...
Curioso relato. Me deja la extraña sensación de saber perfectamente de qué me está hablando, aun sin llegar a entenderlo del todo. Me gustó.
Saludos.
(una pequeña errata: "agenda de viajes" en lugar de "agencia de viajes").
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