Excálibur sigue oxidada en la roca esperando a que alguien se decida a sacarla, pero la gente pasa de largo...
6/30/2009
FORMAS DE RASCAR
Es obvio que lo que hizo el Gobierno chino en Tiannanmen estuvo mal, muy mal, pues claro, no tiene nombre, fue un asesinato en masa, pero veo la foto del hombre parando los tanques y me pregunto que pasaba por la cabeza del hombre que conducía el tanque: "¿Le paso por encima y lo aplasto o no quiero convertirme en un asesino?" La actitud del hombre de las bolsas es heróica, incontestable, incuestionable, lucha por algo en lo que cree, pero en el plano literario me interesan más las dudas del hombre del tanque, que de hecho esquivó al hombre de las bolsas blancas en varias ocasiones (algo que no hicieron en la plaza muchos de sus compañeros). La actitud de las víctimas siempre es incontestable, pero, ¿qué pasa por la cabeza de los verdugos? Al final se trata de enfocar el punto de vista para plantear dilemas morales, como Berlanga en "El Verdugo". Ha habido un comentario de Cecilia al post anterior que me ha hecho reflexionar sobre el tema de la denuncia de hechos injustos de la realidad y el tratamiento que les podemos dar desde la ficción o desde la misma realidad, o una mezcla de ambas. El post exponía las preguntas que me generaba la situación esclava a la que estaba sometida una persona obligada a vivir en una torre en construcción y las preguntas que me planteaba sobre esa persona, más allá de la mera indignación sobre la situación de este obrero-esclavo, que en mi opinión, es una indignación que va unida a los mismos hechos en sí para cualquier ser humano normal. Es indignante que alguien viva así, pero hay varias formas de manifestar este estado de ánimo.
1. La forma periodística (No incluyo el Nuevo Periodismo de Capote y compañía al considerarlo un género literario)
2. La manera política
3. A través de la Literatura, el Cine, la Música, etc., es decir, las Humanidades.
1. La forma periodística tiene varias vertientes. Una sería la entrevista, ir allí a hablar con el hombre y que nos cuente cómo vive, otra es hacer un reportaje y englobar su situación en la esclavitud del S. XXI, otra sería un documental, y otra una columna de opinión en la que escribes frases del tipo: “Esto es indignante, ¿dónde están los derechos humanos? Etc.” Pero es tan obvio que las situaciones extremas son indignantes, que muchas veces hay que sustituir esta forma de denuncia social directa y obvia por otra que nos toque más la fibra, es decir, la forma 3, porque la 2, sería una arenga política para que las masas se levanten, etc., es decir, una llamada a la acción.
Hablemos de la forma 3. Sustituyamos al hombre-esclavo de la torre por la situación penosa de la España rural en la posguerra. Tenemos la opción de mostrar los datos objetivos de injusticia o escribir Los Santos Inocentes. Delibes, periodista de pro, podría haber escrito una columna en su Norte de Castilla, pero su novela (y la película) no tienen precio ni son comparables a un discurso encendido de corte político o de ONG. Podemos indignarnos con la situación de los presos políticos, o escribir un relato, como hizo Galeano con “Pájaros prohibidos”. En mi opinión, la Literatura va un paso más allá de la mera indignación, porque te debe provocar la reflexión, el meterte dentro de las cabezas, de las conciencias, la contemplación poliédrica de la realidad, incluso desde el punto de vista del malo de la historia. El Periodismo sirve para descubrir situaciones denunciables, y la Literatura, el Cine, la Música, sirve para concienciarnos sobre ellas. Por ejemplo:
1. Periodismo: Un reportero infiltrado en una cárcel uruguaya descubre la dura situación de los presos políticos, a los que se les prohibe comunicarse.
2. Soflama política o social: Es indignante que se aísle a seres humanos y no se les permita comunicarse, se trata de un método de tortura inhumano. Proponemos el boicot al Gobierno de ese país.
3. Literatura:
Pájaros prohibidos
Los presos políticos uruguayos no pueden hablar sin permiso, silbar, sonreír, cantar, caminar rápido, ni saludar a otro preso. Tampoco pueden dibujar ni recibir dibujos de mujeres embarazadas, parejas, mariposas, estrellas ni pájaros. Didoskó Pérez, maestro de escuela, torturado y preso "por tener ideas ideológicas", recibe un domingo la visita de su hija Milay, de cinco años. La hija le trae un dibujo de pájaros. Los censores se lo rompen a la entrada de la cárcel. Al domingo siguiente, Milay le trae un dibujo de árboles. Los árboles no están prohibidos y el dibujo pasa. Didoskó le elogia la obra y le pregunta por los circulitos de colores que aparecen en las copas de los árboles, muchos pequeños círculos entre las ramas:
¿Son naranjas? ¿qué frutos son?
La niña lo hace callar:
Ssshhhhh
Y en secreto le explica:
Bobo ¿no ves que son los ojos? Los ojos de los pájaros que te traje a escondidas.
También se puede denunciar el tema de las desapariciones y torturas en Sudamérica como lo hizo Polansky, de manera magistral, en “La muerte y la doncella”, humanizando en cierto modo al verdugo al convertirlo en víctima y la víctima en verdugo potencial. Es obvio que los torturadores son gente mala por definición, sin más, no hay más historia, pero, ¿qué haríamos nosotros si nos encontrásemos cara a cara con nuestro torturador? ¿Lo torturaríamos a él? Estas son el tipo de preguntas que van más allá de la mera denuncia de hechos malos por sí mismos. (No he encontrado la versión en español).
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
15 comentarios:
Brillante análisis.
Le añadiría la degeneración de la concienciación en propaganda. En las guerras la primera victima es la verdad, y las herramientas de concienciación han sido utilizadas frecuentemente como elementos propagandísticos. La línea que separa un elemento de otro suele ser muy delgada.
Siempre me he preguntado por aquel conductor de tanque que no esquivó a los manifestantes. ¿Que puede llevar a un hombre a actuar así?. La respuesta sea la que sea, me aterra.
Saludos
Ya conoces el dicho, más viejo
que morirse, todo depende del
cristal con que se mire.
Un fabuloso análisis de
situaciones controvertidas.
Terminaremos todos congraciándonos
con nuestros verdugos, o nos
convertiremos todos en tales.
Los hombres somos extraños:
Capaces de todas las crueldades
y de todas las grandezas.
Sabemos esclavizar o agachar,
en su momento, la cervix.
Recuerdo siempre a Albert Camus,
cuando planteaba que la tortura
deja de serlo cuando nos
acostumbramos a ella.
Me han encantado estas reflexiones
tuyas, tan analíticas, tan llenas
de preguntas sin respuestas
convincentes.
Espero haber sido coherente.
Haber entendido tus inquietudes,
ya sea como periodista, escritor
u observador indignado o inocente.
Este último soy yo.
Un beso
Manu, Anónimo soy yo, BB.
el frio de la espada.
Esta perra todavía no ha tenido suficiente…
besos ahi.
Post que exije pero que merece la pena leer...Imagino que el punto de vista de la sociedad en la que se desarrolla la historia es importante en la denuncia. ¿Te has dado cuenta de que a Mel Gibson en las 4 Armas Letal, le joden primero la vida y luego él se la jode a los malos malísisisisismos?Sin tribunales, carceles, abogados...Como decías tú el torturado que pasa a torturar...Y es bastante habitual en las pelis yankis...
Por otro lado, también es interesante las figuras que están en la sombra, gente que apoya al torturador. Muchas veces sorprende lo que hay en las sombras y sus objetivos.
Abrazotes
Estoy contigo, Manuel... la literatura nos debería hacer pensar, y meterse en la piel del verdugo es algo que sobrepasa los escalofríos...
Besicos
Me ha gustado especialmente la historia Pájaros Prohibídos, no sé si será por mérito del autor pero parece real, como si estuviera basada en un hecho cierto.
Es lo que nos queda a algunos fabular y recrear la realidad de otras formas.
Sí, yo creo que todos llevamos un hijoputilla dentro, depende del entorno, la educación y nuestro carácter si sale o no. En circunstancias extremas...quién sabe.
Salute R.A.
Básicamente quiero decir que me llega más la denuncia literaria que la soflama política, aunque la soflama es más efectiva para movilizar a la gente y a veces todos hacemos uso de ella, cuesta menos que marcarte una novela, claro.
Excelente Manu. Sueles pararte a pensar asî a menudo? Sigue haciéndolo y comparte.
Todos somos capaces de ser verdugos. No lo somos acaso, incluso a veces con nosotros mismos?
Besos, cielo.
P.S. Ya me voy pensando...
"Básicamente quiero decir que me llega más la denuncia literaria que la soflama política..."
Estoy de acuerdo, es más difícil transformar literariamente, contar de otro modo y que remueva al lector igualmente pero de otra forma.
Salute. R.A.
El problema eterno es que no hay una línea divisoria: yo soy la víctima, tú eres el verdugo, yo el conductor del tanque, tú el hombre de las bolsas. Quizás son papeles fácilmente intercambiables. Quién te dice a ti que igual el de las bolsas, con un casco en la cabeza y a los mandos de un tanque, no hubiera pasado por encima del soldado de paisano y stuado frente a él...
Muy buena y muy inteligente entrada
Yo sí tengo la peli en español y es escalofriante. La relación entre un torturador y su víctima. También la expuso Liliana Cavani en su "Il portiere de notte". Te llega al alma. Estemecedor.
Un abrazo.
Una disertación interesantisima.
Básicamente estoy de acuerdo contigo. El arte, las humanidades, no sólo son compendio y representación lírica de las inquietudes de la gente, sino que además lo hacen de forma más estética que otras disciplinas. Ergo, no hay lugar.
muy, muy interesante reflexión. Desafortunadamente no he visto la película de "la muerte y la doncella". la pondré en la lista.
sobre el tema del torturador me viene a la memoria la visita que hice a auschwitz hace muchos años. la huella que me dejó fue indescriptible. pero recuerdo especialmente una historia que contó la guía sobre uno de los jefes del campo, cruel en extremo, pero que vivía en una casita muy mona a unos cientos de metros del crematorio con su mujer y sus 6 o 7 hijos y que todo el mundo coincide que era un padre amantísimo y querido. el contraste era brutal y no entendía como alguien pudiera vivir esa dualidad en el mismo lugar. durante el día condenar a gente a la muerte, niños incluidos, y después de la jornada laboral jugar con los propios hijos como si no pasara nada, en un mundo perfecto, cerrado a cal y canto de los horrores del exterior. ¿de qué manera el cerebro permite distanciarse de según que situaciones para no crear problemas de conciencia? ¿Cómo se llega a esta insensibilidad ante el sufrimiento ajeno? ¿Acatando órdenes sin cuestionarse nada más? ¿no viendo a las víctimas cómo seres humanos? ¿Cómo puede un hijo en la edad adulta soportar una verdad como esta y arrastrarla el resto de su vida? En Alemania ha sido un tema en los hijos de nazis.
perdonad la divagación.
Publicar un comentario