Excálibur sigue oxidada en la roca esperando a que alguien se decida a sacarla, pero la gente pasa de largo...
5/14/2009
DEL REVÉS
“¿Dónde está el semáforo?”, me pregunté antes de cruzar el paso de cebra de mi calle. “Se lo ha tragado la tierra”, pensé. Absorto, y contraviniendo las normas cívicas que me inculcaron de pequeño, tiré el papel del chicle al suelo, pero las rayas blancas del paso de cebra engulleron el envoltorio. Una fuerza succionadora se tragó a una señora que había a mi lado, luego desaparecieron los coches bajo el subsuelo y los chopos de las aceras se esfumaron uno tras otro con un sonido parecido a la explosión de una pompa de jabón gigante. Comencé a correr, pero algo tiró de mi tobillo hacia abajo y desaparecí bajo el asfalto. Traspasé la corteza terrestre y vi el semáforo de mi calle. Corrí boca abajo hasta él. Intenté pulsar el botón para cruzar el paso de cebra, pero todo estaba del revés y se me hizo difícil. Subí las escaleras de mi casa como pude, haciendo una especie de pino-puente, y abrí la nevera para beber algo. Intenté echar un trago de cerveza, pero el líquido se me cayó al suelo. Después de lamer el charco intenté dormir algo, pero no fui capaz de encontrar la postura en el sofá ni de ponerme el pijama, así que bajé, o no sé si subí, a la calle de nuevo. Entré en un bar a sacar tabaco (después de pelearme con el pomo de la puerta), pero se me cayeron todas las monedas y tuve que pedir un pitillo. Encender el cigarro en esa posición fue todo un reto, incluso me quemé el flequillo con la llama del mechero. Me costó acostumbrarme a ver las cosas y a la gente del revés. La vida cotidiana no era fácil, aunque gracias a mi fuerza de voluntad conseguí adaptarme. Me eché una novia, y no encontrábamos la postura adecuada para hacer el amor hasta que aprendió a hacer el pino. Por no hablar de mi empleo. Tuve que cambiar mi trabajo de reponedor en un supermercado por otro de limpiador de fosas sépticas. Ya me he acostumbrado a vivir así, pero hoy cuando iba a cruzar el semáforo de mi calle he notado cómo una fuerza succionadora tiraba de mis muñecas hacia arriba.
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18 comentarios:
No eres tú, es el mundo el que anda al revés.
Saludos y salud
Una curiosa forma de interpretar el mundo desde el punto de vista contrario. El mundo del revés o, acaso, el mundo desde las antípodas. Muy bueno
me encantan tus relatos, además sabes redondearlos y darles un toque que deja con un agradable sabor de boca. Quizá algunos son cortos y da la sensación de acumulamiento de acontecimientos. Peor me siguen encantando y llamando la atención!
Salgo de tu blog y no dejo comentario, como no se me da bien lo de hacer el pino y estoy no escribiendo con la mano izquierda, perdona si no se puede leer.
Un texto excelente.
Saludos
Pues si ya lo dijo el personaje de Bardem en "Los lunes al sol" cuando tras peguntarle al tonto que trabaja en el astillero si sabía lo que quería decir la palabra Antipodas: "Anti-podas... ya lo dice la palabra: lo contrario".
Buen micro, Manu.
Eso te pasa por comer tornillos. Pesan tanto...
Pero ya veo que luego cambiaste la dieta y te fuiste a comer algodones de azúcar.
Jejeje.
Lo dicho, qué imaginación tienes...
Qué putada, si es que cuando menos nos lo esperamos, te vienen a succionar otra vez...(es que voy a hacienda en breves...:S)
Besicos
Muy divertida la historia. Ser engullido y tener que sobrevivir al revés (ja ja ja). Muy original. Lo doloroso es que seguramente cuando ya se estaba acostumbrado...zaz... otra vez el mundo al derecho...
Un saludo.
Muy bueno. Me gusta sobre todo el mapa.
Vaya, ¡si es que andamos todos de cabeza y tanta prepotencia nos ha puesto del revés!
Me ha encantado el relato, cada día me gusta más tu poderosa imaginación.
Besicos muchos.
Que bueno tío...Es curioso que a veces nos acostumbramos a las circunstancias y adaptamos nuestra vida a situaciones que nos hacen cambiar...Hasta que se acaba y te das cuenta de todo lo que habías cambiado...
Me he acordado de eso con tu relato
Abrazotes
Es que han detectado en el aire de Madrid cocaína en suspensión, y no es broma.
Es curioso. Llevo muchísimo tiempo pensando en la idea de un mapa al revés, y de pronto lo encuentro en tu blog justo con este fenomenal relato
Un paso de cebra que succiona. No se si llevar en persona a mi jefe o ir yo y... arrodillarme.
Perdón, ha sido un pacharán.
Miguel, no hay nada bajo el sol, a veces se me ocurren ideas que luego leo en libros, adelante con tu relato, seguro que te queda de lujo.
Odiseo, lleva a tu jefe hasta ese paso de cebra, está en Antonio López esquina Marcelo Usera, allí me ocurrió todo.
Gracias a todos por ls visita.
Jao, me llegó y te respondím qué raro.
Yo creo que en este mundo hay muchas cosas que están del revés.
Buen texto. Un beso
Qué bueno, Manu. Alguna que otra vez, en días de resaca, me he sentido como tu personaje.
Qué bueno. Como le ocurre a tu personaje, más de una vez me he sorprendido llevando una vida que, poco tiempo atrás, creía impracticable.
Sólo una cosa: cuando abre la nevera y toma una cerveza, ¿el líquido no se tendría que haber derramado al techo, y no al suelo? Así, al menos, me lo había figurado.
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