SOBRE PREMIOS LITERARIOS

Hace unos años Miguel Delibes denunció que Lara le había ofrecido ganar el Premio Planeta, y él rechazó los 50 kilos del premio porque no lo consideró ético. Incluso contó como se produjo el encuentro, una reunión en la que el editor le dijo que era lo mejor para él como escritor, para la editorial y para la Literatura en general, aunque claro, Lara siempre lo negó. Ese año (1994) ganó Cela (al que por lo visto se le hizo el encargo deprisa y corriendo porque querían para ese año un autor de renombre) con "La cruz de San Andrés", obra por la que María del Carmen Formoso lo denunció por plagio. A nadie se le escapa lo que pasa con el Planeta, es una casualidad sospechosa que siempre ganen escritores mediáticos, lo que hace pensar en un premio de encargo, pero hoy he leído este interesante artículo sobre premios y premiados sospechosos. No sé qué habrá de cierto en estas sospechas, a lo mejor es que la gente de los jurados es tan buena que siempre se eligen entre ellos por mera calidad, quién sabe.

LA CAMISETA

David murió en los bombardeos sin esa camiseta que le regalamos en la redacción antes de que partiera a una zona de conflicto. Era una camiseta sencilla, de algodón blanco y mangas cortas, sin ningún tipo de símbolo. Estuvo con ella en muchas guerras. Sobrevivió a las explosiones en Beirut y al rugido de los tanques en Tiannanmen. En Liberia recibió un disparo en la manga, pero el proyectil no le alcanzó el brazo. Decía que era mágica, un talismán antibalas. David era valiente. Se plantaba en medio de un tiroteo con su cámara y aquel escudo de tela mantenía lejos las balas. “Me han quitado la camiseta”, nos dijo la última vez, muy asustado, desde el hospital. “Pero no me rendiré. Os dejo. Ahora van a bombardear el tumor con protones”.

MOHO

Hoy os dejo el micro de otro amigo, Ernesto Ortega, que ha ganado con este texto el concurso de micros de la biblioteca de Cuenca.


Moho
Al entrar en casa, noté un olor agrio. Tiré la americana sobre el sofá y fui a la nevera. Todavía no me había acostumbrado a hacer la compra para mí solo y siempre me sobraba comida que acababa pudriéndose. Además, cada vez salía más tarde de la oficina y, cuando llegaba a casa, me daba pereza cocinar. Prefería tomar unas tapas en cualquier bar. Husmeé en el cajón de las verduras: los tomates tenían buen aspecto y la lechuga aún estaba fresca. Inspeccioné los tuppers, me llevé un filete de pollo a la nariz, olfateé los restos de una lata de tomate que llevaba tres días abierta. Todo parecía en perfecto estado, pero un hedor me perseguía por el piso. Fue en el cuarto de baño, con la ducha abierta y la ropa por el suelo, cuando me di cuenta de que una fina capa de moho cubría mi cuerpo.

EL VELATORIO

“Boby, ven”, susurro dirigiéndome a mi perro lazarillo. Boby ladra loco de alegría y se acerca hasta mí entre las plañideras. “Tranquilo, estoy aquí”, le digo para tranquilizarlo. Boby siempre me ha librado de los obstáculos y de los peligros. Mis hijos lo saben, por eso lo sacaron fuera durante la hora del té. Ahora toman café. Llevan toda la noche en vela. Varios conocidos les ofrecen sus condolencias. Lo agradecen y consuelan a mi viuda. “Estarás muy sola en una casa tan grande, mamá”, aseguran. Pero ahora son ellos los que no pueden verme. Boby lanza un gruñido y enseña los dientes, afilados como puñales asesinos. Lo acaricio y miro sus cuellos con los ojos bien abiertos.

DÍA DEL LIBRO

Para celebrar el día del libro, La espada oxidada regala dos ejemplares de "El desguace" a los dos primeros que me envíen al mail (viene en mi perfil) sus señas postales. Feliz día...

LA CREATIVIDAD

“¿Dónde está la rabia? En el folleto pone que esta obra refleja la rabia”, preguntó Adolfo sorprendido ante el cuadro. “Esa mancha añil de trazos nerviosos es la rabia”, respondió Elisa. Más adelante había un huevo de escayola que costaba cien mil euros, un urinario de un valor incalculable, y un tiburón en formol que alcanzaba una cifra desorbitada. Se pararon ante un lienzo negro. “Cualquiera hace esa porquería, hasta mi sobrino de cinco años”, dijo Adolfo con desprecio. Elisa le dio un papel y un lápiz. “Hazlo, pinta lo que se te ocurra, crea algo original”, le retó. Adolfo, iracundo y bloqueado, arrugó el folio y lo tiró al suelo. Elisa cogió la bola de papel y la puso sobre un pedestal de metacrilato vacío. Un hombre se acercó y le preguntó qué era. “La rabia”, respondió Elisa.

FINALISTA DIOMEDEA

Me acabo de enterar que he quedado finalista en el concurso que organiza Sergi Bellver en su bitácora, el certamen de relatos mínimos Diomedea, que lleva camino de convertirse en todo un clásico en la red. Cambalache es un micro que es su día publiqué en el blog y del que estoy haciendo la versión "larga". Podéis ver aquí
el relato ganador y al otro finalista, ambos, relatos muy buenos. Disfrutad con ellos.

GUIÓN TELEVISIVO

En la profesión de guionista hay que hacer de todo, desde escribir para programas que te gustan, para otros que te gustan menos, para documentales de la 2, para programas denominados basura, hacer ficción, sucesos, sketches, telerrealidad, crónica rosa e incluso elaborar perlas como la que sigue. Se trataba de un programa tipo "vídeos de primera" en Telemadrid presentado por Patricia Pérez, de esos en los que salen animalillos y caídas tontas, y nos pidieron unas entradillas para los vídeos. La verdad es que lo pasamos bastante bien escribiendo estas entradillas chorras. Para el que tenga curiosidad de cómo se hace, aquí va un ejemplo de guión televisivo para este tipo de programas.

PASO 9 NATURALEZA SALVAJE

MÚSICA TIPO "CONSULTA DE DENTISTA"
PATRICIA SALE HABLANDO A CÁMARA CON BATA BLANCA. HABLA COMO SI ESTUVIESE ANUNCIANDO UNA CLÍNICA DE OPERACIONES PARA ANIMALES

PATRICIA
Bienvenidos. En “Clínica estética La Granja” queremos que tú, pequeño animalillo del campo, te conviertas en la bestia que siempre has querido ser.
¿Te gustaría tener las patas más largas y esbeltas? ¿Unos morros de ensueño?. Olvida esos aparatos aburridos que exigen esfuerzo físico.

PLANO DE UN CONEJILLO DE INDIAS EN UNA JAULA CON LA TÍPICA RULETA DONDE DAN VUELTAS TODO EL DÍA

PATRICIA
Olvida esos duros esfuerzos con los que no consigues el abdomen que quieres.

PLANO DE PATRICIA EN UN CABALLO

PATRICIA
¿No te gustan tus pechos? Te ofrecemos una solución

PLANO DE LAS UBRES DE UNA VACA

PATRICIA
Por “Clínica estética La Granja” han pasado todas las estrellas de hollywood. Un retoque aquí y otro allí, y podrás ser como ellos

PANTALLA PARTIDA: EN UN LADO UNA RATA DE CLOACA Y EN EL OTRO MICKEY (DE WALT DISNEY) CON UN RÓTULO QUE PONGA “ANTES” Y “DESPUÉS”. OTRA PANTALLA PARTIDA: EN UN LADO UN PATO Y EN EL OTRO EL PATO DONALD, CON UN RÓTULO QUE PONGA “ANTES DESPUÉS”

PATRICIA
No lo olvides, tú también tienes la oportunidad de ser una bestia de película en nuestra clínica estética

ENTRA VTR

RETOQUES

Helena pensó que ya era hora de hacerse algún retoque. Llevó un dibujo de su actriz favorita y le cambiaron la nariz aguileña por otra respingona. Le cogió el gusto a esa belleza a la carta, así que concertó otra cita, a la que acudió con un retrato de una famosa cantante. Le pusieron sus labios. La adicción a los cambios se acrecentó. Se hizo las orejas más pequeñas, igual que la mujer de un influyente senador, se cambió los pómulos a lo Cleopatra, se injertó el pelo moreno de Nefertiti y le copió las tetas a la musa de moda. Helena siempre fue una seguidora acérrima del canon de belleza griego, así que pidió que la convirtieran en una diosa. El maestro le amputó un brazo a la altura del hombro y le cortó el otro por la mitad del cúbito y el radio. Helena se miró los muñones y sonrió encantada: “Señor Fidias, es usted un genio”.

DE LEYENDAS URBANAS

Cuando teníamos nueve o diez años Tomás y yo éramos diferentes al resto de niños de la clase, una especie exótica de tochos que sacaba tres o cuatro cabezas al resto y que se pasaba el día luchando en broma entre clase y clase sobre la tarima de mármol. Que nadie piense que esa altura desmesurada era sinónimo de poder infantil, sino simplemente un acontecimiento exótico, por ese hecho diferenciador de la masa que te hacía, simplemente, igual que al gordo, al empollón o al gafotas, es decir, "distinto". Con los años perdimos el contacto y volvimos a coincidir en la Universidad. Allí volvimos a sentarnos juntos, a compartir peyas y apuntes y nuestra pasión no sólo por la escritura, sino por la creatividad en todas sus vertientes. Seguíamos siendo los más largos de la clase, pero el cante ya no era tan flamenco, los demás también habían estirado sus cuerpos. Cuando publiqué "El desguace" no me gustó nada el diseño ni la portada que me envió la editorial (algún día la pondré como ejemplo de cómo hacer algo sin ganas), y Tomás, ilustrador aparte de escritor y cuentahistorias, me hizo la ilustración y el diseño de forma totalmente desinteresada y con carácter de urgencia. Ahora él publica su segundo libro: "El libro negro de las leyendas urbanas", (Editorial Styria) una recopilación de todos esos chascarrillos (Pinchad en el título) que todos, todos, nos hemos creído alguna vez, e incluso nos hemos hecho eco de las mismas para ser el centro de atención en una conversación insulsa que suele comenzar con un "¿Sabías que...?". Un libro altamente recomendable para pasar un rato estupendo.

PD: La leyenda urbana que particularmente más me ha marcado es la que habla sobre esa sustancia roja que te perseguía si te meabas en la piscina. Siempre haciendo fuerza para que no escapara ni una sola gota de pis. Pero me di cuenta de su falsedad cuando mi hermano, en vez de mear dentro de la piscina de forma disimulada cuando era niño, salía, se ponía en el borde, sacaba la cola y meaba encima del primer desaprensivo que se ponía debajo, y nunca salió ningún círculo rojo alrededor de la víctima.

EL ZOO

Preguntamos al guía por el gato doméstico. “Está en esa jaula que tienen enfrente”, respondió. Jamás habíamos visto un mamífero. Era un ejemplar único. El animal estrella del zoo. Antes de la extinción había millones, pero sólo quedaba ese gato y otro en el hemisferio sur. Seguimos caminando y vimos un ciempiés. Era precioso, gris azulado. También disfrutamos con dos saltamontes, cinco hormigas rojas y una mosca del vinagre. En una vitrina había huesos fósiles. “Se trata de una especie vertebrada que dominó el Planeta hace millones de años, pero creemos que hubo varias explosiones radioactivas”, dijo el guía rascándose el caparazón. “Se llamaban humanos”.

¡CON DOS COJONES!

Me voy de vacaciones unos pocos días, pero en esta entrada voy a dejar de un lado la ficción para hablar de la dura realidad y de paso rendir homenaje a un profesional que tiene los cojones más cuadrados que he visto nunca en mis 11 años trabajando como periodista. En los medios de comunicación siempre denuncian los despidos de mineros, de cajeros de banco, políticos, informáticos, de pescadores, de empleados del automóvil, y de toda la gama de empleos que hay en España, pero jamás, nunca, se habla de cuando despiden a periodistas, porque los directivos de los medios se encargan de tapar lo que ocurre, lo que está ocurriendo. Están echando a gente de ABC, Prisa, Correo, Telecinco, etc., por no hablar de las precarias condiciones de trabajo, la prohibición velada de sindicación, y muchas cosas más, pero esto no sale en los papeles, claro, ¡viva la información! Esto no te lo dicen en la Facultad. Sólo vemos a los de los astilleros montando bulla porque te exigen que montes las imágenes más fuertes para llamar la atención del espectador. Hace unos años trabajaba en Antena 3 y entraron los antidisturbios a saco, golpeando a todos los que iba a despedir el señor Carlotti. No se dijo ni una palabra sobre el asunto. Si alguna vez los periodistas hiciésemos lo que hace el compeñero del vídeo, otro gallo cantaría. Os ruego que echéis un vistazo a la valentía de esta persona que denuncia en directo el despido de varios compañeros de la cadena (luego lo echaron a él sin indemnización por despido procedente). Lo he descubierto gracias al blog de Sergio. Mi admiración hacia Jorge Ibeas por lo que ha hecho. Por un momento me ha recordado al prota de Network gritando su hartazgo a los cuatro vientos, pero con más elegancia.

SOMNOLENCIA

Esto es una pesadilla. Hace días que el perro me acecha por la casa. Al principio sus gruñidos no me dejaban dormir, un acoso liviano comparado con los tortuosos ladridos a la hora de la siesta. En cuanto empiezo a cabecear en el sillón me enseña los dientes, esos caninos afilados como cordilleras. Ayer, hipnotizado por el mismo Morfeo, cerré los ojos en el pasillo y me propinó varias dentelladas. Antes de morir devorado, o por falta de sueño, he decidido irme. Ahora duermo en la caseta del jardín, sobre la manta. Mientras, él se desvela en la cama con mis ladridos.

EL MUNDO REAL

Salí del submarino amarillo. En el exterior había una patata congelada y una grapadora con un lazo fucsia sobre el mapa de un mapache azul, como si fuera un país de pana. Entré en una cueva de gelatina con baldosas de teléfonos, galletas transparentes y ventanas de cabello rubio. Giré en la esquina de pupilas dilatadas y continué hasta el pasillo con calendarios carnívoros. Al final del cine acolchado había una puerta de agua con gas. Giré el pomo de musgo, pero cerré de inmediato. Fuera estaba el mundo real.