11/30/2006

UN BAR DE BARRIO


Cuando entras a la Parisien parece un bar de lo más normal: Niños con sus padres tomando pinchos, una grabado de la torre Eiffel, la típica máquina tragaperras que toca de vez en cuando la canción de “La Cucaracha”, un viejo con un palillo en la boca, el fisio del barrio, la casada triste que hace más barra que Ernesto de Hannover, una fuentecilla del todo a 100 con una rana que echa agua por la boca… Pero la Parisien es especial. Cuando llegan las 12, las camareras cierran la trapa, se suben a la barra, y se desnudan. Entonces ese bar de barrio que bien podría tener serrín en el suelo se transforma en la fiesta del orgullo lésbico, las amigas de las camareras se quedan en top less, cantan eslóganes de orgullo, se besan, y viven. Pero lo mejor de todo es la mezcolanza natural; la gente del barrio también se despelota, esos padres que por la tarde estaban con sus hijos se dejan llevar y acaban con una toalla en la cintura. El fisio da masajes gratis al ritmo de un vídeo ochentero cuyas protagonistas hacen aerobic con el pelo cardado y un tanga por encima de las mallas. Entonces vienen los chupitos de tequila y la locura se desmelena. Siempre nos quedará la Parisien. Gracia no daba crédito, pero allí estaba, en un bar de barrio.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Ahora sólo falta Raúl. Estoy segura de que su cara de alucine pasará a la historia.

Eulalia dijo...

NO ME LO CREO.
Digo que no me lo creo.
(Pero me encantaría que fuera verdad)
Un beso.

Cassiopeia dijo...

que tomaste? donde lo consigo?

Anónimo dijo...

jaja que contraste!!

Como tu bien lo dijiste eso se ve en un barrio muy especial.

Saludos

Manu Espada dijo...

Eulalia, yo tampoco me lo creía cuando me lo contaron, cuando quieras te vienes a tomar un chupito al barrio.

Eulalia dijo...

No me lo repitas que yo me apunto a un bombardeo.
Un beso.

Lunaria dijo...

Vaya, vaya con el barecito. Pues nada, que disfruten los que se acerquen por allí.

Acabe "EL Señor de las Moscas" y no me defraudó para nada. Tenías razón al decir que era un buen libro.