8/02/2009

EL ENTRETENIMIENTO COMO GÉNERO


Hace unos días debatíamos sobre lo que es no o es buena Televisión, y curiosamente, días más tarde debatía con otras personas sobre lo que es o no es Literatura. Unas veces me he ganado la vida en unos programas que me han gustado más y otras veces en otros que me han gustado menos. A todos los guionistas nos gustaría trabajar en los considerados buenos (suelen durar dos días en parrilla) y otras trabajamos en los considerados malos, (y suelen durar meses o años). Al final lo bueno o lo malo lo marca la calidad del producto, pero la cantidad de gente que ve un programa indica lo entretenido o aburrido que es, al menos, eso, sí lo indica. Con la Literatura pasa igual. Hace unos días leía una reflexión muy interesante en el blog de Miguel Baquero sobre sus pretensiones en la Literarura y sus aledaños, y renunciaba a altas metas y reflexiones sobre la Naturaleza Humana. Miguel acababa diciendo que él se conformaba con escribir novelas del Oeste, y de hecho se había ofrecido a una editorial, sin mucho éxito. Ese post me ha llevado a recordar a Marcial Lafuente Estefanía, el rey de las "audiencias" en el tema de los libros (en lo que se refiere a público masculino, el femenino estaba copado por Corín Tellado). Lafuente Estefanía se convirtió en toda una marca, y no sólo escribía él con dicho nombre, sino sus hijos y un nieto. Han vendido 50 millones de ejemplares de "westerns", llegando a escribir una novela por semana, toda una cadena de montaje de letras, un negocio familiar de frases. Si estas novelas fueran un programa de tele serían programas de entretenimiento, porque un documental lleva meses o años de elaboración, pero es que lo único que buscaban los millones de lectores de Estefanía era el entretenimiento, y no la reflexión. Sus personajes eran vaqueros altos, tipos duros que vencían siempre al mal. Uno de sus hijos de Estefanía tuvo la tentación de ralentizar las acciones con descripciones y alguna reflexión, y calleron las ventas, por lo que volvió a la acción y al diálogo entre los personajes, recuperando la audiencia perdida. Cuando leo a los críticos despreciando a los "best seller" me pregunto por qué lo hacen, porque seguramente a lo único que aspiran esos escritores es a entretener, y creo que el entretenimiento es una variable muy loable de las letras. John Grisham, unos de los bestselleristas por antonomasia, con 250 millones de novelas judiciales vendidas en todo el mundo, ha reconocido que "sé que lo que yo hago no es literatura. Mi objetivo es conseguir que el lector sienta la necesidad de pasar las páginas a toda velocidad. Si quiero lograr eso, no puedo distraerlo con las complejidades del alma". Lo bueno del ser humano es que puede elegir si ve programas tipo "El Tomate" o si se queda con el "Canal Historia", todos sabemos cuál es la diferencia entre ambos, incluso lo sabría Forrest Gum. También nos puede apetecer en un momento dado leer las sutilezas de Carver y en otro momento del día echar mano de Stieg Larson. El error es que un crítico lea un libro de Sthepen King y lo ponga a parir por utilizar las armas que utiliza, por todos conocidas, y sobre todo, porque ese tipo de libros no pretende engañar a nadie, son sinceros, sólo buscan entretener, sin más. A mí me cabrean mucho más los libros pretenciosos y pedantes, mucho más que los Estefanías de turno. Por cierto, me encantan las portadas de esos libros, igual que a mis abueloos adoraban el arquetipo de tipo duro a lo Sergio Leone, aunque también puedo apreciar una litografía de Dalí, porque una cosa no quita la otra.

16 comentarios:

Miguel Baquero dijo...

Gracias por la cita, colega, y estoy de acuerdo en la admiración hacia Lafuente Estefanía. Yo no desprecio los best seller y es agradable de vez en cuando, o a menudo, leer algo sin pretensiones. Lo malo es cuando nos quieren colocar esas novelas de mero entretenimiento como cumbres literarias o, aun peor, como un fenomeno de las letras del que no se puede estar al margen porque ya lo han leído no sé cuántos millones y tú no vas a ser menos. Cuando pretenden, yendo a la tele, que un programa, por el hecho de que lo vea mucha gente, tiene necesariamante que ser bueno.

Manu Espada dijo...

Al contrario Miguel, creo que nos hacen creer que las cumbres litearias son los libros que no lee ni Dios, no creo que nadie con vergüenza torera se atreva a poner en tela de jucio libros que no se ha leído ni un 1% de la población mundial, (en este punto se suele hablar el Ulises de Joyce) al contrario, lo fácil es poner a parir los libros que venden mucho, y tampoco digo que eso sea bueno, simplemete digo que el ENTRETENIMIENTO es un género en sí mismo, sin más pretensiones. No creo que nadie sea capaz de decir que los libros de Stephen King tengan que ser estudiados en la Universidad, vamos, lo dudo muco, y quien lo diga se cubrirá de mierda catedrática, porque el entretenimiento es sólo pasarlo bien, nada más, y a mí me gusta ir a ver Terminator al cine, pero también me gusta Buñuel. ¿Lo fácil qué es? Meterse con el entretenimiento sin más ambiciones que entretener, eso lo hace cualquier crítico de medio pelo, ¿por qué? Porque es muy fácil hacerlo. Pero vamos, tampoco he visto en mi vida a un sólo crítico solvente recomendar esas novelas de mero entretenimiento como cumbres literarias o, aun peor, como un fenomeno de las letras, sería penoso, por eso no sé por qué se dice que eso se hace, porqur para nada se hace, y si alguirn lo hace serís ls tumba de su credibilidad, y con toda la razón. Es lo que no entiendo, esas paradojas.

Manu Espada dijo...

Ah, y que un programa por el hecho de ser muy visto haya de ser bueno, tampoco lo he leído nunca, más bien al contrario, lo ponen a parir, si lo ve mucha gente es una puñetera patata y sinónimo de basura, y ¿por qué la gente lo ve? Porque entretiene, sin más, aunque luego lean a Joyce, que lo dudo...

Belén dijo...

Ya sabes que estoy aprendiendo a escribir... muchas tardes hablamos de la buena literatura y me quedo con lo que dice mi profesor... no es lo que cuentas si no cómo... si lo haces bien, engancha y ya está...

El siguiente paso es experimentar, e ir mas allá siempre

Besicos

BB dijo...

Y yo digo que son dos cosas distintas, pero que se confunden
en el caldero.
Estoy con Miguel, cuando critica
a esos bestsellers galardonados
con premios inmerecidos.
Hay una diferencia notable entre
la buena literatura y la que vende
libros para el entretenimiento.
Sin embargo, esa, la del tipo
"light", es la que todos leen,
porque, desafortunadamente, lo
que quiere la gente es entretención, llámese ésta Harry
Potter, Dan Brown, Stephen King...
No conozco a Estefanía y a Corín
Tellado la leí cuando tenía l2
años, que era la edad promedio
para poder interesarse en lo que
ella escribía.
Quien dice haber leído el Ulysses,
generalmente, miente. Es darse
ínfulas. Eso generó un debate
entre los blogueros. Muchos
"confesaron" no haber pasado de
la primera página.

E igual sucede con la tele.
Qué programas tienen más audiencia?
Indudablemente que los culebrones
y las series, sin ninguna pretensión, que no sea pasar el
rato y esto incluye a los programas de juegos, concursos, etc.
Como guionista, tú los conoces
todos, buenos y malos.

Yo, sin querer darme coba, no veo
ni series, ni culebrones, pero
sí me disloca un partido de tenis,
o seguir a mi equipo preferido
de beisbol, que es el deporte
preferido acá. Y cuando hay
partidos de golf y juega Tiger
Woods, mis ojos son lapas en la
tele.
Y, mea culpa, a mí, no me gusta
Dalí, para que caiga en verso,
sin mayor esfuerzo. Adoro a Miró.

Excelente tu post de hoy. ¿Quién
otro nos podría dar luces sobre
algo que tú dominas?
Lo mío es sólo una opinión de
una "pasajera en tránsito".
Un beso
BB

pepa mas gisbert dijo...

De adolescente me lo pasé en grande leyendo a Estefanía, recuerdo el quiosco donde se cambiaban las novelas, porque entonces se cambiaban pagando una especie de alquiler.
Y lo recuerdo con agrado, porque esa lectura fácil fue una de las razones o creo que lo es (además de la gran cantidad de libros que tenía mi padre), de que actualmente lea y mucho.

Desde entonces no he vuelto a leer ninguna de esas novelas, casi tengo curiosidad por saber que sensación me producirían ahora.

Saludos

Ain. dijo...

Anda que no he ido yo veces al kiosko a cambiar estas novelas a las que mi padre era más que aficionado....
En relación a lo de qué es bueno y qué no, es bueno lo que a mí me parece bueno. Es mi verdad, mi parcela de vida y mi gusto, por lo tanto fuera aparte de redacciones pedantes que establecen qué es objetivamente interesante, me quedo con lo que me apetece en cada momento.
Porque no hay que ser tan snob como para decir que sólo se lee a Hume. Cada momento tiene su necesidad literaria y no por leer a Corín Tellado uno es más estúpido que otro. Por cierto, que yo no leo a Tellado, pero me caía bien la mujer...

anTón dijo...

anda que vaya rollo....

Manu Espada dijo...

Ilústranos Antón...

Enrique Páez dijo...

La novela coloquial, de disfrutar a escondidas, de cocina regional y mus entre amigos. Ese es Marcial Lafuente. Que se mueran los pijos.

Anónimo dijo...

Efectivamente Manu, al menos algunos escriotres de Best Sellers no pretender ser Faulkner y así lo dicen. Les gusta escribir y escribir lo que a ellos les gustaría leer. Por poner un símil culinario, yo a veces me voy al Mc Donals y me zampo un menú basura con mucho gusto y apetito aunque me gusta la cocina creativa y también la de las abuelas de toda la vida.
Pues de vez en cuando me "como" un best seller. Y fíjate de Stephen King he leído relatos(curiosamente los que se salen de su estilo) que me han parecido buenos de verdad. Por ejemplo el relato largo en el que se basaron para la película Cadena Perpetua(que buena peli, por cierto) o algunos de Todo es eventual.Creo que tiene buern oído para los diálogos.
Un saludo
R.A.

Jaht dijo...

También es divertido y entretenido un buen libro y una buena película (en el buen sentido de la palabra bueno, que diría Antonio Machado), sólo hay que tener voluntad de hacerlo llegar a una mayoría.

Hace años en la televisión pública pasaban Los Gozos y las Sombras, Don Quijote de la Mancha, La Regenta, La Barraca, Crimen y Castigo, Guerra y Paz, etc..y la gente normal los seguía con la misma fruición que los culebrones actuales.

Estoy convencido de que a la mano negra, esa que mueve los hilos, no la interesa tener súbditos que disfruten leyendo Cien Años de Soledad o viendo El Espíritu de la Colmena; es mejor para ellos correr la voz de que ambas historias son un tostonazo, no vaya a ser que el personal pille ideas que pongan en peligro su confortable "modus vivendi".
En fin, que entretenimiento y calidad no tienen porqué estar reñidos.

humo dijo...

Como tenia hermano, hermanas, vecinos y parentela algo mayores que yo, empece leyendo a Marcial Lafuente Estefania y a Corin Tellado de bien enana. Y no me arrepiento.
(perdon por la ausencia de acentos, pero escribo desde Varsovia y no tengo teclado hispano que llevarme a las manos)

Zayi Hernández dijo...

yo soy de las que pienso que hay un momento para cada cosa...a veces me apetece leer a alguien en especial, otras en cambio estiro la mano y al azar busco un libro... he leído de todo y cuando lo he leído de me ha gustado, a los 14 años creía que el mejor autor era V.C. Andrew, a los 17 conocí el realismo mágico y me quedé anclada ahí para los momentos en que quiero leer de verdad...pero si soy "promiscua" con los libros, cualquiera me sirve y a ninguno le hago mala cara...ya cuando empiezo a leer, decido si lo acabo o no...no he leído jamás a Tellado...pero he leído cosas como Fiebre de Sábado noche, nacida inocente y pare de contar...mejor no sigo para que no me calculen la edad...;)
Besitos.

Juan Carlos Márquez dijo...

Yo creo que las lecturas son el fruto de una evolución. Yo, de chiquillo, cambié (y leí) muchas novelas de Lafuente Estefanía. Mi padre las devoraba y a mí me entretenían. Entonces, mediados los setenta, cursaba los primeros años de la EGB. Con el tiempo, mi padre dejó de leer aquellas novelas y se entregó a otras formas de ocio y cultura: el cine y la televisión, básicamente. Yo empecé con los clásicos, con Verne, con Stevenson, con Poe. Luego fui a la Universidad, me acercaron a Hemingway, a Flaubert, a los rusos. Con posterioridad he seguido leyendo, escribiendo, soy profesor, pertenezco, aunque suene pedante decirlo, a una elite lectora. Pero no puedo, sería injusto y estúpido, recriminarle a mi padre que no lea lo que yo leo. Eso sí, igual de estúpido sería que me pidieran a mí que leyera hoy una novela de Lafuente Estefanía, eso sería como pedirle a un cocinero de El Bulli que acepte un trabajo en un comedor escolar. Vamos, que es una cuestión de bagaje. ¿Eso me convierte en un hombre mejor que mi padre? No. Yo no tengo ni puta idea de muchas cosas en las que mi padre es un experto: soy incapaz de distinguir una llave inglesa de unos alicates, lo de azufrar las viñas me parece cosa de ciencia ficción y no podría arreglar un calentador ni en un millón de años. Mi padre sí, pero no presume de ello. ¿Porque tendría entonces yo que presumir por "saber" de libros?

Margaret dijo...

contesto con un poco de retraso, pero me parece un tema muy bueno.

Estoy totalmente de acuerdo y sobre todo con el último comentario. Yo recuerdo haber pasado de Enid Blyton a Agatha Christie,q ue me tuvo un par de años fascinada. iba aún al cole. Después pasé a Ken Follet, que me parecía el autor más estupendo que había. Aunque después de 3 o 4 novelas te dabas cuenta que siempre era lo mismo. Luego evolucioné hacia los clásicos y hacía lecturas "más elevadas" (estudié filología). Sin embargo, de vez en cuando me gustaba desconectar con literatura sin pretensiones, para entretener. Vamos, como hacer un sudoku. Por ejemplo, este verano me entró el mono de Agatha Christie, autora que hacía siglos que no leía. Era un libro que había leído, pero no recordaba. Me lo leí de un tirón y conseguí volver a sentir la emoción de adolescente por saber el desenlace y el asesino . desde luego que cumplió su función, aunque con uno ya tuve bastante.