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AL PAN, PAN
Trae pan -dijo ella. Y él vino.
Excálibur sigue oxidada en la roca esperando a que alguien se decida a sacarla, pero la gente pasa de largo...
Tengo el blog algo abandonado por causas de fuerza mayor (como decía un entrenador que tuve). Programa nuevo, horario absorbente, ausencia de vacaciones y viajes de ida y vuelta Madrid-Salamanca. Retomaré "La espada oxidada" en cuanto pueda, en cuanto me dejen esos microrrelatos televisivos que reciben el nombre de "Cebos", un "microgénero" que consiste en poner un anzuelo en la curiosidad del espectador para que se quede a ver todo el programa, una mezcla basada en la realidad y pasada por el tamiz de la ficción, con adornos orquestales y fuegos artificiales. En un próximo post pondré algún ejemplo de cebo. Mientras tanto, os dejo con otro tipo de micros, en este caso literarios, dos microrrelatos inéditos que Fernando Valls ha tenido el detalle de publicarme en su blog "La nave de los locos" y que podéis leer pinchando aquí.
Ha sido una temporada llena de emociones. En lo literario estoy escribiendo un nuevo libro de relatos breves, pero en lo que se refiere a los concursos sólo he enviado textos a los certámenes de microrrelatos. El de la SER era para mí todo un reto. El año pasado envié algunos y no llegaron a seleccionarme ninguno de ellos, así que este año decidí trabajarlos un poco más, por las mañanas, justo antes de comenzar a escribir el sumario del día, la entrevista de turno o el acting o el gag que tocase, escribía micros. Es curioso, mi primer trabajo en un medio fue escribir relatos para la radio, y sé que algún día regresaré al medio, un locutorio es mucho más mágico que un plató, sin duda. Esta temporada me puse el reto de llegar a la final, pero sinceramente, nunca pensé que fuese a ganar. Cuando hoy han dicho mi nombre me he emocionado. Detrás de esos pequeños textos hay bastante trabajo, aunque curiosamente el micro ganador lo escribí en veinte minutos (por cierto, qué importante es que elijan bien la música para que no te estropeen un texto). Cuando han dicho mi nombre estaba junto a Isabel González, y delante tenía a Felipe Antonio y José Delclaux, los cuatro finalistas que vivimos en Madrid. El resto de finalistas se encontraban en las emisoras provinciales. Desde aquí felicito a mis diez compeñeros de viaje, porque el hecho de quedar finalista en un concurso al que se han presentado nada menos que 21.000 relatos no es nada, nada fácil. Me acordaba de mi amigo Manuel Merenciano, que ha quedado tercero. Curiosamente tanto él como yo nos hemos quejado del sistema de votación del público y él ha sido el más votado por la gente, seguido de mí, con 148 votos a 146 (el jurado me lo dijo de forma aproximada). Al parecer, el del público contaba como el voto de una de las siete personas que decidían, es decir, era un voto de los siete posibles votos. También nos han chivado que la lucha en las deliberaciones fue bastante titática a la hora de decidir. Al parecer, la batalla se centró en los tres ralatos que han quedado primeros, es decir, el de Manuel Merenciano, el de Jorge Daniel Romero y el mío. Cuando estaban atascados en la discusión, al parecer Luis del Val tuvo que hacer unas lecturas en voz alta, y finalmente, Vicente Molina Foix expuso unos argumentos a favor de mi relato que finalmente marcaron la diferencia a la hora de tomar la decisión, algo que yo agradezco, claro. Cuando me contaban esto me acordé de en la película "Doce hombres sin piedad", en la que Jesús Puente va convenciendo al resto del jurado. Si Vicente ha sido mi Jesús Puente en ese jurado se lo agradezco. De todas formas ni que decir tiene que los concursos, una vez cribada la paja, son una lotería, porque lo que queda es bueno todo, por lo que al final la subjetividad es la que decide. Cuando han dicho mi nombre en directo me he emocionado, he pensado en muchas personas, y también me he acordado de los lectores de "La espada oxidada", a los que agradezco su apoyo y les dedico una parte importante de este premio. Iba a poner vuestros nicks, pero no quiero olvidarme de nadie. Ni de la chica que me envía música para alegrarme la mañana, ni de mi amigo el que se quedó fuera por los pelos, ni de la india del otro lado del océano, ni del amigo que me envió su lbro, ni de los anónimos que leen sin dejar rastro... Va por vosotros.
PS. Qué sensación tan rara la de ser "millonario", no he tenido 6.000 euros juntos en mi puñetera vida. Me han hecho una entrevista para El País. Se publica mañana en la sección de Radio, por si os interesa. La final la podéis escuchar en esta página de la Escuela de Escritores o en un enlace de la SER.
Para leer la entrevista pincha en el link de abajo: