
Hoy he tenido que ir a la SER a grabar una especie de autobiografía para la final de microrrelatos y me han venido a la cabeza mis comienzos en la radio, y la importancia que le dábamos a las voces (me encantaba poner voces a personajes de ficción, como en los dibujos animados, algún día volveré a la radio, sin duda). Cuenta mi amigo Tomás Hijo que se puso dicho seudónimo porque cuando llamaban a casa y preguntaban por él siempre decían: “¿Tomás padre o hijo?” Y respondían, “Tomás Padre”, o “Tomás Hijo”, así que se sustituyó el Sánchez por Hijo, que vende más libros. La voz, el acento, la entonación, y todo lo que acompaña a nuestras cuerdas vocales es de una gran herramienta para muchas cosas: para convencer, para dar pena, para imponerse, para vender etc., pero también genera muchos prejuicios. Cuando trabajé en Radio 5 (la cadena esa que da noticias todo el día), Radio Nacional imponía (impone) que nadie tuviese acento. Con eso consiguieron que un compañero de Morón de la Frontera acabase casi loco intentado “hablar fino”, como dicen los andaluces (como si a un zurdo le haces escribir con la derecha). Se iba a casa todos los días llorando, era incapaz de hablar sin sesear. No lo entiendo. Hay ocho millones de andaluces que hablan así. ¿Por qué se tienen que quitar el acento en los Telediarios? El caso más espectacular que he visto es el del meteorólogo canario Paco Montesdeoca. Habla con un acento cerrado, pero en cuanto se enciende el pilotito rojo habla como si fuera de Valladolizzzz. Durante otra etapa, esta vez en informativos de Antena 3, se hizo mítico el doblaje que hizo de Boris Yeltsin mi compañero Paco, recién llegado de Málaga. No tenían a nadie a mano y lo pillaron por banda para traducir al mandatario ruso, y claro, el cachondeo fue general durante semanas al escuchar en el Telediario a Yeltsin hablando de esta guisa:
“Er ehérsito shesheno sá rendío a lash tropa rusha. Yo, como prezidente de la confederashió ruza doy la guerra por terminá”.
De todas formas hay risas inevitables, porque, ¿os imagináis a Rambo doblado al italiano o a Woody Allen al ruso?
Peor fue lo del profe tartaja ante el que intentábamos mantenernos serios cuando nos echaba la bronca, o la voz de pito de la secretaria de una famosa, que habla a lo Gracita Morales a la que le dijimos que se dejase ya de broma, pero es que ella “habla así”, en plan, “señoritoooo”.
Hubo una época a la que los compañeros de la radio nos presentábamos a cásting de voz que veíamos en anuncios. Leíamos un texto y nos podían contratar para hacer cuñas en la radio o cosas por el estilo. En cierta ocasión, una empresa me llamó tras una prueba en la que leí unas frasecitas inocuas. Había visto el anuncio en una escuela de doblaje. “Te hemos escogido para el trabajo”. No sabía de qué se trataba, pero fui pizpireta a la cita. La empresa estaba ubicada en un piso vacío en Puente Vallecas. Me abre la puerta un tío inmenso y barbudo, tipo oso y me dice: “Adelante”. Al meterme en la habitación hay un equipo informático. Me da un texto y me dice: Tienes que leerlos en tres tonos, tono camionero-macarra, tono aniñado y tono neutro. ¡Joder! ¿Cómo paso del camionero al aniñado? Cuando leí el texto lo entendí todo. Decía algo así como:
“En esta línea estamos los tíos más machos y cachondos. ¿Quieres una cita con tíos con la tranca enorme como un piano? No sabes qué morcilla tengo, llama al…”El caso es que estuve dos años grabando esos textos. Pagaban bien por un cuarto de hora y al fin y al cabo sólo anunciaba tarifas de una línea de contactos. Me pregunto si seguirá mi voz por esos mundos de dios erótico-telefónicos. Tengo otra amiga que dio un paso más allá y trabajó para una línea erótica en contacto con el cliente. La verdad es que tiene una voz preciosa y hace maravillas con ella. Durante la semana trabajaba en una redacción y los fines de semana ponía cachondos a sadomasoquistas solitarios. Me pregunto qué pensaría Carlos Herrera si llega a llamar y hubiera reconocido la voz de la compañera con la que dio las noticias una temporada (hace años). Me contaba que había desde amas de casa hasta empleadas de banco haciendo punto, como en la peli “Boca a boca”. Manejar la voz es todo un arte, puedes manipular, enfadar o engatusar, porque, como decía un famoso publicista, no jode que te llamen “hijoputa”, lo que jode es el tonillo.