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Uno de los días que más me he emocionado ante el televisor no ha sido viendo el desmayo de Consuelo Alcalá en Dolce Vita, sino en el 92 cuando ganó Fermín Cacho el 1.500. Por aquella época pensaba que algún día podría ir a las Olimpíadas (inocente), y entrenaba con Honorato Hernández, un atleta salmantino feo como un testículo y flaco como una raspa. Era del pueblo de mi madre, y cuando de niño corría por los eriales, los enjutos lugareños pensaban que estaba loco: "Dónde vas corriendo? ¿Es que tienes prisa?". Por entonces no sobraban las calorías en la dieta, pero él respondía que corría sólo por correr, y pensaban que le había dado una insolación. Ese chaval un día se fue a la ciudad y se convirtió "Recordman" de España de maratón durante años, además de participar en varios Juegos Olímpicos. Se convirtió en el héroe de ese castigado pueblo de 300 habitantes, aunque lo criticaron duramente cuando se retiró en plena carrera. Esta semana he visto mis viejas zapatillas de clavos en el fondo de un cajón (donde llevan 10 años) y me dio por ir a ponerme a prueba a una pista de atletismo en pleno dentro de Madrid. Decidí echar un pulso a mi vieja especialidad de los 1.000 metros y el tiempo fue bastante penoso. Fue como un resultado que me decía: "A ver si te pones en forma, chaval. ¿Qué pensabas, que ibas a correr como hacer 10 años sin mover un dedo, pardillo?". Pues eso, que aparte de ir a jugar al pádel con Carlitos Terroba tendré que volver a costumbres menos burguesas, como correr, el deporte menos burgués del mundo. Todo el mundo puede correr. En 1960, el etípope Abebe Bikila ganó la maratón sin zapatillas, no tenía dinero para comprárselas. Pero ganó. Y de qué manera. Emocionando. Cuando corro me vienen a la cabeza cientos de imágenes que me ayudan a borrar la monotonía de la pista o la carretera. Me pregunto qué pensaría el bueno de Abebe, rodeado de todos esos blancos con zapatillas de marca pero con un corazón que bombeaba menos sangre que el suyo. Deberían correr todos en pelotas, como los viejos griegos, sin ventajas. Correr no es tan sencillo.