La frase final es colosal, dota de sin sentido a toda la historia, y se cuela por los recovecos más absurdos y surrealistas de la condición humana. La estructura, la idea, el juego de espejos, todo me parece un acierto. Esta pieza la veremos en papel, seguro. Genial.
Grises, ese hombre podría haber encontrado la felicidad en una escala de grises: ni blanco, ni negro. Ni mucho ni poco, cosas de término medio, de grises.
Un texto que proviene de lo más oculto y escondido del diálogo interior que puede hacerse cualquier hombre en cualquier momento. E incluso sin mucha distancia en el tiempo.
Es como un ovillo que tiene un solo final, un camino que se bifurca y al final converge en el mismo punto. La soledad proveniente de no saber ver que lo mejor es lo que nos pasa y nos pasa porque lo escogemos. Si señor. Dos micros en uno con un final común. Bravo.
Un mismo final para dos historias antagónicas, lo que nos lleva a pensar que nunca, nunca estaremos totalmente satisfechos y querremos lo que no tenemos. Yo quiero tu saber hacer, por ejemplo.
Manu, perfecta forma de mostrar varias cosas: la primera que el ser humano no aprende y que siempre anhela lo que no tiene para que, cuando lo tiene, desear otra cosa (qué manera de abrir universos paralelos con los qué hubiera pasado si...). La segunda es tu última frase que, creo, resume a la perfección la existencia humana. Todos estamos solos. Eso sí, yo prefiero la soledad acompañado.
Grande, el juego de espejos. Me recordó otro cuento tuyo, incluido en "Zoom", cuyo nombre no recuerdo pero que tenía una estructura similar. Lo mejor: que la misma frase final sirva para los dos textos "antónimos". Ya ehcaba yo de menos estos experimentos tuyos, Manu. Abrazo.
Hay que apostar por la experimentación dentro del género, creo que por ahí pasa el futuro del microrrelato, por seguir encontrando su sitio, por ir adaptándolo para entrar dentro de la exigencia del mercado.
Tiene mucha carga de profundidad este micro, va más allá de lo contado en ambas realidades. Y estoy de acuerdo con Xesc, que la frase final sirva para las dos historias es definitivo.
Y porque no tenías más espacios porque hay más muchos más universos que surgen con cada decisión que se toma, infinitas posibilidades....
Desnuda que las argumentaciones tienen una profunda calidad volitiva... se puede llegar al mismo resultado por distintos caminos, puesto que nosotros (cualquiera puesto a interpretarse) somos el camino.
Absolutamente genial (le robo el comienzo a Xesc, je).
Es que yo creo que, hagamos lo que hagamos, lo que está escrito es la conclusión de nuestra vida, ese es nuestro destino. Eso nos da cierta libertad, si llegamos al mismo sitio ¿por qué no elegir el camino? No sé si es una visión demasiado positiva. Abrazos
Si me permites una variación... en el relato de la derecha, en el del "no casado", imagino una efecto más potente cortando con un Mario en lugar de con una María.
Una desición nos lleva a lo largo de la vida por derroteros, ¿ciertos, inciertos?, lo que si es verdad es que la soledad suele acompañarnos. Me ha gustado mucho, pero eso no es ninguna novedad, ¡artistazo! Besicos muchos.
Muy bueno. Aunque tomando diferentes caminos lleguemos al mismo final, son importantes nuestras elecciones, porque todo lo que hacemos para intentar encontrarle sentido a la vida es lo que la conforma.
Por nuestra propia naturaleza somos inconformistas Manu. La única forma de no encontrar siempre la frase final sería tal vez dentro de la conducta más asertiva, y desde luego tengo mis dudas. Depende de tantas cosas...estado de ánimo, situación y desde luego de la colaboración de Maria. La lo dice el decimotercer mandamiento: "no desearás a la mujer de tu vecino", y el decimocuarto: "desde que las protuverancias a tu vecino veas crecer...echate a correr". Muy bien llevado tu relato. Saludos.
Cuando tienes A, quieres B, y viceversa. No sé si esto era la ley conmutativa o la disociativa, en este caso lo mejor hubiera sido que los de bloguer habilitaran los post a dos columnas para las disertaciones de este estilo ;).
Bueno, ya todo está dicho. Me encantó la dualidad de la historia y sin duda para muchas personas es así. Algunos ven lo ideal en casarse y otros en saltar y saltar.
De todas maneras como bien demuestra tu texto, al final todos buscamos algo de compañía.
Me ha gustado muchísimo. Yo creo que siempre vivimos la vida antónima y siempre deseamos el camino que no llegamos a escoger. La última frase, común a los dos micros, es muy buena y resume la esencia del ser humano: pura complicación y soledad. Una abrazo.
Lo bueno de este relato antónimo es el equilibrio. Las dos posibilidades pesan, más o menos, igual en la balanza, y muestran lo que suele ocurrir: cuando tenemos algo, ansiamos lo contrario. El deseo es la verdadera gran putada, pero sin él, no hay vida. Así que siempre estamos deseando y preguntándonos qué habría sido si...
La frase final es colosal, dota de sin sentido a toda la historia, y se cuela por los recovecos más absurdos y surrealistas de la condición humana. La estructura, la idea, el juego de espejos, todo me parece un acierto. Esta pieza la veremos en papel, seguro. Genial.
ResponderEliminarAbrazos.
Grises, ese hombre podría haber encontrado la felicidad en una escala de grises: ni blanco, ni negro. Ni mucho ni poco, cosas de término medio, de grises.
ResponderEliminarMe gustó.
Un abrazo
Siempre se quiere lo que no se tiene... Una texto magnifico. Me gusta este doble juego con un mismo final. Enhorabuena Manuespada.
ResponderEliminarBesos desde el aire
Absolutamente genial.
ResponderEliminarUn texto que proviene de lo más oculto y escondido del diálogo interior que puede hacerse cualquier hombre en cualquier momento. E incluso sin mucha distancia en el tiempo.
Es como un ovillo que tiene un solo final, un camino que se bifurca y al final converge en el mismo punto. La soledad proveniente de no saber ver que lo mejor es lo que nos pasa y nos pasa porque lo escogemos. Si señor.
Dos micros en uno con un final común. Bravo.
Entusiasmado me voy.
Abrazos
Un mismo final para dos historias antagónicas, lo que nos lleva a pensar que nunca, nunca estaremos totalmente satisfechos y querremos lo que no tenemos. Yo quiero tu saber hacer, por ejemplo.
ResponderEliminarUn saludo indio
Mitakuye oyasin
Manu, perfecta forma de mostrar varias cosas: la primera que el ser humano no aprende y que siempre anhela lo que no tiene para que, cuando lo tiene, desear otra cosa (qué manera de abrir universos paralelos con los qué hubiera pasado si...). La segunda es tu última frase que, creo, resume a la perfección la existencia humana. Todos estamos solos. Eso sí, yo prefiero la soledad acompañado.
ResponderEliminarSaludototes
La sensación de soledad proviene del miedo a la soledad. Si no se sabe estar solo, no habrá nunca suficiente compañía.
ResponderEliminarMuy bueno, Manu.
Grande, el juego de espejos. Me recordó otro cuento tuyo, incluido en "Zoom", cuyo nombre no recuerdo pero que tenía una estructura similar. Lo mejor: que la misma frase final sirva para los dos textos "antónimos". Ya ehcaba yo de menos estos experimentos tuyos, Manu. Abrazo.
ResponderEliminarSi es que al final todos nos sentimos solos, los casados y los solteros...
ResponderEliminarMuy bueno, maestro
Besicos
Otra obra de museo.
ResponderEliminarHay que apostar por la experimentación dentro del género, creo que por ahí pasa el futuro del microrrelato, por seguir encontrando su sitio, por ir adaptándolo para entrar dentro de la exigencia del mercado.
Tiene mucha carga de profundidad este micro, va más allá de lo contado en ambas realidades. Y estoy de acuerdo con Xesc, que la frase final sirva para las dos historias es definitivo.
ResponderEliminarY porque no tenías más espacios porque hay más muchos más universos que surgen con cada decisión que se toma, infinitas posibilidades....
Abrazo
Desnuda que las argumentaciones tienen una profunda calidad volitiva... se puede llegar al mismo resultado por distintos caminos, puesto que nosotros (cualquiera puesto a interpretarse) somos el camino.
ResponderEliminarAbsolutamente genial (le robo el comienzo a Xesc, je).
Un fuerte abrazo desde el sur.
Llego y me encuentro el trabajo ya hecho. ¿Qué decir después de lo ya comentado?
ResponderEliminarEsta pieza explica el género por sí sola, Don Manu.
Tal como apunta Rosana, podrían abrirse más historias "antonimas" para el mismo final y ese es el regalo oculto para el lector.
Sé que me repito, pero ahora mismo me levantaría de mi silla y me pondría a aplaudir.
Un abarzo,
Es que yo creo que, hagamos lo que hagamos, lo que está escrito es la conclusión de nuestra vida, ese es nuestro destino.
ResponderEliminarEso nos da cierta libertad, si llegamos al mismo sitio ¿por qué no elegir el camino?
No sé si es una visión demasiado positiva.
Abrazos
Muy bueno, excelente, original a más no poder. Me ha encantado.
ResponderEliminarGrande Manu.
ResponderEliminarSi me permites una variación... en el relato de la derecha, en el del "no casado", imagino una efecto más potente cortando con un Mario en lugar de con una María.
Un saludo.
Una desición nos lleva a lo largo de la vida por derroteros, ¿ciertos, inciertos?, lo que si es verdad es que la soledad suele acompañarnos. Me ha gustado mucho, pero eso no es ninguna novedad, ¡artistazo!
ResponderEliminarBesicos muchos.
Muy bueno. Aunque tomando diferentes caminos lleguemos al mismo final, son importantes nuestras elecciones, porque todo lo que hacemos para intentar encontrarle sentido a la vida es lo que la conforma.
ResponderEliminarSiempre da gusto leerte.
Un abrazo.
Por nuestra propia naturaleza somos inconformistas Manu. La única forma de no encontrar siempre la frase final sería tal vez dentro de la conducta más asertiva, y desde luego tengo mis dudas.
ResponderEliminarDepende de tantas cosas...estado de ánimo, situación y desde luego de la colaboración de Maria.
La lo dice el decimotercer mandamiento: "no desearás a la mujer de tu vecino", y el decimocuarto: "desde que las protuverancias a tu vecino veas crecer...echate a correr".
Muy bien llevado tu relato.
Saludos.
Fantásticas esas dos caras de la moneda que convergen en un mismo final. Genial.
ResponderEliminarLa felicidad, vista siempre en lo que no tenemos, y la soledad, que se cierne igual que el tiempo, te atrapa siempre.
ResponderEliminarGracias por el relato. Un abrazo
Cuando tienes A, quieres B, y viceversa. No sé si esto era la ley conmutativa o la disociativa, en este caso lo mejor hubiera sido que los de bloguer habilitaran los post a dos columnas para las disertaciones de este estilo ;).
ResponderEliminarMe gusta, un abrazo.
Bueno, ya todo está dicho. Me encantó la dualidad de la historia y sin duda para muchas personas es así. Algunos ven lo ideal en casarse y otros en saltar y saltar.
ResponderEliminarDe todas maneras como bien demuestra tu texto, al final todos buscamos algo de compañía.
Eesa frase final que remata las dos opciones es genial, ya te lo han dicho, pero lo repito.
ResponderEliminarBesitos
Me ha gustado muchísimo. Yo creo que siempre vivimos la vida antónima y siempre deseamos el camino que no llegamos a escoger. La última frase, común a los dos micros, es muy buena y resume la esencia del ser humano: pura complicación y soledad. Una abrazo.
ResponderEliminarLo bueno de este relato antónimo es el equilibrio. Las dos posibilidades pesan, más o menos, igual en la balanza, y muestran lo que suele ocurrir: cuando tenemos algo, ansiamos lo contrario. El deseo es la verdadera gran putada, pero sin él, no hay vida. Así que siempre estamos deseando y preguntándonos qué habría sido si...
ResponderEliminarAbrazos siameses.
Genial Manu, como la vida misma, pero bien contado. Se me ocurre que esto de las "historias antónimas" del género humano puede dar mucho juego.
ResponderEliminarRicardo