Hoy he subido al coche a una autoestopista de aspecto deplorable que estaba envuelta en una sábana sucia y raída. Tenía un ramo de violetas y vendía cada una a un euro. “Necesito ropa nueva”, me ha dicho con un hilo de voz, y se las he comprado todas. Juraría que ayer vi una corona de flores moradas en la misma curva de la carretera en la que se bajó la chica.
A ver si va a resultar que esta chica de la curva no estaba muerta del todo. O tal vez es una choriza roba flores de chicas de la curva. Interesante profesión, casi tanto como la de lector anónimo de escritores anónimos.
ResponderEliminarUn abrazo Manu
Uy, ella ha podido cambiar la corona por violetas. Bonita forma de perdurar.
ResponderEliminarLa mía era de las que daban un ramito de romero en la pueta de la catedral de Granada.
Besos Manu.
Buen texto, Manu. Complicado de condensar, pero hecho a la perfección.
ResponderEliminarUn saludo.
Solo necesitaba un sudario nuevo...
ResponderEliminarBesos
BB
Hay que ser muy valiente para expresar en tan pocas letras algo así.
ResponderEliminarUn beso
La vieja chica de la curva, con la que nos asustaban de pequeños, que ahora tiene que sacarse un sobresueldo, unos eurillos. Cosas, a lo mejor, de la crisis
ResponderEliminarMenuda curva...
ResponderEliminarOstras pedrín, me meto en la cama y ya estoy atemorizada...:S
ResponderEliminarBesicos
Para dejarme pensando...
ResponderEliminarTiene su punto mantener las leyendas cambiando sólo lo imprescindible.
ResponderEliminarJEJEJEJE, original y gracioso.
ResponderEliminarlo siento, no acabo de pillarlo.
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