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10/21/2008

LA VOZ

"No te cases con él, es un monstruo", susurró su voz desde lo más profundo de mi pecho. Mi novio, alarmado, miró al cura de soslayo con un temblor incontrolable en el párpado derecho, un tic revelador. A partir de ese instante, el tono de la mujer cambió a peor. Unos chillidos histéricos comenzaron a salir entre las ranuras de mis costillas. Primero gritos irreconocibles, luego violentas convulsiones y más tarde bruscos movimientos de extremidades. Los pálpitos abollaban mi pecho hacia arriba, como si la señora quisiera abandonar su morada carnal rompiendo su casa torácica a través de un esternón derruido, huesos como tejas rotas. Un vómito oscuro manchó los barrocos ropajes del sacristán, un crío asustado con una enorme cruz en la mano. Mi futuro marido acarició el dedo en el que llevaba la alianza de mi madre y me cogió fuerte de la mano, como si intentara evitar que saliera huyendo de allí. El cura aseguró los correajes de mis muñecas, me obligó a tumbarme y me roció con agua bendita de forma compulsiva. "Sal de ahí, abandona el cuerpo de tu hija, demonio". Y caí rendida sobre la cama, como si me hubieran quitado una tonelada de encima.

13 comentarios:

  1. Anónimo3:19 p. m.

    jooooooo. Se liberó al fin.

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  2. Si es que algunas veces los demonios tienen más razón que un santo

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  3. Yo es que mira que me gustan las historias de terror, pero es ver una escena de El exorcista y se me ponen los pelos como escarpias.
    Lo importante es que al final se quitó un peso de encima.

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  4. ¡Es que un demonio debe pesar lo suyo!, jajajajaja, como eres joio!!!!

    Me ha encantao.

    Besicos

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  5. No se si será pero el remedio (casarse) que tener un demonio metido en el cuerpo.

    Un saludo

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  6. Uf... no quiero ni pensarlo... mi madre dentro...

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  7. Jajajajajajá!!!

    Algunos exorcismos llegan tarde! Cuando ya se dijo la endemoniada verdad!

    Esa loca cabeza tuya, Manu!

    Besote enorme guapo!

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  8. A mi cuando te pones a contarme cositas, es como si me las susurraras al oído, en serio...

    Genial

    Besicos

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  9. Pues a mi más que un susurro, me parece un Alien en pleno destrozo torácico...

    Qué tal Alien, la madre pasajera...

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  10. Ufff, vaya demonio.
    Saludos y salud

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  11. Aunque abusar de ellos tiene su peligro, me gustan este tipo de relatos en los que parece que se empieza contando una cosa y al final descubres que se trataba de otra.
    Hay que ver, por cierto, lo entrometidas que pueden llegar a ser ciertas madres.
    Muy chulo el cuento.

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  12. Ya lo ha dicho alguien por ahí; ¡menudo Alien! Joder.

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  13. Y era mejor el remedio o la enfermedad...??

    Lindo blog...

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