El hombrecillo que repartía folletos habitualmente entre los transeúntes de mi calle tenía una extraña sonrisa. Por una vez, y tan sólo con el fin de saciar mi curiosidad ante el risueño gesto de aquel desgraciado, decidí coger el papel con un gesto de desdén. Se trataba de mi esquela. No podía creer que yo estuviera muerto, hacía una hora me estaba duchando, como cada mañana, para posteriormente proceder a un copioso desayuno. La gente leía la esquela y se quedaban petrificados cuando me reconocían en la foto. Cuando me acerqué al tío de los folletos para pedir explicaciones me rajó con una navaja sin mediar palabra y continuó con su mierda de trabajo.
Excálibur sigue oxidada en la roca esperando a que alguien se decida a sacarla, pero la gente pasa de largo...
Menú
▼
5/08/2008
LA ESQUELA
El hombrecillo que repartía folletos habitualmente entre los transeúntes de mi calle tenía una extraña sonrisa. Por una vez, y tan sólo con el fin de saciar mi curiosidad ante el risueño gesto de aquel desgraciado, decidí coger el papel con un gesto de desdén. Se trataba de mi esquela. No podía creer que yo estuviera muerto, hacía una hora me estaba duchando, como cada mañana, para posteriormente proceder a un copioso desayuno. La gente leía la esquela y se quedaban petrificados cuando me reconocían en la foto. Cuando me acerqué al tío de los folletos para pedir explicaciones me rajó con una navaja sin mediar palabra y continuó con su mierda de trabajo.
es muy bueno. Me gusta tu blog.
ResponderEliminarun beso.
pd. gracias por la visita.
Anticipó su muerte...
ResponderEliminarUn beso, Manu!
:)
Eso pasa por pedir explicaciones. Besos
ResponderEliminarEso pasa por pedir explicaciones. Besos
ResponderEliminar¿"andeandará" Paesa?. A ver si Iker Jiménez logra descubrirlo.
ResponderEliminarAlberto, ya lo descubrieron los de Interviú.Vive en Francia con otro nombre.
ResponderEliminarMuy bueno el relato, Manu. Breve y redondo, como me gustan a mí y como creo (a mi modesto entender) que deben ser. Y no está en tu libro, que ya lo he mirado...
ResponderEliminar;-)
Beso, Manu,
Lula.
:O
ResponderEliminarY no lo leyó en el horóscopo????
Besicos
Aisssssssss que daño coño!!! Quien le mandaria a él preguntar... la curiosidad... pum"" le mató!
ResponderEliminarea
Muám
Me encantan estos relatos. cortitos pero que te dejan paradito y pensando, ¡si señó, ma gustao un montonaso!
ResponderEliminarBesicos.
Menudo pájaro el tal Paesa. Una biografía de ese hombre sería seguor un best-seller.
ResponderEliminarPor cierto otro pájaro de cuentas es el tío que te dio la esquela. Desonfía de los que dan esquelas porque puedan estar repartiendo la tuya. A las pruebas me remito.
Nos vemos
Bonito relato dentro de su concesión. Con sorpresa final, que es como dicen los expertos que han de ser los cuentos.
ResponderEliminarUn saludo
Un cuento muy logrado, con ese punto de desconcierto que te deja una sonrisa, primero, y cara de tonto, después, al acabarlo.
ResponderEliminarMe ha gustado, sí señor.
Por cierto, veo que La Parca ha cambiado la capucha y la guadaña por un contrato parcial, que seguramente no le reportará ni siquiera la condición de mileurista. Cómo esta la vida. O la muerte.
Saludos.
Brutal.
ResponderEliminarPorque puede ocurrir. Porque no le sobra ni le falta nada. Porque habla de esa muerte que nadie quiere traer a colación: la propia.
Porque tiene una atmósfera tan cotidiana que...
Joer, con el micro.
Lo bueno si breve, dos veces buenos.
ResponderEliminarMe ha encantado.
Saludos
LA VIDA ESTE LLENA DE EXTRAÑOS MOMENTOS....
ResponderEliminarMENUDO BLOG, PRECIOSO
UN ABRAZO
No le queda mucho
ResponderEliminarun abrazo siempre
P