Lo que me gusta ese libro. Lo encontré casi por casualidad en una librería de Sevilla. Me lo comencé a ojear por la calle y ya no pude parar. Me impresionó tanto, que le escribí a Iwasaki, agradeciendole su escritura y él me contestó desde París. Gran tipo. Un abrazo.
Jejejejeje, genial, Manu. Y es que es verdad que a veces las cosas que nos parecen más inverosímiles, se dan la vuelta y se vuelven realidad, como le pasó al pobre difunto. El título, como anillo al dedo al texto. Abrazos.
Hay madres capaces de hacer cualquier cosa con tal de no dejar que sus hijos se independicen...
ResponderEliminarMe gusta el micro.
Un abrazo.
Andamos tan liados con todo que llegamos tarde a nuestro velatorio. No me parece mala despedida.
ResponderEliminarGracias por el relato y el libro.
Un abrazo
Qué bueno!!! Me encanta eso de que se echen los dos a llorar.
ResponderEliminarUna vez más gracias!
Abrazos
Impresionante este micro de Fernando, buenísimo.
ResponderEliminarEstá muy bien toda esta recopilación, pero echo de menos alguno tuyo Manuel...
Un saludo indio
Mitakuye oyasin
No se alegraron del reencuentro... Buen micro Manuespada.
ResponderEliminarBesos desde el aire
Siempre que lo leo, pienso que es una final feliz terrible.
ResponderEliminarGracias, Manu.
Abrazos.
Lo había leído, es estremecedor. Y, sin duda, toca la fibra.Me pondría a llorar con ellos.
ResponderEliminarHe leído el micro de Iwasaki, recuerdo que este sobresalió entre los que estaba leyendo. estupenda elección Manu.
ResponderEliminarUn abrazo.
Lo que me gusta ese libro. Lo encontré casi por casualidad en una librería de Sevilla. Me lo comencé a ojear por la calle y ya no pude parar. Me impresionó tanto, que le escribí a Iwasaki, agradeciendole su escritura y él me contestó desde París. Gran tipo. Un abrazo.
ResponderEliminar¡Genial el señor Iwasaki!
ResponderEliminarCreo que todos estaremos de acuerdo en que todo el libro es fantástico.
Un abrazo.
Manu, no hay nada como que te descubra tu madre algo de este tamaño, lo que no nos enseñen ellas...
ResponderEliminarTiene buena pinta este libro.
Abrazos.
A mí, personalmente, es el "mi niño" el que hace que me enternezca y llegue rendido, desarmado, al final.
ResponderEliminar¡Enhorabuena!
Jejejejeje, genial, Manu. Y es que es verdad que a veces las cosas que nos parecen más inverosímiles, se dan la vuelta y se vuelven realidad, como le pasó al pobre difunto. El título, como anillo al dedo al texto. Abrazos.
ResponderEliminarTremendo. Qué hermoso y triste. Saberte muerto en brazos de tu madre muerta, y sin consuelo. Jo.
ResponderEliminarMe lo apunto.
Abrazos.
Muy bueno, dan ganas de ponerse a llorar con ellos.
ResponderEliminarBesitos